Con un programa dedicado a compositores latinoamericanos, la Orquesta Sinfónica Nacional se presentará este viernes a las 20 en el Centro Cultural Kirchner. Bajo la batuta de Hadrián Avila Arzuza, director colombiano radicado en Córdoba, el programa incluirá el Concierto para timbales y orquesta de Ney Rosauro, con Marcos Serrano como solista, la suite sinfónica Escenas rurales de Gerardo Gardelín, y un estreno: Elementales, para sexteto y orquesta, de Sonia Possetti. En sus últimas presentaciones, los músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional vienen insistiendo en los reclamos por mejoras salariales, las deudas con los músicos contratados y la reducción del presupuesto, del 90 por ciento respecto al año pasado. Sin obtener respuesta alguna, la orquesta continúa de todas maneras su actividad y reclama además que se realicen giras nacionales y se televisen los conciertos a todo el país, para “cumplir con el objetivo de la federalización cultural”, como vienen expresando al público antes del inicio de cada concierto.
Percusionista reconocido en todo el mundo, Rosauro es uno de los más activos compositores para instrumentos de percusión. Nacido en Río de Janeiro, incorpora melodías populares brasileñas e indaga el uso de la percusión en función concertante. El Concierto para timbales y orquesta fue compuesto y estrenado en 2003 y en esta ocasión contará con un intérprete de sólida trayectoria como Serrano, que es además solista de timbal en la OSN. Por su parte, Escenas rurales repasa los tópicos del nacionalismo musical de la primera mitad del siglo XX. De ascendencia ginasteriana, la obra de Gardelín se destaca por un buen manejo de la orquesta.
Por las particularidades instrumentales que presenta, ante la posibilidad de cruzar lenguajes y elaborar formas originales, la obra de Possetti, especialmente encargada para la OSN, es la que despierta más expectativas. No sólo porque son escasos los antecedentes de composiciones para sexteto y orquesta, sobre todo en el ámbito de la música argentina. “Es una música con fuerte identidad argentina”, describe Possetti en conversación con PáginaI12. “Me interesé particularmente por buscar un sonido de este tiempo, una música que refleje la actualidad y sus complejidades. Que la orquesta suene a popular y que al mismo tiempo mi música tenga gestos de lo contemporáneo”, define la pianista.
Compositora de las más interesantes de la nueva generación, Possetti indaga nuevas vías en el universo de la música de tradición ciudadana. Discos como Cayó la ficha, editado en 2009 con música propia escrita para su sexteto, dan cuenta del espesor expresivo y del refinado manejo instrumental que sostienen una música que nunca sacrifica su aspiración de ir más allá. “Hacía años que me rondaba la idea de escribir una obra original para orquesta. Varias de mis obras fueron transcriptas en su momento y tuve distintas experiencias con orquestas más chicas, pero sentía que tenía que componer pensando en la potencialidad de un gran grupo instrumental. Cuando me llegó el ofrecimiento de la OSN tomé el impulso que me faltaba”, cuenta Possetti.
“Fue un trabajo de mucho tiempo. No podía hacer algo apresurado, tenía que meterme en la sonoridad de la orquesta y salirme de algunos lugares comunes”, continua la pianista y compositora. “Busqué un equilibrio entre lo que se tenía y lo que era necesario asimilar y en este sentido fue una etapa de un inmenso aprendizaje. Hubo tiempo para escribir y tiempo para borrar y reescribir, por supuesto. Me encontré con muchos instrumentistas, hasta que fui profundizando en las posibilidades que la orquesta le ofrecía a mi música”, agrega.
Damián Bolotín en violín, Pablo Fenoglio en trombón, Santiago Polimeni en bandoneón, Fabián Keoroglanián en vibráfono, Adriana González en contrabajo y Posetti en piano conforman el sexteto de solistas que dialogará con la orquesta. “Busqué la interacción entre las partes, que la orquesta no sea una música de fondo para el sexteto, sino que se integren en una dinámica concertante. Que el sexteto no deje de ser el sexteto y la orquesta sea la orquesta. Escuchar grandes maestros del repertorio sinfónico resultó un gran aprendizaje, si bien traté de explorar otros horizontes porque las copias nunca salen del todo bien”, sostiene la compositora.
La música de Possetti está atravesada por el tango, aunque asume gestos que amplían horizontes. Una apertura en la que se expresan los vértigos de este tiempo. “Hay un trabajo rítmico que desciende de las músicas que traigo conmigo, que tiene que ver con mi trabajo con la música popular y que en este contexto encuentra nuevos colores. Componer esta obra me dio la posibilidad de poner a la música de tradición popular en otro marco y confirmar que son muchas más las cosas en común que las divisiones” explica ella. En los trabajos de largo respiro, la palabra “final” suele asumir connotaciones casi místicas, incluso asociadas a las formas de lo inverosímil. Para Possetti, dar por terminada la obra fue una cuestión de intuición: “Siempre trabajo con la intuición, con lo que corporalmente me pasa con una composición. Esta vez también le hice caso a mis sensaciones y eso me llevó a reescribir varios finales. Hasta que lo encontré”.