Al ver las fotos de ese estudio de grabación en medio de las sierras, cuya sala principal tenía un ventanal directo al hábitat cordobés, lo supieron. Alucinatorio, el nuevo disco de Sick Porky, sería grabado en una situación de naturaleza, alejados de la rutina urbana. “Nunca habíamos hecho nada similar, y vivirlo fue importante. Ahora no queremos hacer un disco de otra manera”, dice Carlos Villafañe, el cantante. Por eso, y si por ellos fuera, seguirían grabando así, como lo hicieron con su cuarto y flamante disco en Traslasierra.
Nueve canciones bien diferenciadas entre sí tiene este álbum producido por Damián Colaprette y por el tecladista y el baterista de Catupecu Machu, Macabre y Agustín Rocino. “Hay de todo, es como que representa un viaje, que es justamente como lo grabamos. Y las letras representan historias que no necesariamente son todas verosímiles, pero con las cuales nos identificamos”, dice Villafañe y compara su nueva obra con Los descarnados, un disco más largo y más pesado. La premisa al encarar la composición de Alucinatorio fue lograr algo distinto y no una continuación de aquél. “Queríamos seguir experimentando, seguir probando cosas diferentes y, sobre todo, no encasillarnos en nada”, agrega.
Rocino y Macabre ya habían grabado con Sick Porky en los primeros discos y eps, y cuando surgió la posibilidad de acoplarse al viaje y a la producción, ni lo pensaron. Dice Carlos que en el estudio aportaron frescura gracias a su experiencia y conocimiento musical. Colaprette, que trabajó en la producción de Los descarnados y tuvo la idea de ir a Córdoba, puso los plazos y organizó el caos. “Más allá de la cuestión técnica en cuanto a ingeniería de audio, ya nos conoce, sabe lo que queremos y tiene la paciencia para dejarnos contentos a los seis de la banda.”
El disco abre con El fantasma de la libertad, corte de difusión cuyo video es un compendio de imágenes de ruta, consolas, instrumentos, concentración, escuchas atentas y paisajes cordobeses. “Al final sos lo que dejás, quedan los recuerdos de lo que sembrás”, canta Villafañe, y dice que con esa frase resume su pensamiento, acaso una especie de aproximación de la libertad, cortando los hilos de la ilusión y el velo de los prejuicios. Igual, las letras las escriben entre todos: los guitarristas Jeremías Stutz, Leandro Mousseaud y Mariano Martínez, el bajista Leandro Spatola, el baterista Manuel Sibona, y Villafañe. El malnacido, track que le sigue, es un rock and roll pesado, riffero y rutero, una oda al bar de pueblo a esos reencuentros capaces de generar incendios. Escenas alucinatorias para un disco de pseudo percepciones e ilusión.