¿Un campeonato exclusivo para mujeres, sirve o no a su causa en un deporte mixto al menos sobre el papel? Las W (women) Series verán la luz este fin de semana con el objetivo de impulsar a las mujeres a la élite del automovilismo, aunque el medio para lograrlo no suscita unanimidad.
Las W Series reúnen al volante de vehículos Fórmula 3 a 18 pilotos seleccionadas por los organizadores, entre ellas la británica Jamie Chadwick, de 20 años, primera mujer en ganar una carrera en Fórmula 3 británica en 2018, o la estadounidense Sabré Cook, de 24 años. La inscripción es gratuita para no favorecer a las pilotos con más posibilidades económicas o de patrocinio.
El programa cuenta con seis carreras, con el pistoletazo de salida en el prestigioso DTM, el campeonato alemán de vehículos de turismo. Varias figuras de la F1 están implicadas en el proyecto, como el antiguo piloto británico David Coulthard y el ingeniero estrella de Red Bull Adrian Newey.
El campeonato ofrece además 1,5 millones de dólares de primas, de los que 500.000 son para la ganadora, con el fin de contribuir a la continuación de sus carreras deportivas. Los objetivos reivindicados no son otros que “romper el techo de cristal”, “atraer patrocinadores para las mujeres” y “crear modelos femeninos para atraer más chicas jóvenes al karting”.
En las 70 ediciones del Mundial de Fórmula 1 apenas dos mujeres tomaron la salida en un Gran Premio, la última en 1976. Aunque en teoría tienen acceso a todas las categorías de competición automovilística, es evidente que su presencia es prácticamente testimonial (el 5 por ciento según Graham Stoker, presidente delegado de deporte de la Federación Internacional del Automóvil) y la brecha se hace mayor según se asciende en el escalafón.
“Las mujeres pilotos suelen encontrarse con un techo de cristal en el nivel de la Fórmula 3 (...), a menudo más por falta de fondos que por falta de talento”, lamenta Coulthard, cuya hermana Lynsay corrió en karting. “Por ello es necesaria la nueva competición de monoplazas reservada a mujeres”.
“He visto muchos intentos para llevar a las mujeres al deporte del automóvil, y algunas eran muy competentes, pero nunca se hizo el trabajo de fondo para ayudarlas”, estima por su parte Gerhard Berger, a su vez antiguo piloto de F1. “Es la primera categoría que da a las chicas la posibilidad de adquirir las bases a bordo de monoplazas rápidos y de demostrar su potencial entre ellas para prepararse sólidamente para el siguiente paso en este mundo tan masculino”, afirma sobre las W Series.
La alemana Sophia Flörsch, de 18 años, expresó sus reservas en Twitter: “estoy de acuerdo con los argumentos pero totalmente opuesta a esta solución. Las mujeres necesitan apoyo a largo plazo y patrocinadores de confianza. Quiero correr con los mejores de nuestro deporte. Comparando con el mundo de los negocios; ¿hay que separar a las mujeres directivas en los consejos de administración? No. Camino equivocado”.
La suiza Simona de Silvestro estima en Motorsport.com que “habría sido mejor hacer algo como el programa (de detección de jóvenes talentos) de Red Bull, y asegurar que algunas chicas tengan una oportunidad con un equipo realmente bueno en las categorías inferiores”.
La piloto británica de Indycar Pippa Mann se muestra aún más reivindicativa y denuncia una forma de “segregación”. Los que financian este proyecto “eligieron discriminar (a las mujeres) más que apoyarlas. Estoy profundamente decepcionada de ver tal paso atrás histórico”, lamenta en Twitter y en su blog.
La FIA reconoce esta competición pero no comparte su principio. “El objetivo de la comisión de Mujeres en el deporte automóvil de la FIA es que un número mayor de ellas corran junto a los hombres para demostrar que ellas tienen las mismas capacidades y el mismo potencial para tener éxito en los mejores campeonatos”, recuerda la presidenta Michele Mouton, subcampeona del mundo de rallies en 1982.
La instancia puso en marcha un programa de karting destinado a chicas de 8 a 18 años, Girls on Track, perteneciente al programa educativo “Atrévete a ser diferente” de la escocesa Susie Wolff, antigua piloto convertida en directora de escudería de Fórmula 3.