El Banco Central lo hizo de nuevo. Cambió totalmente su programa monetario y cambiario en función de las necesidades políticas de contener el ritmo de la devaluación. Este lunes comunicó al mercado que empezará a intervenir por debajo del techo de la zona de no intervención de 51,45 pesos para controlar la volatilidad de las cotizaciones. Aumentó además de 150 a 250 millones de dólares el monto diario que venderá si el tipo de cambio supera ese valor. Se había especulado en los últimos días que el equipo económico había solicitado autorización al Fondo Monetario Internacional para modificar su estrategia con el dólar. El organismo a cargo de Christine Lagarde salió a respaldar la medida para frenar la presión de la divisa. El dólar marcó un descenso del 2,7 por ciento tras los anuncios y cerró en 45,60 pesos.
De esa forma se dejó sin efecto el esquema de las bandas cambiarias aplicado en octubre. A partir de ahora no habrá ni piso ni techo para el tipo de cambio y la autoridad monetaria intervendrá a discreción. Esto sumado a tasas de interés superiores al 70 por ciento genera un fuerte incentivo para el negocio de la bicicleta financiera (en la licitación de este lunes, la máxima fue de 74,20 por ciento anual). El mensaje es simple: los inversores podrán aprovechar elevados rendimientos en pesos y luego dolarizarlos con un tipo de cambio quieto (por la venta de reservas). Para que no queden dudas el organismo volvió a subir las tasas de interés de las Leliq a un nivel récord.
La efectividad de la medida es difícil de predecir. El comportamiento de los inversores en las próximas semanas será clave para observar la credibilidad en el anuncio. Pero una cosa es segura: la estrategia es imposible de sostener durante muchos meses. La inflación mensual de 4 por ciento, tasas de interés en pesos por encima de ese porcentaje y dólar quieto son una combinación explosiva para cualquier economía. Convencer a los fondos del exterior y a los locales de vender divisas y apostar al peso no parece tarea sencilla. El último año el dólar subió 120 por ciento y los riesgos de una nueva ronda de devaluación siguen altos por la dificultad para frenar la inflación.
En el Central no creen que esta batalla se encuentre perdida. Lanzaron un nuevo plan para recuperar la demanda de pesos y cambiar la expectativa de inestabilidad cambiaria. El anuncio puede resumirse en tres puntos:
- Se venderá dólares aunque el tipo de cambio se ubique debajo de 51,45 pesos. Los montos y frecuencia de las ventas dependerán de la dinámica del mercado.
- Si el tipo de cambio se ubica por encima de 51,45 pesos, se incrementará de 150 a 250 millones de dólares los montos ofrecidos en forma diaria.
- Se realizarán intervenciones adicionales para contrarrestar episodios de excesiva volatilidad si lo considerase necesario.
La primera reacción del mercado fue aceptar que el organismo tiene poder de fuego en las reservas para mantener quieto el dólar por cierto plazo. La cotización del tipo de cambio bajó casi 1,50 pesos en la plaza minorista y en la mayorista anotó un descenso de 1,65 pesos. La autoridad monetaria no realizó ventas extras de divisas aunque entre los operadores se corrió el rumor de que la mesa de dinero del Banco Nación vendió cerca 250 millones de dólares. El problema no son los próximos días sino que pasará con el correr de las semanas. El costo de rifar reservas a ritmos de 250 millones de dólares diarios es muy elevado. Las divisas genuinas de Central se terminarían en menos de medio año.
Estos anuncios cambiarios no fueron los primeros del año para contener las presiones con el dólar. Se habían modificado hace menos de un mes el corazón del programa cambiario anunciado en octubre. Se eliminó el piso de la banda cambiaria y el techo de la zona de no intervención dejó de ajustarse mensualmente (se lo fijo en 51,45 pesos hasta final de año). La apuesta en ese momento pasaba por darle una referencia al mercado para bajar la nominalidad. El Central consideraba que era posible generar por unos meses apreciación del tipo de cambio únicamente con tasas de interés en pesos por arriba del 70 por ciento. Pero el resultado no fue el esperado. El anuncio fue contraproducente. El dólar en lugar de bajar empezó a acelerar su ritmo de incremento. En pocos días acumuló un alza de más del 10 por ciento. Los inversores no creen en los anuncios de Sandleris. El antecedente del organismo no es el mejor. En el último año modificó de manera reiteradas sus programas.
Esta falta de credibilidad obligó a la autoridad monetaria a tomar ahora otra medida para intentar estabilizar la divisa. Para ello recibió una autorización del Fondo Monetario, que hasta ahora se mostraba reacia a rifar las reservas internacionales para sostener el tipo de cambio.