El gobierno de Colombia y la última guerrilla activa de ese país, el ELN, empezaron ayer a negociar a puerta cerrada en Ecuador un esperado acuerdo de paz, tras la mediática ceremonia inaugural de la víspera. “Vamos a negociar con seriedad y celeridad. Esperamos que el ELN comprenda que estos son tiempos de paz. Y que tenga la lucidez de no dejar ir el tren de la paz. Colombia lo espera”, escribió ayer el jefe negociador del gobierno, Juan Camilo Restrepo. Según dijo una fuente de ese gobierno, las negociaciones arrancaron hacia la mañana en la hacienda Cashapamba, una propiedad de los jesuitas a 30 kilómetros de Quito. Las partes no informaron cuál será la dinámica de los diálogos ni de su duración. 

En Ecuador se celebrarán la primera y la última ronda de negociaciones. El resto se prevé en los otros países garantes. El martes por la tarde, después de tres años de contactos secretos y varios meses de demora, delegados del gobierno y de la guerrilla, encabezada por Pablo Beltrán, instalaron formalmente las negociaciones con una sobria ceremonia en esta elegante hacienda de Sangolquí, ante más de 60 medios nacionales e internacionales. Y dijeron que, de una agenda de seis puntos, iniciarán con dos temas de manera simultánea: “Las dinámicas y acciones humanitarias, y la participación de la sociedad en la construcción de la paz”.

En la corta ceremonia de instalaci¢n, ante representantes de los países garantes de Ecuador, Brasil, Chile, Cuba, Noruega y Venezuela y de 150 invitados, el gobierno pidió a los rebeldes el fin de la retención de personas por parte de la guerrilla. El presidente Juan Manuel Santos, que dejará el poder en agosto de 2018, advirtió que este no será un proceso express, pero tampoco de discusiones interminables. Entretanto, el ELN pidió al gobierno que asuma su responsabilidad en el conflicto que ha desangrado a Colombia y ha involucrado a guerrillas, paramilitares y fuerzas estatales, dejando 260 mil muertos, 60 mil desaparecidos y 6,9 millones de desplazados.