Desde Madrid
En el 2008, Mauricio Macri recibió al expresidente del Gobierno de España para declararlo ciudadano ilustre de la Ciudad de Buenos. Fue una forma simbólica de ratificar la admiración del actual mandatario argentino por el otrora líder del Partido Popular (PP) español, a cuya fuerza política soñaba con emular en una versión criolla. Desde entonces, la relación entre el Pro y la principal fuerza de derecha en la nación ibérica no ha dejado de crecer, y ese acercamiento se tradujo en una colaboración que trascendió la afinidad ideológica. En el 2018, el expresidente del Gobierno, Mariano Rajoy, realizó una visita oficial a Argentina para romper un distanciamiento de diez años entre La Moncloa y La Casa Rosada, producto de la nacionalización de YPF y la poca empatía política entre el PP y la expresidenta Cristina Kirchner.
Más de diez años después de aquel nombramiento ilustre en Buenos Aires, el PP sigue apostando por Mauricio Macri para gobernar Argentina, incluso ante el negro panorama que refleja la prensa española sobre nuestro país. “Macri ha hecho un grandísimo esfuerzo por modernizar e introducir veracidad, y nosotros consideramos que sus políticas son las acertadas”, afirma José Ramón García Hernández, diputado del Congreso español, y referente de Políticas Internacionales del PP.
La declaración de García Hernández no es a título personal. El dirigente acompañó a Pablo Casado en una reunión con Mauricio Macri durante la asunción del presidente de Colombia, Iván Duque, en agosto del año pasado. “Casado y Macri coincidieron sobre la necesidad de implementar medidas para generar el bienestar de la población de sus países”, precisa el diputado popular quien sostiene que si el dirigente de Cambiemos se impone en octubre, y Casado lo hace este domingo en España, habrá una profundización del vínculo entre los dos países.
En rigor, Casado podría llevar las relaciones con Macri al mismo nivel de las que el mandatario argentino mantenía con Aznar cuando era jefe de Gobierno de la ciudad de Buenos Aires. Casado es el mejor discípulo del expresidente del Gobierno español, y también su preferido. Durante la convención nacional que el PP realizó en enero con el fin de despedir a Rajoy, cesado por una moción de censura, y encumbrar al nuevo líder, Aznar fue el plato fuerte entre los dirigentes populares.
“Hace casi 30 años un joven de 37 años llegó a la presidencia del Partido Popular. Ese joven venía desde Avila. Pero a diferencia de ese joven de hace 30 años, el joven de hoy, Pablo Casado, es mucho más listo y sabe mucho más de política”, afirmó Aznar trazando paralelismo entre la juventud de ambos dirigentes, y el origen geográfico compartido.
El apoyo de Aznar no se quedó solo en las palabras. Desde que se anunciaron las elecciones generales, el expresidente ha sido uno de los alfiles de Casado en su complicada campaña electoral. Asediado por la derecha liberal de Ciudadanos, y la ultraderecha de Vox, Aznar fue el encargado de recorrer la España profunda con el objetivo de reconducir a los electores díscolos que en las últimas semanas abrazaron el nacionalismo radical de Santiago Abascal, líder de Vox.
Las encuestas de diverso color pronostican que el PP podría enfrentar una derrota histórica, con una pérdida de más de 50 escaños en relación con las elecciones de junio de 2016. En cualquier caso, el veterano dirigente de la derecha española sabía muy bien que el escenario en que Casado llegaba a la presidencia de su partido no era el mejor. “Ninguno de tus antecesores lo tuvimos tan difícil. Por eso quiero que sepas, y que lo sepan todos, que tienes mi confianza”, le dijo el exmandatario. Este domingo se sabrá si su confianza ha sido suficiente.