Desde Brasilia
Luiz Inácio Lula da Silva incomoda al régimen. En un reportaje –el primero en un año y dicinueve días de prisión– reiteró su decisión de permanecer arrestado si éste el precio a pagar por mantenerse firme en sus convicciones. Avisó que no aceptará chantajes. “Si me ofrecen ir a vivir a Bahamas, bebiendo agua de coco todos los días y con todas las comodidades a condición de no hacer política, yo les digo no. Que me voy a quedar en este país para ayudar a que la gente mejore y levante la cabeza, para volver a conquistar derechos. Por eso hay mucha gente a la que no le gusto.”
El efecto inmediato de la entrevista fue enfadar a Jair Bolsonaro.
“Lula no debería hablar (...) creo que fue un error de la justicia haberle dado derecho” a la palabra, reaccionó el capitán retirado vencedor de las elecciones presidenciales de 2018 en las que el líder del PT fue víctima de una proscripción blanca por parte de la justicia, especialmente por la corte electoral. De no haber sido así posiblemente hoy el presidente sería otro. Ayer, durante un breve encuentro con periodistas en la periferia de Brasilia, Bolsonaro apenas disimuló su contrariedad frente a los dichos de quien, pese a su arresto, es el líder de la oposición. Apelando a un tono burlón dijo que Lula es un “cachacero”, bebedor de cachaza.
En el reportaje a los diarios El País de Madrid y Folha de Sao Paulo Lula repasó lo ocurrido en 2018, cuando tenía el 40 por ciento de intenciones de voto contra el 20 de Bolsonaro, a un mes de los comicios. “Hay que recordar que después de ser preso crecí 16 puntos en las encuestas, mismo sin poder hablar con los medios, allí cuando el ministro Roberto Barroso (Tribunal Electoral) hizo aquella locura (prohibió candidatura) en ese momento comencé a sentir el riesgo de no ganar, porque la transferencia de votos a Fernando Haddad (candidato del PT) no es automática. Tuvimos una elección atípica, las fake news fueron algo enloquecido”. Luego embistió contra la sumisión gobierno frente a Washington. “Nunca vi un presidente (brasileño) diciendo ‘yo amo a Estados Unidos’ (...) nunca vi a un presidente cuadrándose frente a la bandera de Estados Unidos”. “¿Cómo va a avanzar el país si no hay gente que se haga respetar?” ante la Casa Blanca.
Recordó que durante sus dos mandatos, entre 2003 y 2011, tuvo encontronazos con la primera potencia mundial, especialmente luego del descubrimiento de yacimientos gigantes de petróleo en las costas de Rio de Janeiro y San Pablo, en un área de aguas profundas conocida como pre-sal. “Bastó con que anunciemos el decubrimeintos de los yacimientos de pre-sal y los norteamericanos reactivaron la IV Flota. Y allí mi respuesta fue crear el Consejo de Defensa (Unasur) contra la intromisión de Estados Unidos”.
Para Lula desde el 1º de enero, cuando asumió la administrción bolsonarista, Brasil efrenta una suerte de acefalía. “No puede ser que el país esté gobernado por esta banda de locos, el país no merece, el pueblo no merece (...), hay que ver la familia que él tiene (tres hijos influyentes), la locura que él tiene, el enemigo central de él es el PT y después es el vicepresidente (general Hamilton Mourao”.
La entrevista de poco más de dos horas fue realizada en la Superintendencia de la Policía Federal en Curitiba en una sala custodiada por agentes armados, uno de los cuales no sacó la vista del preso de 73 años, que llevaba un saco gris y una camisa celestes, aparentemente bien planchados.
Se mostró confiado en la recuperación de su partido. “Con el PT reconocemos que perdimos las elecciones, pero hay que recordar la fuerza del PT, que no fue destruido, que es el único partido que existe en este país en tanto partido, el resto son siglas de interés electoral. Debemos haber cometido errores.”
Con la voz ronca de siempre pronosticó un futuro incierto a la flamante administración, algo que ayuda a explicar la ira del mandatario. “O Bolsonaro construye un partido político sólido o no va a perdurar mucho, va a necesitar mucha capacidad de articulación, el pueblo tiene paciencia pero no tiene toda la paciencia del mundo... Brasil está desgobernado, quien dicta las reglas es el ministro de Economía Paulo Guedes, todo está centrado en la reforma de la previsión social, y si se aprueba la gente se va a embromar.”
En otro tramo hizo una reconstrucción del proceso iniciado con su condena en julio de 2017 por parte del juez Sergio Moro, actal ministro de Justicia, y la caída de Dilma Rousseff. El “golpe” tenía como objetivo acabar con su arresto, señaló Lula. Lula no ahorró cuestionamientos hacia el ex magistrado Moro por sus “mentiras” de las que también responsabilizó al fiscal de Curitiba, Y asoció el desempeño de éstos con una maniobra mayúscula de Estados Unidos como verdadero titiritero de la causa Lava Jato. “Algún periodista de investigación podría ir a Estados Unidos para saber cuál fue la intromisión del Departamento de Justicia norteamericano en este proceso, cuál es el interés de los norteamericanos en Petrobras, ellos nunca aceptaron que yo haya dicho que Petrobras es nuestra, que el petróleo es nuestro”, remató.