Mire, Ferreyra, las reglas del juego son así. Si usted se arrepiente se va ahora a su casa, con su esposa e hijos que están en el pasillo. Si no se arrepiente, va a la cárcel –le dijo Carlos Stornelli a Gerardo Ferreyra en Comodoro Py.
–¿De qué me tengo que arrepentir?–preguntó el empresario, dueño de la constructora Electroingeniería.
–De haber colaborado con estos mugrientos. El matrimonio, los mugrientos que estuvieron en la Rosada –contestó el fiscal.
El diálogo, con todo detalle, fue expuesto por el empresario la semana que pasó ante la Cámara de Casación, relatando la manera en que fue extorsionado.
–Bueno, yo no tengo nada de qué arrepentirme –le dijo Ferreyra a Stornelli–. Participé de licitaciones. Algunas grandes gané, otras las perdí. Electroingeniería le bajó 40 a 45 por ciento los costos a la obra pública, comparada con lo que sucede en otros países de América Latina y Europa. Bajamos los valores de las empresas que hegemonizaron o cartelizaron el mercado. Y nuestras obras prestan un servicio hoy de alta perfomance. No tengo por qué arrepentirme tampoco por el desendeudamiento del país ni porque mandaron a la cárcel a los genocidas. No puedo arrepentirme porque durante la dictadura estuve nueve años preso. No puedo arrepentirme por mis hijos y mis nietos.
–Bueno, si no podés arrepentirte, irás a la cárcel –remató Stornelli.
El paso siguiente fue que lo llevaron a prestar declaración indagatoria, donde Ferreyra repitió su postura y desde entonces está en la cárcel. Se ve que el criterio fue muy diferente con otros empresarios, que consiguieron la libertad casi de inmediato.
Ante la Casación, Ferreyra –acompañado de Eduardo Barcesat– detalló que está preso sin que haya prueba alguna en su contra. Un equipo de 25 personas de la AFIP estuvo en su empresa y no constató ninguna irregularidad. Sufrió horas y horas de allanamiento a su casa y al final escuchó al oficial de la Policía Federal hablando con el juzgado: “No encontramos de nada ¿igual lo tenemos que detener?”
En el mundo empresario es un secreto a voces de que tienen a Ferreyra preso para “comprarle” a precio vil la participación de Electroingeniería en la construcción de las dos grandes represas de Santa Cruz. Son obras de máxima importancia que –según parece– quieren para empresas amigas del poder.