Hace más de veinte años que la actriz y directora Ana Woolf reparte sus días entre Dinamarca y la Argentina. Discípula de la referente más importante del Odín Teatret, la magnífica Julia Varley, y asistente de dirección en obras de Eugenio Barba, Woolf viene labrando un camino de crecimiento e investigación teatral que hizo de su nombre un sinónimo, a nivel internacional, de la Antropología teatral. ¿Y de qué se trataría esto que en esta nota Ana llamará “ciencia”? Es la creación con que Barba se propuso trazar una línea transversal que une a las culturas más diversas a la hora de abordar un mismo objeto escénico (algo así como ese sueño del lenguaje común que desveló a la poeta feminista Adriane Rich, pero sobre las tablas). Pocos años después de incorporarse al Odin, Ana organizó en la Argentina el festival “Magdalena 2da generación”, extensión de otro surgido de las inagotables arcas de Varley, la red “Magdalena Project”: un nexo entre grupos de teatro y personas cuyo interés común era y es garantizar la visibilidad artística de las mujeres: “El Magdalena Project –explica Ana– nació en Gales en 1986, por iniciativa de un grupo de actrices. Todas pertenecían a grupos de teatro dirigidos por hombres, como en el caso de Julia Varley, que trabaja con Eugenio Barba. Estaban también Jill Grinhalgh, Geddy Aniksdal, Helen Chadwick, Brigitte Curls. Eran 32. Después de aquel encuentro volvieron enriquecidas por la experiencia y con ganas de repetirla, así es que empezaron a surgir encuentros en otros países, cada uno con una problemática o tema diferente a trabajar. Julia creó el encuentro “Transit” en 1994. El primero al que yo fui fue en el ‘97 y era sobre teatro, mujer y política. Nosotras en Argentina ya organizamos seis ediciones, la actual se llama “Teatro, mujer y banquete” y de las creadoras originarias del proyecto van a visitarnos Julia Varley, Helen Cadwick (cantante y compositora), y BrigitteCirla (voixpoliphiniques Francia).
–¿Por qué el agregado “segunda generación”?
–Cuando fui a Dinamarca en el ‘97, me encontré con estas mujeres europeas mayores y también con jóvenes danesas con un desconocimiento sideral de América latina. Yo desde chiquita camino con una de las madres de Plaza de Mayo, que ya partió, y tengo un hermano de corazón desaparecido, Marcelo Castelo. Cuando fui por primera vez a Dinamarca les preguntaba a las nuevas generaciones qué sabían del golpe de Estado y de la dictadura, pero no diferenciaban Brasil y Argentina y Pinochet estaba para ellas en todos lados. Una persona sabía sobre las Madres por haber visto a una con un pañuelo en la cabeza en la película con Cipe Lincovsky y Liv Ullman, entonces sentí miedo que las madres se convirtieran en la foto de la remera, como hicieron con el Che. Con esta problemática política, para mí también social y artística, decidí volver a la Argentina y crear esto que se llama “Magdalena 2da generación” para trabajar con otras generaciones más jóvenes. Y no sólo me propuse la difusión de nuestra historia latinoamericana como mujeres, sino también investigar si las latinoamericanas tenemos las mismas problemáticas que las europeas en cuanto al acceso a espacios artísticos o al salario. Los prejuicios de los años 90 y comienzos de los 2000 eran muchos más y una mujer que hacía iluminación o que dirigía no era muy común. Incluso todavía sucede algo con los técnicos cuando hago mis espectáculos.
–En una entrevista decís que te fuiste a Dinamarca por un “exilio voluntario”...
–Voy a sacar esas palabras, cuando las dije era un poco más joven y estaba en una época dramática, más bien ahora diría que fue un exilio cultural. Encontré en el 95 por primera vez a Julia. Conocí al Odín Teatret y dos años después recibí una invitación, tomé mi valija y me fui a estudiar; en el 2004 comencé a trabajar como asistente de dirección de Eugenio Barba, y a colaborar con la escuela internacional de Antropología teatral. Ahora voy y vengo y trabajo en proyectos de colaboración o haciendo asistencia en los proyectos internacionales.
–¿Cómo influyó el avance del feminismo sobre el Odín, una compañía identificada sobre todo con la figura de Eugenio Barba?
–En un momento Julia empezó a ser parte de los festivales de mujeres “Tránsit”, como antes te comenté, a ser responsable de una publicación que se llama Open page que es un pequeño libro anual, y a dirigir y a escribir. Su influencia debe haber sido muy importante porque ahora ella va a ser la directora artística del Odin. Creo que su influencia se siente hasta en lo lingüístico, porque Eugenio empezó, a la hora de nombrarnos en plural, a romper con ese falso masculino que no es un neutro.
–¿La Antropología teatral se hace voz de las luchas de la época?
¿Podría ser el aborto uno de sus intereses, o los femicidios?
–¿El método de Stanislavsky tiene en cuenta la lucha por el aborto, el avance de la extrema derecha, la degradación de la cultura? Me parece que una cosa es lo que estudiamos y otra cosa cómo lo aplicamos y cómo nos ayuda a posicionarnos en el mundo. En general, la Antropología teatral es una forma de mirar, es el estudio de la mirada. Yo te puedo decir que es en lo personal donde una ciencia se vuelve cuerpo y te ayuda y te abre puertas para el análisis. Los principios de la Antropología teatral son los que uso para posicionarme en el mundo y los transmito también como pedagoga, todas mis colegas también lo hacen. Te doy ejemplos: si yo te digo “los pies enraizados en el piso para que nadie te desaliñe”, esto es también teoría feminista. Si digo “un principio de fuera de equilibrio”–importante para la presencia escénica–, significa no estar cómoda en una posición, es mantenerte alerta. Eso es una traducción, el principio de una ciencia hecho carne.
–¿El interés del “Magdalena...” se acota al trabajo escénico?
–Otro de los campos de interés del proyecto, es sacar del cajón la escritura de las mujeres. Hay un trabajo de muchos siglos de escritos que no fueron considerados en la historia del teatro como elementos a ser estudiados, porque están escritos con una cierta subjetividad o en una primera persona, como por ejemplo los diarios de Eleonora Duse, Isadora Duncan o Sara Bernhardt. El Magdalena también realiza publicaciones. Además ahora hay Magdalenas de primera, segunda y tercera generación en todo el mundo, desde Nueva Zelanda a Taiwán, China, Chile, Colombia, entre otros países. Las ciudades donde lo vamos a hacer aquí son Santa Fe, donde estaremos trabajando con una nueva generación que es un grupo de artistas que constituyen una productora que se llama Litoral Escénicas. Gracias a ellas que están haciendo base, estamos pudiendo hacer esta alianza desde Buenos aires. Tendremos actividades del 1 al 5 en Santa Fe, y del 7 al 12 vamos a estar en el Centro Cultural Haroldo Conti y en el teatro Pan y Arte.