Desde Roma
Que las reflexiones del via crucis del Viernes Santo fueran escritas por una mujer y dedicadas a la mujer, ha llamado la atención de mucha gente, y no necesariamente católica. Y algunos se preguntaban al mismo tiempo si es que el Vaticano está cambiando realmente su actitud hacia la mujer o se trata sólo de un hecho aislado.
A ésta y otras preguntas respondió en una entrevista con PáginaI12 Lucetta Sacaraffia (foto), ex directora del suplemento “Donna, chiesa, mondo” del diario vaticano L’Osservatore Romano. Intelectual y periodista católica que se reconoce feminista, Scaraffia fue la fundadora hace siete años, junto a otras mujeres intelectuales, de este suplemento al que editaban gratis. Las notas se pagaban pero no la edición del suplemento que llevaba su tiempo y esfuerzo. Ellas funcionaban como un comité de redacción. Y durante siete años trabajaron con total autonomía, incluso el papa Francisco comentó positivamente algunos de sus artículos. Pero al cambiar el director de L’Osservatore Romano en marzo, las cosas cambiaron también para ellas que al parecer no se sintieron más reconocidas y entonces decidieron renunciar en grupo. Pero antes le escribieron una carta abierta al Papa explicándole la situación. Pocos días antes de la renuncia, el suplemento había publicado una nota que causó impresión en la que se denunciaban los abusos sexuales de monjas por parte de sacerdotes y otros miembros de la Iglesia. El tema se conocía pero era la primera vez que un órgano de prensa vaticano lo publicaba. El papa Francisco les mandó un mensaje a la redacción diciendo que el tema se conocía y que se tomarían medidas.
–El hecho de que el papa Francisco haya pedido a Suor Eugenia Bonetti las reflexiones del Via Crucis, ¿quiere decir según usted que el Vaticano ha comenzado a ocuparse seriamente de la mujer en el mundo y en la Iglesia?
- Indudablemente sí y sobre todo me parece más interesante el hecho de que se empiece ocupar de mujeres que han sufrido o están sufriendo violencias. Este es un mensaje muy importante y también en relación con lo que está sucediendo en Italia respecto a las migraciones. Porque muchas de las mujeres sometidas a la prostitución son migrantes africanas.
–En los artículos del suplemento que usted dirigía se ha hablado de la monjas usadas como empleadas domésticas sin derechos, por parte de cardenales y otros prelados del Vaticano, y también de las monjas abusadas por sacerdotes. ¿Esta es una realidad que sigue existiendo en la Iglesia? ¿El Vaticano ha hecho algo para intentar cambiar esta situación?
–Esta situación sigue existiendo. Hasta ahora el Vaticano no ha hecho nada por cambiarla, nada. Yo espero que el interés del papa Francisco por las mujeres abusadas se amplíe, para defender también a las religiosas que sufren abusos. El Vaticano recibe decenas de denuncias y hasta ahora nunca pasó nada.
–¿Cual es el principal problema de las mujeres hoy en la Iglesia?
–Que las mujeres no existen dentro de la Iglesia, no son escuchadas. Ni las mujeres que denuncian los abusos son escuchadas. Las denuncias quedan ahí, como si no existieran. Las religiosas trabajan muchísimo para el Vaticano, para la Iglesia en general, pero lo que ellas piensan no cuenta.
–¿Cuáles son las medidas a favor de la mujer que debería tomar el Vaticano?
–No debería cambiar nada a nivel institucional. Bastaría hacer participar a las mujeres, a las religiosas, a las asociaciones de religiosas, en todas las reuniones en las que se afrontan los problemas de la Iglesia.
–¿Francisco le ha dado más lugar a las mujeres dentro del Vaticano, o esto empezó antes?
–Un poco empezó antes, pero siempre se ha tratado de poquísimas mujeres y siempre de mujeres obedientes, no de mujeres con personalidad y con ideas propias.