Liliana Felipe no tiene ningún problema en abrir todos los frentes juntos a la par, y actuar en consecuencia. Es lesbiana, y no olvida nunca ubicarle la ‘e’ a la palabra que identifica sexos. Es vegana y no pierde tiempo en denunciar a funcionarios, empresarios e incluso militantes de izquierda como “cómplices” de la industria alimentaria. Es feminista, pero les advierte a sus compañeras del “yerro” de comer animales. Es antiespecista y, como tal, acusa a delfinarios y equinoterapias de mentiras. Es artista, pero advierte que ningún poema, obra de teatro, pintura, escultura, edificio, danza, música o canción, vale la muerte de un animal. “No se confundan, no somos superiores”, empieza diciendo en la entrevista con PáginaI12, y luego vira el dardo hacia el lado del poder. “El gobierno argentino es de los que esclavizan, engordan y asesinan animales. Si vos los comés, seguís dándoles poder, porque hay que recordar que mientras más animales comas, más gente empobrecerá y morirá de hambre. El plan funcionó: hay más pobres que nunca”, exclama, antes de dar un paso más en su lucha multidimensional.
Felipe dará en Buenos Aires una serie de conciertos que empezará hoy en el Centro Cultural Tasso, en medio de un país convulsionado e inestable. “Como la mayoría de les habitantes espero que esta pesadilla acabe. ¿Faltan 229 días? Hagamos el conteo regresivo para comenzar a disfrutar la ‘pesadísima herencia’, ahora sí”, dice la artista días antes de las presentaciones (4, 10 y 11 de mayo, además de la citada) en la casa musical de Defensa al 1500. “Es nuestro deber reaccionar. En mis conciertos, quiero transmitir que hay otra manera de vivir que es ética, amable, compasiva, saludable y justa. Otra sociedad, otra vida, otra mirada, otro aliento”.
–“La luz al final del túnel”, pero vista desde un lugar diferente del “oficial”.
–Estoy muy esperanzada, sí. Debemos revertir la debacle actual. Los jóvenes saben que hay otra manera de vivir, y yo creo que no tenemos derecho a dejarles un mundo inservible, por pereza o por indiferencia.
–Sin pelos en la lengua, vos has ido contra todos los males de este mundo en diversos momentos de tu trayecto. ¿cuáles son los de hoy, y por qué?
–Soy lesbiana, izquierdista, atea, pro aborto, pro eutanasia, clerofóbica, feminista antiespecista, migrante, vegana, abolicionista y estoy contra las tradiciones no éticas. Creo que el cambio más profundo está en nuestro plato. Dejemos de usar plástico, dejemos de malgastar el agua, andemos en bicicleta, plantemos tomates, cuidemos el entorno, dejemos de comer animales.
Felipe nació en Villa María, Córdoba, pero vive en México hace dos décadas. Su trayecto musical hacia atrás da una cosecha de quinientas canciones esparcidas en más de veinte discos, la mayoría de ellas vinculadas a las preocupaciones antedichas. De las últimas –canciones– elige destacar “La mejor manera” y “Tanto mata”, ambas a publicar en su próximo disco: Liberación humana liberación animal. “La primera habla de que la mejor manera de perpetuar el patriarcado es comiendo un animal. Esto va dedicado a las feministas que, al seguir comiendo animales, leche o huevo, siguen empoderando a la violencia de la que somos víctimas: el femicidio. Me sorprende que muchas feministas no vean el asunto: diez mil animales asesinados por segundo después de una vida de horror, ¿no lo ven?”, reacciona. “En la otra canción digo ‘Tanto mata el que come la vaca como el que le agarra la pata / Tanto mata el que come la vaca como el que le clava el cuchillo y la mata’”.
–¿A quién va dirigida, puntualmente?
–Siento que puede ayudar a los defensores de los derechos humanos a ver que, al comer animales, leche, huevo, miel o peces, siguen siendo cómplices de la injustica. Para mí cambió el paradigma: es tan culpable un torturador como una persona que compra un animal destazado en el súper. ¿Cuántas veces hemos celebrado alguna condena a un militar comiendo un asado? O sea, haciendo lo mismo. ¿Eso queremos? ¿Para eso luchamos? Nos faltan 140 hijxs por recuperar y ¿seguimos desapareciéndole los hijos a todas las vacas para tomar una leche que nos enferma? ¿Queremos justicia para unos sí y no para todes?
–¿En México cambió algo con el triunfo de López Obrador?
–Cambió que hay cero tolerancia a la corrupción y hay gente maravillosa en el gobierno. Cambió que en el senado está la mejor senadora de la historia: Jesusa Rodríguez. Ahora nos falta sacudirnos las corporaciones, y sacudirnos nuestros privilegios.