Tras 27 años de ausencia, Tigre volvió a Primera el 26 de junio de 2007 luego de superar en la Promoción a Chicago. Casi 12 años después –el 7 de abril de 2019– el equipo descendió a Primera B Nacional tras vencer a River 3-2 en el Monumental. En esta docena de años el equipo fue subcampeón en el Apertura 2007, jugó un inédito triangular en el Apertura 2008 (que también lo dejó segundo) y volvió a acariciar la gloria en el Clausura 2012, de la mano de Rodolfo Arruabarrena. En el plano internacional, ese mismo año llegó a la final de la Copa Suda- mericana de la mano de Gorosito, quien sucedió al Vasco.
Esa noche en el Morumbí el sueño se volvió en pesadilla cuando el árbitro suspendió el partido y se lo dio ganado a los brasileños, luego de que los jugadores argentinos decidieran no presentarse en el complemento por los gravísimos hechos de violencia sufridos en el vestuario. Tras ese momento, que en una parábola podría graficarse como el punto más alto de la historia del club, al equipo de la zona norte del Gran Buenos Aires le cambió la racha.
Ni Pedro Troglio, ni Facundo Sava, ni el tercer ciclo de Ricardo Caruso Lombardi, ni las experiencias con los debutantes Mauro Camoranesi, Christian Ledesma o Mariano Echeverría (estos dos en la última temporada) le dieron buenos frutos, más allá de ciertos momentos futbolísticos que no lograron plasmarse en la red ni en el promedio a lo largo de las tres últimas temporadas.
A mediados de febrero, Gorosito regresó al club para transitar su segunda etapa e intentar cambiarle la cara a un equipo que marchaba anteúltimo en los promedios y parecía condenado. Logró dar en la tecla y desarrollar una propuesta ofensiva sustentada en la elegancia de Walter Montillo, los goles de Federico González y las embestidas de Diego Morales y Lucas Janson. Logró 17 de los 21 puntos posibles en el final del campeonato. Una efectividad de 80,9 por ciento sustentada en triunfos ante Central, Patronato, Vélez, Talleres y el mismísimo River, en el Monumental. Junto a los empates ante Unión y Racing. Pero no hubo milagro. El que se salvó fue Patronato.
A pesar del traspié, y saludablemente a contramano de lo que viene sucediendo en el fútbol argentino, la gente mantuvo su respaldo hasta el final, no generó hechos de violencia y valoró lo realizado en el campo de juego con aplausos. Así lo ratificó Carlos Luna, segundo máximo goleador histórico de la institución con 107 tantos.
“Si te referís a que no hubo luto porque no hubo quema de autos, quilombos en la cancha o incidentes en el estadio, te digo que yo estoy orgulloso del hincha de Tigre que acompañó siempre. Por supuesto que dolido por haber perdido la categoría, pero siempre fue y es un público muy seguidor, que quiere a su club y a su equipo. Aman el fútbol y quieren ir a la cancha para estar al lado de su equipo. Demostraron que la pérdida de categoría no es una cuestión de vida o muerte, que se puede bancar como nos la bancamos. No logramos el objetivo todos juntos -porque ellos también se pusieron el club al hombro- y ahora los que sigan o sigamos con su apoyo hay que tratar de volver lo más rápido posible”, ratificó el centrodelantero, que sólo tiene por delante en materia de festejos en el club a Juan Marvezy, autor de 115 goles.
Al Chino se le vence el contrato en julio y no tiene novedades de su continuidad, pero no le preocupa: “Veo bien al equipo para la Copa de la Superliga, como para seguir avanzando. Mi cabeza está en llegar lo más lejos posible, y calmar un poco el dolor de haber perdido la categoría”.
Gonzalo Marinelli, el arquero del equipo, fue quien estuvo más cerca de la gente por su ubicación en la cancha. “El descenso se vivió de una manera distinta, aunque dolorosa. Se terminó un campeonato muy bueno, con rendimientos muy altos y la gente siempre nos alentó. Hasta en los momentos más críticos. Terminamos dejando todo y la gente lo valoró y nos apoyó en todos los partidos”, agregó el jugador surgido en River, quien no sabe si seguirá en la siguiente temporada.
Juan Carlos Blengio desarrolló un breve interinato de dos encuentros, cubriendo la partida de Ledesma primero y de Echeverría después. Precisamente, el ex defensor –partícipe de los ascensos, con más de 300 partidos con la pilcha del club de Victoria y tres subcampeonatos en la A– también respaldó la demostración de apoyo incondicional e hidalguía.
“Como hincha uno se sintió orgulloso de los jugadores, como le pasó a toda la gente. Por eso se vio un respaldo impresionante hacia el plantel y el cuerpo técnico. Hubo identificación por cómo dejaron todo en cada partido y hasta el último segundo para mantener la categoría, aunque no se haya podido”.
Para el referente histórico, actual coordinador de las Inferiores y técnico de la reserva, el declive luego de la final internacional respondió a “etapas y momentos”. “Estos últimos años no se dieron los resultados y ahora se paga caro. Una lástima porque se estuvo a un partido o a unos pocos puntos de salvarse. Ahora hay que tratar de volver rápido que será lo más importante”.
Para Tigre, el arranque de la Copa de la Superliga mantiene la misma tónica que el final del campeonato. Empate en cero con Colón, en Santa Fe, y luego triunfazo de local 3-2, con uno menos, tras empezar perdiendo 2-0. Teniendo en cuenta que el ciclo de Gorosito lleva un saldo de seis victorias, tres empates y sólo una derrota (3-0 ante Estudiantes de Buenos Aires, por Copa Argentina, en la que el entrenador guardó titulares), hay optimismo. El próximo rival será hoy Unión por octavos de final y el objetivo está en seguir avanzando en busca de una despedida por la puerta grande. Como se merecen sus hinchas, sin duda.