Luego de un largo proceso judicial de más de siete años, fueron finalmente condenados a prisión perpetua los cuatro policías bonaerenses responsables del homicidio de Ariel Cannizzo, de 33 años, ocurrido el 22 de octubre de 2011, un día después de que fuera secuestrado en su casa por una patrulla de la comisaría tercera de Berisso. “Tanto sufrimiento durante todos estos años, pero se hizo justicia y ahora mi hijo va a poder descansar en paz”, declaró Mónica Yllescas, la mamá de Ariel, luego de escuchar la sentencia, acompañada por Rosa Bru, presidenta de la Asociación Civil Miguel Bru, cuyos abogados, Verónica Bogliano y Juan Manuel Morente, representaron a la familia como querellantes en el juicio oral.
Los jueces del Tribunal Oral Criminal 1 de La Plata condenaron a prisión perpetua por “homicidio agravado” al capitán Ricardo de La Canal, a los tenientes Roberto Percuoco y Ernesto Conti y al oficial principal José Antonio Cácere, quienes como quedó demostrado en el juicio, el 21 de octubre de 2011 se llevaron preso a Cannizzo, sin orden judicial, y lo sometieron a una brutal golpiza, en la casa, en el móvil policial durante el traslado a la seccional tercera y en la dependencia policial.
La víctima falleció horas después, el 22 de octubre, en la comisaría cuarta de Berisso, a la que había sido llevado por sus captores para licuar las evidencias.
A pesar de la pérdida y de los años transcurridos hasta las condenas, la madre de Cannizzo dijo que sentía “una gran emoción, gracias a Dios, gracias a la Asociación Miguel Bru y a sus abogadxs, porque se hizo justicia por mi hijo.
Mi corazón estalla, todas las pruebas estaban en contra de ellos, yo sabía que si no los condenaban iba a ser una injusticia”.
Por su parte, Rosa Bru resaltó, indignada, que “es sumamente grave que los cuatro condenados por homicidio durante ocho años hayan seguido ejerciendo como policías, como policías asesinos que estaban trabajando en una comisaría”, como si nada hubiese ocurrido.
Como consecuencia de los golpes recibidos, Cannizzo sufrió lesiones en la laringe que con el correr de las horas le ocasionaron una asfixia lenta que derivó en un “síndrome asfíctico sub agudo” que le provocó la muerte.
Mediante el aporte de dos testigos, uno de ellos el hermano de Ariel, los abogados querellantes pudieron demostrar que los cuatro policías golpearon a la víctima. Además, la autopsia demostró que Cannizzo en ningún momento ofreció resistencia.
Para llegar al juicio tuvieron que remontar la inacción de la justicia, en los primeros años, en especial la actitud del fiscal Marcelo Romero, que en octubre de 2016 desestimó las pruebas y solicitó el sobreseimiento de los cuatro imputados.