El líder norcoreano, Kim Jong-un se reunirá hoy por primera vez con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, en el que espera encontrar un aliado en las negociaciones sobre la desnuclearización de la península coreana.
“Espero que esta visita sea exitosa y útil, y espero que durante las conversaciones con el presidente Vladimir Putin, pueda abordar los temas relacionados con la solución de los problemas de la península coreana y el desarrollo de nuestras relaciones”, había dijo Kim poco después de cruzar la frontera entre ambos países.
El líder norcoreano fue recibido con honores militares en la estación ferroviaria de la ciudad rusa de Vladivostok, en el Extremo Oriente de Rusia. Poco más de un centenar de personas, sin contar el enjambre de periodistas, se congregaron en las inmediaciones de la plaza de la estación ferroviaria de la ciudad. El tren acorazado del líder norcoreano hizo su entrada hacia las seis de la tarde (hora local), donde horas antes ya se había instalado una alfombra roja.
Kim, de gabardina y sombrero oscuro, salió de la sala de protocolo de la estación rodeado de asistentes y miembros de su servicio de seguridad, y pese al mal tiempo –viento y alguna que otra gota de lluvia– se le veía sonriente. Tras escuchar los himnos patrios de Corea del Norte y Rusia, recibió honores militares, saludó a un grupo de autoridades y partió en su limusina. Abandonó la plaza junto con más de una decena de vehículos con los miembros de su comitiva. Su partida fue recibida con alivio por los automovilistas atrapados en el tráfico debido al cierre de las calles aledañas a la estación.
Kim y su cortejo se dirigieron a la isla Russki, unida a Vladivostok por un gran puente colgante, donde hoy se reunirá con presidente ruso, Vladímir Putin, en lo que será la primera cumbre entre los dos mandatarios. Durante la estancia de Kim en Vladivostok, las autoridades prohibieron la navegación de embarcaciones menores en las aguas junto a la isla. La elección del lugar de la cita fue dictada por consideraciones de seguridad, las mismas que convirtieron en 2012 a Russki en la sede de la Cumbre del Foro de Cooperación Económica Asia-Pacífico.
Según el Kremlin, en la reunión Putin y Kim abordarán las vías para abordar la desnuclearización de la península de Corea y problemas de seguridad nacional, al tiempo que repasarán asuntos relativos a la agenda bilateral. Aunque se desconocen los detalles, no está previsto ni comunicado común ni firma de acuerdos.
Para Kim la visita tiene un valor simbólico importante, porque su reunión con su par ruso le sirve para demostrar al presidente estadounidense Donald Trump que tiene otros interlocutores además del inquilino de la Casa Blanca y su principal apoyo, China, con cuyo presidente, Xi Jinping, se ha reunido en varias ocasiones en el último año.
Para Putin, la visita, que se produce dos meses después de la fallida cita en Hanói entre Kim y Trump, es una manera de demostrar que Moscú sigue siendo un actor global relevante y que preserva cierta influencia en la península. El presidente ruso se ha esforzado desde el año 2000 por reparar los lazos con Corea del Norte, que se quedaron seriamente dañados bajo el liderazgo del último presidente de la URSS, Mijail Gorbachov, y el primer presidente de Rusia, Borís Yeltsin. Estos se inclinaron más por Corea del Sur y por aplicar dureza hacia Pyongyang por su programa nuclear.
El portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov, dijo ayer que los diálogos sobre el programa nuclear norcoreano a seis bandas –iniciado en 2003 con la participación de las dos Coreas, China, Japón, Rusia y Estados Unidos– sigue siendo la mejor opción para hallar soluciones pero negó que Putin tenga la intención de pedir a Kim que regrese al diálogo de las seis potencias. “En la actualidad, no existe ningún otro mecanismo internacional efectivo”, declaró Peskov a los periodistas, al tiempo que indicó que, de todos modos, merece la pena explorar otras opciones. “Por otro lado, todos los esfuerzos merecen respaldo si realmente persiguen el objetivo de la desnuclearización y resolver los problemas de las dos Coreas”. El funcionario dijo, entonces que cualquier esfuerzo destinado a desnuclearizar la península coreana y normalizar las relaciones entre Seúl y Pionyang, merece un apoyo.
Putin, al igual que Kim, favorece un desarme nuclear gradual y, junto a Xi, con quien se reunirá este viernes en Pekín, insiste en la necesidad de que se ofrezca a Corea del Norte garantías de seguridad y medidas de reciprocidad a cambio de la desnuclearización. Por el contrario, Trump quiere que Pionyang elimine sus programas nuclear, de misiles y de armas químicas y biológicas antes de ofrecer concesiones a Kim. A pesar de que en el último año Washington y Pionyang acercaron posiciones, las reuniones en Vietnam terminaron abruptamente. Signo del mal momento de las relaciones entre ambos fue que la semana pasada Corea del Norte pidió al secretario de Estado norteamericano Mike Pompeo que no participe en las negociaciones sobre la desnuclearización.