No parece haber por ahora un camino que unifique al universo gremial. El Frente Sindical para el Modelo Nacional (FSMN) mantiene firme su decisión de realizar el paro nacional para el 30 de abril. La CGT, al menos por ahora, no respaldará esa medida de fuerza. Una postura que deja a estos gremios sin la cobertura necesaria que, por ejemplo, le permitirá al Gobierno nacional declarar ilegal la medida y hasta aplicar sanciones. Mientras tanto, los gremios que influyen en la Confederación Argentinas de Trabajadores del Transporte (CATT), de manera tozuda, mantienen lo que ahora llaman “un quite de colaboración” al paro lanzado para el 1 de mayo con el objetivo de demostrarles tanto a la CGT como al FSMN que son fuertes e imprescindibles (como si no lo supiesen). Lo curioso es que el punto en común de todos estos grupos es, al menos en el discurso, el repudio al modelo económico de Cambiemos pero aún así no logran coincidir en una táctica unificada. Mientras tanto, en este complejo escenario donde las diferencias se agudizan, el salario del trabajador se desmorona sin solución de continuidad.
La realización de un paro general está en boca de todos aunque por ahora el único que lo llevará a la práctica es el FSMN que cuenta con el respaldo de más de 70 regionales de CGT y de la Asociación de Empresarios Nacionales (Pymes). Más allá de lo necesaria de la medida, se abre un interrogante sobre la protección legal para realizar una medida de esta magnitud y que una de las razones de ser de la CGT es la de poder convocar, como organización que nuclea a las asociaciones, uniones y federaciones sindicales, a una medida de fuerza a nivel nacional sin que medie un conflicto a nivel de empresas o patronal. Los camioneros consiguieron el respaldo de la ITF (la internacional del transporte) pero no es suficiente para evitar la retaliación de la Casa Rosada. Ahora bien, es un riesgo que los convocantes están dispuestos a correr por entender que hay más cosas en juego que una sanción de un gobierno que ha mostrado desprecio por la legislación laboral.
Por otra parte, lo que resta definir en estos días es si los hombres que integran la Secretaría General de la central obrera, esto es Héctor Daer y Carlos Acuña, están dispuestos a correr con el costo político de abandonar, por cuestiones de la vida interna sindical e incluso por visiones diferentes de estrategia electoral, a estos sindicatos que confrontan con el modelo económico de Cambiemos. Las históricas diferencias entre los que conducen la central sindical y en particular con Hugo Moyano pareciera estar por encima de la discusión principal que es la de cambiar el modelo, algo que todos suelen repetir en declaraciones públicas.
A este escenario se sube la CATT con Juan Carlos Schmid como formal conductor. El ex triunviro parece enfrascado en una disputa personal con sus antiguos compañeros del secretariado general y también con su ex referente sindical, Moyano. La gente que lo rodea considera que la decisión de no modificar el paro previsto para el feriado del Día del Trabajador tiene mucho de mensaje interno y reivindicación personal luego de su paso por las oficinas centrales de la CGT. Un elemento que parece ser compartido tanto por el hombre fuerte de los colectiveros, Roberto Fernández, y el de los ferroviarios, Omar Maturano.
Y a todo esto se suma la cuestión electoral. Al FSMN lo identifican con el kirchnerismo y por ahora tanto en la CGT como en la CATT consideran que subirse al paro lanzado es como hacerle el juego a la candidatura de Cristina Fernández de Kirchner. Tanto a los gremios de la CATT como los que responden al gastronómico Luis Barrionuevo, como Acuña, preferían al ex ministro Roberto Lavagna. Sin embargo, en los dos encuentros que tuvieron con el dirigente sumaron más decepción que entusiasmo. Por un lado no les gustó ese tufillo gorila del ex funcionario de Duhalde y Kirchner pero sobre todo lo que más desequilibró a los sindicalistas fue el respaldo de Lavagna a las aparición de las líneas aéreas de bajo costo que respaldó pero que para los gremios es la expresión más clara de cómo el gobierno está introduciendo la flexibilización laboral.
Barrionuevo, que no tiene una pizca de simpatía con el kirchnerismo, se jugó con todo por Lavagna e incluso hizo imprimir afiches junto al ex ministro para anunciar una nueva candidatura a gobernador de Catamarca. Pero los números en las encuestas no le sonríen a Lavagna todo lo que esperaban y tal vez allí resida la razón por la que el propio Acuña sumara a CFK en la lista de los posibles candidatos para destronar a Macri de la Casa Rosada. Incluso Acuña emitió una señal, débil por ahora, hacia los gremios que llamaron al paro. Durante una entrevista radial dijo que la CGT “está trabajando” para un huelga a nivel nacional y que como tal inició una ronda de conversaciones con diferentes sectores, entre lo que incluyó la Pastoral Social. Es costumbre en este secretariado realizar estas charlas antes de una medida de fuerza y por eso es posible tomarlo como una señal. Es más, dirigentes del FSMN habían expresado que estaban dispuestos a postergar la realización del paro para hacerlo en una fecha conjunta con la CGT. Sin duda que los tiempos electorales apremian y determinan en este tipo de decisión que, de concretarse, le darían cuerpo a eso de buscar la unidad hasta que duela. Por ahora pareciera que todavía no han llegado a ese umbral de dolor necesario para deponer las cuitas personales de objetivos superiores.