El año no llegó a la mitad y ya hay varias señales para pensar que será particularmente valioso para el jazz local en materia de discos. En este panorama, Ernesto Jodos propone el suyo. La mirada detenida se llama el trabajo del pianista y compositor, que afirma, entre hallazgos y continuidades, la particular idea de jazz de uno de los más personales músicos argentinos. Grabado a entre agosto y octubre del año pasado y publicado recientemente por el sello rosarino BlueArt, La mirada detenida es el onceavo disco de la producción personal de Jodos y lo presenta hoy a las 19 en la Sala de Cámara de la Usina del Arte, al frente de un cuarteto que se completa con Carto Brandán en batería, Inti Sabev en clarinete y Maxi Kirszner en contrabajo.
A partir de la formación de cuarteto, Jodos traza otros horizontes para su propia música elaborando un sonido en el que por sobre la firmeza de la base rítmica el clarinete resulta un rasgo distintivo. “Me pareció importante incluir al clarinete en este proyecto. En primer lugar porque la manera de tocar de Inti (Sabev) me resulta ideal para poder tomar algunas direcciones para mi música, que entre otras cosas tienen que ver con liberarme de algunos gestos tan instalados, por ejemplo el sonido del saxo”, explica Jodos a PáginaI12. Por arriba de atractivos quiebres rítmicos y contrastes expresivos, la armonía de Jodos fluye entre una inmovilidad sugestiva y frecuentes excursiones hacia la abstracción. En este contexto, los rastros de madera y la plasticidad casi líquida del sonido del clarinete le sientan muy bien a su música. “Hay algo de eso, por supuesto, pero la presencia del clarinete va más allá del color. Por un lado resulta siempre interesante contar con un instrumento de viento, que se puede percibir como un solista, pero más interesante aún es la posibilidad de crear más espacios comunes dentro de la dinámica del cuarteto. El clarinete tiene más probabilidades de meterse en el ensamble con una sonoridad más clara y también es capaz de empastar su sonido con el del resto de los instrumentos”, reflexiona el pianista.
Hace tres años que Jodos formó este cuarteto cuyo repertorio es el producto de un activo proceso de depuración sobre la propia obra y sobre la música de Thelonious Monk, Andrew Hill y Duke Ellington, a quienes oportunamente dedicaron conciertos monográficos. “El cuarteto pasó por varias etapas, con muchos toques en vivo. De ahí fue decantando la música que compuse pensada para este cuarteto”, dice Jodos. “Hay muchas composiciones que tocamos desde la primera vez que nos encontramos, otras que quedaron en el camino. Pero también hay un tema que viene de antes, como ‘La orilla de tu cielo’, un tema muy viejo que nunca antes había grabado y que me pareció que con esta formación había encontrado un espacio”, continua el pianista. Jodos se refiere a una balada delicadísima, que en el disco aparece en dos versiones: primero en trío con batería y bajo y en el final a dúo con el clarinete. “No era la idea usar las dos, pero me pareció que cada una decía lo propio. Pusimos las dos, pero más que una decisión fue un caso de indecisión”, bromea el pianista que el 25 de mayo presentará La mirada detenida en el auditorio de Parque de España en Rosario. “Dolppelgänger”, “Modos de existencia”, “Mi diez” y el que da nombre al disco, son otros temas de un disco breve, contundente en su concepto y tocado con la sensibilidad precisa para una música que logra arder sin chamuscarse.
Punto de llegada de un proceso, en La mirada detenida Jodos resuelve una vez más de manera personal los delicados equilibrios entre forma y abstracción, escritura e improvisación, tradición y vanguardia, entre otros expedientes que un músico de jazz debe seguir para mantener interesante su música. . “En esta dinámica es fundamental la idea de grupo. Hay escritura en la composición, en algunos temas más que en otros, pero también hay bastante pautado de distintas maneras, que no está escrito pero fue muy conversado y direccionado de ante mano en función de un resultado. Ahí se ponen en juego las ideas del cuarteto, no sólo las mías”, explica el director de la carrera de jazz del Conservatorio Manuel de Falla de Buenos Aires. “Me gusta cuando la música se mueve hacia lugares distintos, incluso hasta la abstracción, porque desde ahí se puede comenzar a componer de nuevo”, agrega.
Respecto a la manera en que La mirada detenida se relaciona con sus discos recientes, Jodos encuentra matices. “Si bien Relojeros (ya no quedan) – de 2016, en cuarteto con Sergio Verdinelli en batería, Javier Moreno en contrabajo y Rodrigo Domínguez en saxo– es un disco que puede tener coincidencias con este en la sonoridad, aquel fue un trabajo colectivo, elaborado entre todos los que formamos el cuarteto. En cambio Actividades constructivas (2014), es un disco de piano solo con música mía, con la que pude experimentar varias ideas que trasladé al cuarteto con el que hicimos este disco”, asegura Jodos y concluye: “Grabar música propia es sustancial para mí, porque ahí vuelco de manera decidida los conceptos que trabajo continuamente. Pero también es importante tocar el repertorio jazzístico, porque me pone en otro lugar, en un diálogo más claro con una tradición de la que me siento parte”.