El “círculo rojo” alentó la conformación de una alianza opositora unificada (Macri más Massa) en 2015. El fracaso de esa estrategia culminó en el apoyo de la candidatura de Mauricio Macri. Por caso, el respaldo de la Asociación de Empresarios Argentinos (AEA) a la Alianza Cambiemos fue bastante explícito. A su vez, el tridente Clarín-Techint-Arcor impuso a Adrián Kaufmann (gerente de Relaciones Institucionales de Arcor) como presidente de la UIA. La designación de un “peso pesado” del establishment fue un gesto amigable con el gobierno entrante. La cúpula empresaria también aplaudió la “revolución de la alegría” en los primeros Coloquios organizados por el Instituto para el Desarrollo Empresarial Argentina (IDEA). Pasaron cosas y nada es como entonces.
El bloque de poder está resquebrajado. Las quejas empresarias se multiplican en reuniones, documentos y declaraciones. La continuidad de Mauricio Macri ya no es la opción preferida por los grandes empresarios nacionales. La base de apoyo gubernamental quedó reducida a las finanzas y el capital extranjero no industrial. El consultor Miguel Broda blanqueó esa realidad afirmando que “la clase empresarial está muy entusiasmada con Lavagna. Yo lo prefiero a Macri, pero mis clientes no. Hubo una decepción muy grande con este gobierno”.
La reciente disertación del economista en la Fundación Mediterránea, invitado por Arcor fue una señal que no pasó desapercibida en el mundillo político. Un sector del empresariado considera que Lavagna, ante el deterioro económico, tiene chances de llegar a un balotaje contra Cristina Kirchner.
¿Qué diferencia al ex ministro de Economía del kirchnerismo? La clave de los desacuerdos puede rastrearse en una nota publicada en La Nación el 27 de marzo de 2005. “El debate por los aumentos de salarios entre el ministro de Economía, Roberto Lavagna, y sectores de la conducción de la CGT provocó ayer nuevas repercusiones: mientras que algunos sectores opositores advirtieron sobre el peligro inflacionario, diversas expresiones sindicales insistieron en la necesidad de una suba de haberes y criticaron a Lavagna. Las declaraciones del ministro fueron interpretadas como una advertencia al presidente Néstor Kirchner, que respalda a los sectores de la CGT que reclaman aumentos”, informaba el artículo.
Ante el rebrote inflacionario, Lavagna proponía ligar las recomposiciones salariales al incremento de la productividad. El presidente Kirchner se opuso a ese camino porque consideraba que apenas se estaba saliendo del infierno. Los niveles salariales aún eran bajos e incipiente la mejoría de los indicadores sociales y laborales. A fines de 2005, la pobreza era del 33,8 por ciento y el desempleo alcanzaba el 10,1 por ciento. En Del neo-mercantilismo al tipo de cambio múltiple para el desarrollo. Los dos modelos de la post-convertibilidad, los economistas Demian Panigo y Pablo Chena explican que Kirchner impulsó “un nuevo modelo de desarrollo estructuralista, de crecimiento impulsado por los salarios, el gasto público social y un novedoso diseño de tipos de cambio múltiples (inspirado en las ideas de Marcelo Diamand y articulado en torno a un esquema de retenciones diferenciales, compensaciones selectivas, exportaciones administradas y protección paraarancelaria) y acuerdos de precios”.
En otras palabras, la propuesta de Lavagna fue desechada porque cristalizaba la desigualdad distributiva. El pasado aporta algunas claves para dilucidar las diferentes propuestas electorales que estarán en juego en 2019.
@diegorubinzal