Ante más de 20 mil hinchas xeneizes presentes en Mendoza, Boca se impuso 6-5 por penales a Central tras igualar sin tantos los 90 minutos reglamentarios en el Malvinas Argentinas y se alzó con la Supercopa Argentina, un título que se le había negado tres veces. De este modo, el DT Gustavo Alfaro logró su primera estrella en el club, que pudo sacarse el estigma de las finales perdidas. Los rosarinos –que iniciarán la próxima temporada con un escuálido promedio– quedaron eliminados de la Copa de la Superliga, de la Copa Argentina y de la Libertadores, y por si fuera poco anoche tampoco pudieron darle una alegría a su gente. En la previa, una vez más hubo violencia, ya que el micro que trasladaba al plantel boquense fue apedreado.
A oscuras y flanqueados por fuegos artificiales: así fue la salida de ambos equipos a la cancha en la noche mendocina. En una áspera y poco lucida primera etapa llegó más Boca, con un cabezazo de Mas, un par de contras mal resueltas y el gran pase filtrado de Benedetto que no pudo usufructuar el colombiano Villa. Central se plantó demasiado atrás y sólo llegó con un disparo de Villagra que encontró buena respuesta en Andrada, quien luego se complicaría solo con una mala salida.
Ya con Tevez en cancha, el complemento siguió trabado. En la mejor jugada del partido se lo perdió Nández tras una pared con Zárate, quien luego fue reemplazado por Pavón, que entró enchufado y no le cobraron un gol tras un disparo que dio en el travesaño y traspuso la línea. Después se lo perdió Benedetto de cabeza, y enseguida el travesaño volvió a salvar la valla rosarina. En los penales, Andrada le contuvo el remate a Rinaudo, en cambio los de Alfaro no fallaron e Izquierdoz le dio una nueva estrella al club de la Ribera. Salud, Boca: la cuarta fue la vencida.