Sombreros negros y patillas trensadas guían a la tumba del rabino Nachman. En algún lugar dentro del laberinto, docenas de alegres peregrinos jasídicos recitan los 10 salmos que esperan les proporcionen alivio de todos los pecados. Son algunos de los cientos de miles de peregrinos jasídicos que cada año se dirigen a Uman, una ciudad perdida en el centro de Ucrania.
Nachman, un maestro místico obsesionado con la transgresión de la “semilla desperdiciada” (masturbación), llegó a las colinas de Uman en 1810, como un hombre gravemente enfermo, cercano a la muerte. Según la leyenda, quería descansar aquí para morir junto a los 2000 “mártires” que murieron en el infame pogromo de 1768 de la ciudad. Nachman le dijo a sus discípulos que ellos también deberían hacer el viaje a Uman después de su muerte, y desde ese momento, la ciudad se ha convertido en el equivalente de una Meca jasídica.
Al igual que el resto de Ucrania, Uman no siempre fue un buen lugar para los judíos. La persecución acompañó a casi todas las etapas de la historia: desde los pogromos del siglo XIX y principios del XX hasta los comunistas, quienes a partir de 1917 sellaron la ciudad de los extranjeros. La peor página de la historia llegó en 1941, con la invasión de Hitler, enviando a toda la población judía de la ciudad de al menos 17.000 a abrir pozos en uno de los primeros actos del Holocausto.
Pero ahora, Uman, como el resto del país, rompió con la tradición al ayudar a elegir al primer presidente judío de Ucrania. El comediante Volodimir Zelenski venció a Petro Poroshenko en las elecciones del domingo pasado. La perspectiva del triunfo de Zelenski había generado una gran expectativa entre los habitantes de la zona, especialmente entre la población de alrededor de 6000 judíos. Oleh, jefe de la comunidad judía local, dice que los judíos pueden ver “inmediatamente” un espíritu afín en Zelensky.
Están especialmente orgullosos, dice, por la forma en que el presidente electo apoya su identidad judía al rechazar al político populista étnico-nacionalista de Ucrania, Oleh Lyashko, líder del Partido Radical. Lyashko había acusado a Zelensky de carecer de patriotismo. Zelenski respondió en broma amenazando con “desatar” a su madre judía sobre él. “Adoramos la forma en que se las arregla para encontrar la risa en la tragedia de nuestro país”, dice Vyshnevetsky.
Pero el atractivo de Zelenski se extiende mucho más allá de la población judía. Sorprendentemente, se extiende también a grupos que se identifican con íconos nacionales asociados con delitos antisemitas graves, incluida la colaboración con los nazis en las prácticas de exterminio. Vyshnevetsky espera que la elección de Zelenski le brinde a la nación la oportunidad de llegar a aceptar su pasado.
“Casi todos los héroes nacionales son esencialmente verdugos de la nación judía”, dice. “Pero incluso los partidarios de Stepan Bandera en Ucrania occidental están con Zelenski”, dice sobre el líder nacionalista ucraniano, quien fue asesinado en 1959. “Tal vez esto ayude a encontrar algo de paz”.
Quizás sea sorprendente para un país que aún está comúnmente asociado con el antisemitismo, gracias en gran parte a las acciones violentas sin trabas de grupos de extrema derecha como C14 y Azov, que tienen algunos vínculos con el gobierno, que la herencia judía de Zelenski no haya sido un tema electoral obvio en la campaña .
Al principio, había señales de que la carta judía podría ser utilizada. En un momento, uno de los asesores de Poroshenko escribió una publicación en las redes sociales, afirmando que el país necesitaba un líder “ucraniano, cristiano” en tiempos de guerra. Otro escritor y comentarista nacionalista, Dmytro Korchynskaya, lo dijo de manera más explícita: el presidente de Ucrania era un “escudo de armas” para el país; no podía ser judío.
Pero dicha conversación se ha limitado principalmente a comentaristas marginales y publicaciones anónimas en redes sociales.
Aún más sorprendente, los ucranianos también parecen desconcertados por la asociación de Zelenski con el oligarca Ihor Kolomoisky. El hombre de negocios, que usa su judaísmo aún más prominentemente que Zelenski, se ha deleitado con su imagen de caricatura, que lo muestra como un magnate duro y cínico.
En circunstancias normales, sería un objetivo obvio para el ataque. Pero la imagen malvada de Kolomoisky se ha visto atenuada en cierta medida por el papel crítico que desempeñó en 2014, frenando la ola de contrarrevoluciones de inspiración rusa en el este. Usando medios justos y tramposos, el entonces gobernador regional de Dnepropetrovsk ayudó a detener el avance y probablemente cambió el curso de la historia.
“Es obvio por la forma en que se desarrolló la campaña que el judaísmo ya no se considera algo negativo”, dice Vyacheslav Likhachev, director de la Oficina de los Derechos de las Minorías Nacionales, un grupo que monitorea la xenofobia y los delitos de odio en Ucrania.
El grupo de Likhachev ha registrado una marcada disminución del antisemitismo en los últimos cinco años. Mientras que el vandalismo “sigue ocurriendo” de vez en cuando -el cementerio judío de Uman sigue bajo llave, por ejemplo, después de una serie de ataques - la violencia se ha vuelto muy rara por suerte. Un importante estudio demostró que Ucrania tiene el nivel más bajo de antisemitismo en toda Europa oriental.
“La dinámica es positiva, con datos que muestran que la gran mayoría de los ucranianos ven a los judíos en términos positivos y como propios”, dice Likhachev. “Los conflictos del pasado han sido en gran parte olvidados”.
Oliver Carroll: De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.
Traducción: Celita Doyhambéhère.