Casi sin saberlo, Gustavo Marcelo Quispe, de 25 años, tuvo su propio Via Crucis, el final de su vida, perseguido por una turba tras intentar robar en una casa de Ciudad Evita, y luego alcanzado, sus muñecas atadas por la espalda para ser entregado a las autoridades. Pero entregado muerto a patadas. La turba que lo persiguió formaba parte de una procesión del Via Crucis en Ciudad Evita. Ocurrió el Viernes Santo por la noche. La autopsia determinó que Quispe falleció por hemorragia intracraneana. Por el momento no fueron identificados los dueños de la incapacidad para diferenciar entre un ladrón y un ladrón con las manos atadas por la espalda, suponiendo que se tratara de un ladrón. La fiscalía de La Matanza analiza las cámaras de seguridad para obtener alguna pista.
A cargo de la investigación está Marcos Borghi, de la UFI Temática Homicidios, de La Matanza. Por el momento, los testigos que fueron convocados a dar detalles no reconocieron a los agresores –a esta altura tampoco se puede descartar que alguno de ellos haya participado de la turba–. Según la información que recuperó el fiscal, Quispe y un cómplice habían entrado a robar a una vivienda de la calle El Jume al 2900, de Ciudad Evita. En la casa estaban la dueña de casa y su hija. Los ruidos llevaron a la mujer a ver qué ocurría. En ese momento, los dos hombres tomaron a las mujeres, aunque la hija logró zafar y correr para pedir auxilio. Ante el cuadro que se planteaba, Quispe y su socio decidieron escapar. Al correr se toparon con la procesión del Via Crucis de Ciudad Evita. Los feligreses escucharon los gritos de la mujer y un grupo de ellos se decidió por la ayuda directa: perseguir a los señalados.
Uno de ellos logró escapar gracias a su agilidad. El otro, Quispe, fue alcanzado. Luego se abre una sugerente nebulosa en la información, hasta que la policía llegó a la esquina de El Tala y Peperina, impulsada por un llamado al 911, y halló el cuerpo.
De acuerdo a relatos que se fueron recuperando, “aparentemente miembros de ese grupo comenzaron a perseguir a los asaltantes y alcanzaron a Quispe, mientras que su cómplice escapó”, explicaron desde la investigación. Las personas que atraparon al joven lo golpearon en diferentes partes del cuerpo, lo colocaron boca abajo, le ataron las manos con cordones y continuaron atacándolo hasta matarlo, dijeron voceros judiciales.
De acuerdo a los resultados de la autopsia que llegaron a manos del fiscal, Quispe murió por una “hemorragia intercraneana provocada por politraumatismos”.
Tras ser informado del hecho, el fiscal Borghi se presentó en el lugar junto con la Policía Científica y el médico policial, constataron la muerte del joven y recolectaron evidencia para avanzar en la causa.
Los voceros dijeron que el fiscal continuaba analizando las imágenes de las cámaras para obtener filmaciones y tomaba declaraciones testimoniales a vecinos de la zona para identificar a los autores del hecho.
Fuentes imprecisas, mencionadas por la agencia Télam, “dijeron que el joven atacado tenía antecedentes y que había purgado una pena de prisión”, lo que habla más de las fuentes que del aporte de evidencias a la causa del muerto a patadas con las manos atadas.