La Cámara de los Comunes aprobó el proyecto de ley que permite al gobierno británico notificar a Bruselas la salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE). La ley, que pasó el trámite sin enmiendas, recibió 494 votos a favor y 122 en contra, en una sesión en la que decenas de diputados de la oposición laborista rompieron la disciplina de partido y rechazaron la activación del artículo 50 del Tratado de Lisboa, que dará inicio al brexit. La Cámara baja, donde el Partido Conservador de la primera ministra, Theresa May, cuenta con mayoría absoluta, desechó las propuestas de la oposición para matizar la ley, incluida una que exigía garantizar los derechos de los comunitarios en el Reino Unido. Al menos el 33 por ciento de los británicos opina que el bloque europeo necesita al Reino Unido más de lo que este país precisa a la UE, según resultados de un sondeo divulgado ayer.
La jefa de Gobierno insistió en que aclarar el estatus de los ciudadanos de la UE en el país y de los británicos en el resto del continente es una de sus prioridades, pero mantiene que esa cuestión se debatirá una vez que comience el diálogo formal con Bruselas. La ministra de Interior británica, Amber Rudd, aseguró en un comunicado que se conoció antes de la votación que nada cambiará para los comunitarios en el Reino Unido tras la salida de la Unión sin el consentimiento explícito del Parlamento. Otras enmiendas que quedaron fuera de la ley pedían un mayor control parlamentario sobre las negociaciones con la UE y el consentimiento de las cámaras autonómicas (Escocia, Gales e Irlanda del Norte) y de Gibraltar para iniciar la desconexión.
En ese sentido, el parlamentario laborista Mike Gapes alertó que una vez fuera del bloque común, el gobierno británico no podrá bloquear medidas perjudiciales para el peñón si un gobierno particular en Madrid decide “aumentar la presión y hacer la vida en Gibraltar un poco más difícil”. En apenas una semana, la Cámara de los Comunes aprobó por un procedimiento de urgencia el llamado “Proyecto de ley de la Unión Europea (Notificación para la retirada)”, que ya había recibido el miércoles su primer respaldo parlamentario.
El líder laborista, Jeremy Corbyn, ordenó a sus diputados acompañar la activación del Brexit para cumplir con el mandato expresado por los británicos en el referéndum del 23 de junio, si bien cerca de 50 de sus parlamentarios se rebelaron contra la disciplina de voto argumentando que sus circunscripciones optaron por seguir en la Unión. Las discrepancias con Corbyn llevaron ayer a la dimisión de su vocero de Negocios, Energía y Estrategia Industrial, Clive Lewis, quien aseguró que no puede votar por algo que dañará a la ciudad que representa, Norwich, en el este de Inglaterra.
May espera que el proyecto de ley cuente con el consentimiento definitivo de las dos cámaras a principios de marzo, e iniciar entonces el período de dos años de negociaciones formales con la UE para abandonar el bloque comunitario. La primera ministra se vio obligada por una sentencia del Tribunal Supremo a pedir permiso al Parlamento para iniciar el divorcio con el bloque europeo, pero mantiene sin cambios su calendario previsto para el brexit. Sus planes pasan por invocar el artículo 50 antes de que termine marzo, por lo que el Reino Unido rompería definitivamente los lazos con la UE a principios de 2019.
El Ejecutivo de May hizo explícita su intención de llevar adelante un “Brexit duro”, que saque al Reino Unido del mercado único –el club que permite comerciar sin tasas, pero obliga a la libre circulación de ciudadanos– y la unión aduanera, que fija aranceles comunes con terceros países.
Los datos de la encuesta elaborada por la firma YouGov y publicada en su web se divulgaron en paralelo con el voto previsto en la Cámara de los Comunes al proyecto de ley que debe autorizar el comienzo del brexit para continuar su tramite en la Cámara de los Lores. Mientras un tercio de los británicos cree que la UE necesita a ese país más de lo que el Reino Unido necesita de la UE, el 28 por ciento se inclina porque el bloque comunitario y el Reino Unido se necesitan por igual.
Los resultados son relevantes como indicadores que la mayoría de los británicos espera que su gobierno negocie los términos del brexit con la UE como, “al menos, un socio en igualdad de condiciones”, en lugar de desde una posición de debilidad, según YouGov. La encuesta revela además que sólo un 17 por ciento de los encuestados considera que ese país necesita a la UE más que a la inversa, mientras que un 8 por ciento opina que ninguna de las dos partes se necesitan.
Al tiempo que el gobierno de Theresa May se prepara para iniciar el divorcio de Bruselas, YouGov indica que la actitud del resto de los países miembros de la UE hacia las demandas británicas será un elemento vital para determinar el éxito o el fracaso de las negociaciones. “Alcanzar muchos de los objetivos que pretende obtener la primera ministra británica del proceso negociador dependerá de si los otros miembros del bloque ven al Reino Unido como un país y un socio comercial lo suficientemente importante para el bloque”, afirmó YouGov.