El papa Francisco condenó los ocho ataques en Sri Lanka que causaron conmoción en medio de los festejos de Pascuas. "Me enteré con tristeza de la noticia de los graves atentados, que precisamente hoy, día de Pascua, trajeron duelo y dolor a varias iglesias y otros lugares de reunión en Sri Lanka", subrayó el papa Francisco desde la basílica de San Pedro del Vaticano ante una multitud de 70.000 personas, justo después de la tradicional bendición Urbi et Orbi (a la ciudad de Roma y al resto del mundo).
Más de 200 personas, incluyendo a decenas de extranjeros, murieron este domingo en una ola de explosiones en hoteles de lujo e iglesias de Sri Lanka, donde se celebraba la misa de Pascua. Las condolencias y los llamados a defender la libertad religiosa llegaron desde todo el mundo.
El papa visitó la isla de Sri Lanka en enero de 2015, cuando defendió en su sermón la libertad de culto, en un país muy marcado por las tensiones étnicas e interreligiosas. Tras los ataques, Francisco expresó su "afectuosa cercanía a la comunidad cristiana, golpeada mientras estaba recogida y en oración, y a todas las víctimas de una violencia tan cruel". "Confío al Señor a todos los que murieron trágicamente, y rezo por los heridos y por todos los que sufren a causa de este dramático evento", concluyó Francisco desde el balcón central de la basílica vaticana.
Por la mañana, el Papa ofició la misa de Pascua en la plaza de San Pedro -el momento litúrgico más importante de la tradición cristiana, que evoca la resurrección de Cristo-, y luego saludó a la multitud. A mediodía, desde la loggia de la basílica, pronunció su discurso de Pascua.
En su mensaje, Francisco destacó también la situación que viven los civiles en zonas de conflicto como Libia, Siria o Sudán del Sur. "Que las armas dejen de ensangrentar a Libia, donde en las últimas semanas personas indefensas vuelven a morir y muchas familias se ven obligadas a abandonar sus hogares", reclamó el Papa, y pidió que se opte por "el diálogo en lugar de la opresión".