Allá por los años sesenta del siglo pasado hubo gente que se asustó del libro Miedo y asco en Las Vegas, de la estatura icónica que parecía haber alcanzado su autor y del efecto que tendría en la juventud. Yo no alcanzo a ver el menor efecto en la juventud actual, ¿ustedes sí? ¿Cuándo fue la última vez que vieron a la juventud intentar algo más iconoclasta que bloquear a alguien en Facebook? Me temo que la Generación Millennial necesita conectar un poco con su Hunter Thompson interior. La Generación X también, para ser francos, y mejor no mencionemos a mi propia, decrépita generación. Así que esto va para todos ustedes, zopencos y blandengues de la era virtual. Apaguen sus celulares y sumérjanse en lo más hondo de ustedes mismos. Es hora de empezar a vivir. Es hora de conectar con su Hunter Thompson interior.
Por supuesto, Hunter se suicidó el 20 de febrero de 2005, es decir que a veces ni siquiera él podía conectar con su Hunter interior. Su partida se debió a problemas de salud: ya no podía caminar, ni disparar, ni causar destrozos en su bar favorito, la taberna de Woody Creek. La nota que dejó antes de volarse la cabeza decía: “Se acabaron las travesuras. Se acabaron las drogas y las armas y las bombas y el alcohol. Hasta las caminatas y la natación se han acabado para mí. Ya no sé cómo divertirme. Sesenta y siete años: diecisiete más que cincuenta, diecisiete más de lo que necesitaba. Me quejo y me aburro todo el día. No soy entretenido para nadie. Eso me pasa por ambicioso. Hay que asumirlo y respirar hondo. No va a doler”.
Así que aquí estamos, a punto de empezar la famosa y controvertida biografía sobre Hunter Thompson escrita por la ornitóloga Laetitia Snap. Si bien la señorita Snap es una persona inteligente, y muy respetada en su rubro, tiene aproximadamente 1/79 del talento que tenía El Gonzo para escribir. Lo que nos enfrenta al ya clásico problema: los grandes escritores merecen grandes biógrafos, pero no ha nacido aún la persona con talento suficiente para contar la vida de Hunter.
Qué más. Ah, sí: la señorita Snap ha escrito un epílogo. Su aseveración de que Hunter Thompson sigue con vida, oculto en algún lugar del Punjab, ha causado un terremoto en la blogosfera. Por favor, ignórenlo y empecemos con esto de una vez.
Ornitóloga rescatada en pozo séptico de escritor
ASPEN, COLORADO, 14 de febrero (AP). Convocado por quejas telefónicas de los vecinos, el sheriff local descubrió esta mañana temprano a una mujer de 24 años en un pozo séptico detrás de la casa del famoso escritor y periodista “gonzo” Hunter S. Thompson, ubicada en las montañas cercanas a la ciudad.
La víctima, que parecía bien alimentada aunque escasamente vestida, no mostraba signos de violencia en su cuerpo y dijo llamarse Laetitia Snap, de profesión ornitóloga y colaboradora habitual de la revista American Wildlife. Fuentes cercanas a ella la han descripto como tímida y refinada, con un doctorado en Filosofía y un conocimiento sobre pavos reales que la convierten en una autoridad en la materia. La señorita Snap es vicepresidenta de la filial Indiana de la Sociedad Izaak Walton. Sus compañeros de la Asociación de Avistadores de Aves del condado de Allen habían denunciado hace once semanas y media su desaparición al departamento de policía de Huntertown, Indiana, lugar de residencia de la señorita.
Ataviada solamente con un short de boxeador y un pañuelo a lunares atado alrededor del pecho, Snap declaró a los periodistas reunidos en el lugar que el doctor Thompson la había mantenido prisionera en ese pozo seco de cemento de 4,5 por 2,4 metros, después de “someterla repetidas veces a sus pervertidos apetitos”. También había obligado a la señorita Snap a escribir su biografía, un “registro repugnante de calamidades humanas”, según lo definió la pelirroja ornitóloga de 1,60 metros de estatura y 48 kilos de peso, ex Miss Indiana 1986. “Est todo aquí”, dijo, apoyando su mano sobre un grueso manuscrito, “la historia del mayor depravado del siglo”. La señorita Snap llevaba semanas enteras sin dormir a causa de poderosas bombas de estruendo dejadas caer en forma regular en el pozo séptico. Exhausta pero firme, declaró que se proponía entregar el manuscrito a la periodista y escritora E. Jean Carroll, nativa como ella de Indiana y colega del doctor Thompson, para que dispusiera su publicación. “Y entonces el mundo entero sabrá qué clase de cerdo es”.
Consultado por la prensa local, el doctor Thompson declaró que la señorita Snap es “una ninfómana y una alcohólica”, que lo había atacado por sorpresa en su jacuzzi con intenciones sexuales. Eso fue todo lo que estuvo dispuesto a comentar cuando se presentó en las oficinas del alguacil de Aspen para ser interrogado. Considerado por muchos críticos a la altura de Jonathan Swift, Nikoli Gógol y Mark Twain, el doctor Thompson saltó a la fama con sus best sellers Los ángeles del Infierno y Miedo y asco en Las Vegas. Su cobertura de la campaña presidencial de 1972 fue considerada por el The New York Times como la mejor pieza política en la historia de la prensa estadounidense. Poco antes, en 1970, el doctor Thompson se había presentado como candidato a alguacil de Aspen apoyado por su partido político, el Freak Power, y estuvo a punto de ganar. Su vida ha sido llevada a la pantalla grande en la película Where the Buffalo Roams interpretada por el actor Bill Murray. El último episodio con el que alcanzó los titulares de prensa ocurrió en 1990, cuando fue arrestado por pellizcar el pecho de la reina del porno Gail Palmer-Slater en medio de una confusa negociación por los derechos cinematogrficos de uno de sus libros (el juez interviniente desestimó la acusación por falta de evidencia). En palabras del profesor Cybriane Vonne de la Universidad de Harvard, “Hunter Thompson pertenece a una categoría que está más allá del gremio de los escritores. Yo lo veo allá en lo alto, encaramado a los grandes mitos de la civilización occidental, como Ulises, Fausto y Dorian Gray”.
El manuscrito de 267 páginas de la señorita Snap contiene muchas sorpresas, incluyendo una de las escenas de sexo más “chocantes y repugnantes” de todos los tiempos, y ya ha despertado vivo interés entre las editoriales más poderosas de Nueva York, en cuanto corrió el rumor de que el propio doctor Thompson podría ser el verdadero autor del manuscrito.