Juana, una nena de 8 años, se pregunta con curiosidad cuál fue la participación de las mujeres en la Revolución de Mayo. A través del mundo de los títeres, ella recorre y descubre junto a su abuela la heroica participación de muchas mujeres en aquella época y deciden resignificar la historia. Así comienza la obra Chocolate por la noticia –las mujeres también cuentan–, dirigida por Mariano Cossa, y protagonizada por las actrices y titiriteras Sandra Antman, Ema Fernández Peyla y Mariel Lewitan.
“Es una obra atípica en el género porque por lo general el teatro para chicos suele ser más ligero. Y esta obra tiene canciones y mucho humor físico y verbal”, sintetiza el director. La obra puede verse los sábados y domingos a las 17 en el Centro Cultural de la Cooperación, Corrientes 1543.
En un contexto de visibilización del rol femenino y de reivindicaciones de género, la obra rescata a aquellas mujeres que aparecen representadas muy marginalmente en las crónicas sobre la Revolución del 25 de Mayo.
“Surgió la idea de hablar de este tema a partir de un libro de Felipe Pigna que se llama Mujeres tenían que ser, en donde se cuentan historias de mujeres durante la conquista europea. Me parece que la historia siempre es un buen lugar para indagar y resignificar cosas actuales”, explica Cossa.
La obra, definida como “pedagógica musical”, está destinada para chicos en edad escolar, y combina recursos de actuación, títeres y teatro de sombras. “Lo ideal sería que los espectadores salgan de la obra y que los chicos puedan preguntarle al adulto algo que le haya llamado la atención, o que no le haya quedado del todo claro”.
Es una propuesta que cuestiona a la representación tradicional que se hace en los actos escolares que pone de protagonistas a los hombres como supuestos “hacedores de la historia”. Y lo hace a partir de un viaje contante entre pasado y presente que tiene como eje la relación entre la abuela-actriz y la nieta-títere.
En Chocolate por la noticia, se recuperan historias como las de Remedios de Escalada, la de Catalina Echeverría, la autora material de la bandera de Belgrano; la de Martina Céspedes; Pascuala Meneses, que se disfrazó de soldado para cruzar los Andes con las tropas de San Martín; y también la de Juana Azurduy, quien luchó por la emancipación a la par de Belgrano y Güemes. “A lo largo de la historia, ha habido de algunos personajes una especie de reivindicación, como en el caso de Juana Azurduy, pero siempre centrado en las mujeres que se consideran que fueron “importantes”. Y la realidad es que todos fuimos y somos importantes. Por eso elegimos contar estos relatos que no significaron grandes giros en la historia. Eso es lo reivindicativo. Lo interesante es escuchar esas voces que no fueron escuchadas”.
En un plano más general, el tema que sobrevuela toda la obra es el de la memoria. Es la memoriosa de su abuela quien le hace revivir a su nieta aquellas historias poco conocidas –o intencionalmente olvidadas– de mujeres que, pese a las limitaciones que la sociedad les imponía, llevaron a cabo acciones heroicas y valientes en defensa de sus ideas.
Entrevista: Josefina Frega.