Como si se tratara de una letanía, todos los funcionarios de Cambiemos repitieron durante la aciaga jornada de ayer lo indiscutible que resulta la candidatura presidencial de Mauricio Macri. También la de Horacio Rodríguez Larreta en la ciudad y por supuesto la de María Eugenia Vidal en provincia. Pero incluso el presidente, en otra muestra más de su debilitado poder, aseguró durante una amigable entrevista radial que volverá a competir por el cargo que ostenta. “Como ya lo dije, voy a ser candidato a presidente”, dijo buscando convencer y convencerse de que nada está perdido a pesar de la carrera ascendente del dólar y el riesgo país, a la que debe sumarse las presiones cada vez más fuertes de los sectores de poder, que lo respaldaron para llegar a la Rosada y que ahora buscan retirarlo de la puja electoral y reemplazarlo por la gobernadora bonaerense.
Macri sabe de la desconfianza que pesa sobre su gobierno y aunque no reconoce fallas ayer responsabilizó a los mercados: “Los mercados dudaron de Argentina porque tienen una visión de corto plazo de oportunidad”, dijo en la entrevista concedida a una radio de Rosario que se había suspendido pero los avatares del mercado cambiario lo obligaron a cambiar de opinión.
El presidente elaboró una tesis un tanto extraña cuando buscó justificar el temor de los mercados. “No nos conocen”, dijo como si la Argentina hubiera llegado al mundo hace tres años y medio. “No tienen por qué conocernos. Lo que nos pasó ayer y hoy (por el miércoles y el jueves) con el dólar y el riesgo país es que han dudado de nuestra convicción a seguir en este camino”, aclaró. Es más, Macri envió un mensaje al sostener que “quiero decirle al mundo que hay una enorme mayoría de argentinos que no quiere volver atrás y que quiere ir hacia el futuro porque cree en esta relación diferente con el mundo, en decirnos la verdad y en tener estadísticas reales”. Por supuesto, luego dijo que será el candidato de Cambiemos y tanto la gente como el mundo entenderá que se está jugando “la continuidad de Cambiemos o la vuelta atrás de vuelta con el kirchnerismo”.
El presidente había llegado temprano pero con su agenda solo destinada a mantener reuniones con algunos de los ministros. Sabía que se trataría de una jornada plagada de malas noticias. El valor del dólar trepó desde el mismo momento en que se abrió el mercado y el riesgo país no se quedaba atrás provocando caras largas en las oficinas de la Casa de Gobierno.
Hubo funcionarios que elaboraron justificaciones de lo que ocurría. Para algunos lo que se vive en el mercado son turbulencias por aquello de la candidatura presidencial de Cristina Kirchner. Otros le sumaban un dato con el que pretendían llevar tranquilidad y era que más allá de la suba del dólar lo importante era que todavía no había superado la banda acordada con el Fondo Monetario Internacional. Macri no quiso hacer reunión de gabinete y el jefe de Gabinete, Marcos Peña, la transformó en un almuerzo con varios de los ministros. El presidente solo hizo un paso fugaz para hacer algún comentario risueño con la intención, dicen, de descontracturar a los comensales. Durante la comida, el ministro Nicolás Dujovne insistió sobre la banda cambiaria y buscó quitarle dramatismo a la escalada del dólar al asegurar que no hay golpe de mercado. El que también participó fue Jaime Durán Barba que se concentró en resaltar lo conveniente que resulta para la batalla electoral la polarización con Cristina Kirchner y que una vez que se definan las candidaturas se podrá confiar en las encuestas. Pero claro, ese argumento resultaría tranquilizador si la fecha de cierre de candidaturas fuera la semana que viene. Tal vez por eso Peña les dijo a todos que “hay que aguantar hasta el 22 de junio”. Ese es el día límite para la inscripción de las candidaturas y esperan que con eso cese la presión que los poderes económicos financieros, industriales e incluso del campo, a los que se debe sumar los mercados internacionales, están haciendo para que Vidal sea su reemplazante. Estos grupos consideran que ella es la mejor opción para pelear por la continuidad de Cambiemos en la Casa Rosada aunque genere el conocido efecto de la manta corta porque, de ser así, la provincia de Buenos Aires quedaría desguarnecida y sin un/a candidatura que también pelee con posibilidades de triunfo en el principal distrito electoral del país.
En ese contexto, Rodríguez Larreta cumplió con la orden de reiterar que no hay cambios en Cambiemos en cuanto a la grilla de candidatos. “El candidato a presidente es Macri, no hay otro plan. Vidal es la candidata a gobernadora de la provincia”, dijo el jefe de Gobierno y casi como si se tratara de un dirigente del campo nacional y popular afirmó que “los candidatos se deciden en la Argentina, no en Wall Street”. El vice jefe de Gobierno, Diego Santilli, también hizo su aporte cuando dijo que “nuestros candidatos son María Eugenia Vidal a gobernadora, Horacio Rodríguez Larreta a jefe de Gobierno y Mauricio Macri a presidente. Ese es el equipo que vamos a presentar en las elecciones”. Larreta y Santilli hacían sus declaraciones mientras en las oficinas gubernamentales todavía se leía la nota del Financial Times que lo cerca que está la Argentina del abismo. Lejos de la Rosada, en Nueva York, el jefe de asesores de la presidencia, José Torello, disertaba en una universidad junto al senador de Alternativa Federal, Miguel Pichetto, ante un público integrado por inversores, analistas y empresarios. Torello decía y repetía que el rumbo económico no se cambia, que Macri es el candidato y, sobre todo, que ganará las elecciones. A pesar de ello, las pizarras de las casas de cambio en el centro porteño el dólar parecía no creerles.
Entonces habló Macri. El presidente le dio la entrevista a la radio rosarina. Para ese entonces el dólar se había desinflado un pelín, el riesgo país se frenaba en 935 y el juez Claudio Bonadio hacía su aporte con un nuevo procesamiento contra CFK.