La sucursal del supermercado Carrefour de Boedo cerrará mañana sus puertas, para avanzar en la entrega de los terrenos al club San Lorenzo, que proyecta levantar allí un nuevo estadio con capacidad para 42.000 personas, lo que genera un dispar acompañamiento entre los vecinos.
El anuncio del cese del centro comercial fue celebrado por la dirigencia y los hinchas del club dado que representará el primer paso formal hacia “La Vuelta a Boedo”, que contempla la demolición de instalaciones del supermercado para construir la cancha, que podría ser bautizada “Papa Francisco”.
La entidad deportiva se fundó en el predio de avenida La Plata al 1700 a inicios del siglo pasado y fue en 1916 cuando inauguró el estadio conocido como Gasómetro, que funcionó durante décadas hasta que en 1979 se jugó el último partido frente a Boca Juniors.
La clausura se debió a una decisión del entonces intendente de facto Osvaldo Cacciatore de expropiar los terrenos de Boedo al club, que debió modificar su tradicional localización y trasladarse al Bajo Flores, donde en la actualidad se levanta el Nuevo Gasómetro.
Mientras tanto, a mediados de los 80, el predio fue vendido a Carrefour, la empresa francesa que instaló allí una de las sucursales más amplias del país.
A 34 años, el cierre de la sede impactará de manera directa a los 170 empleados que trabajan y que, antes del 10 de este mes, deberán responder al ofrecimiento de la empresa internacional respecto de un retiro voluntario con indemnización del orden del 175 por ciento, sumado al pago del salario de mayo y una cobertura de la obra social hasta final de año.
Voceros de la compañía aseguraron a la agencia Télam que “no habrá despidos” ya que a los trabajadores que no acepten el plan de retiro, se les dará la opción de ser reubicados en otras tiendas de la empresa.
De acuerdo a una ley aprobada por la Legislatura porteña en 2012, el predio de avenida La Plata, entre Las Casas e Inclán, fue declarado “sujeto a expropiación” y los propietarios del terreno, es decir Carrefour, fueron convocados a iniciar una “negociación a los fines de arribar a un acuerdo sobre la restitución al Club Atlético San Lorenzo de Almagro”.
Ello quedó plasmado en un acuerdo celebrado en 2017 que fijó la fecha del 1 de julio como límite para la mudanza del supermercado, pero la compañía adelantó su cierre para el 5 de mayo debido al tiempo que le demandará operativamente la salida.
El vicepresidente segundo de San Lorenzo, Roberto Alvarez, afirmó que “el domingo es una fecha importante” y destacó que el proyecto que planificó la entidad deportiva “es integral porque contempla no solo la construcción de un estadio utilizable cada 15 días, sino que busca mejorar Boedo con la creación de un lugar multiuso”. “San Lorenzo ya volvió a Boedo y se cumplió la utopía”, dijo el dirigente que agregó comprender la resistencia de algunos vecinos a la instalación de una cancha que prevé albergar a 42.000 personas.
Proyecto de rezonificación
Luego de la ley de Restitución Histórica aprobada en 2012 por la Legislatura porteña, el club San Lorenzo presentó un proyecto para rezonificar el predio de la avenida La Plata, a fin de adecuar la normativa vigente para la construcción del nuevo estadio. La iniciativa fue llevada al Parlamento porteño en noviembre pasado por el presidente del club de Boedo, Matías Lammens, y comenzará a ser tratada por la Comisión de Planeamiento Urbano de la Legislatura en las próximas semanas.
Junto a la cancha, el proyecto contempla la construcción de comercios, un jardín de infantes, una escuela primaria y una secundaria del club, además de una delegación del Gobierno porteño, un establecimiento policial, una biblioteca y un museo.
En rigor, la dirigencia del club deberá afrontar el pago de las dos últimas cuotas a Carrefour por el predio, calculadas en un millón de dólares cada una y con fecha de vencimiento en julio de 2019 y de 2020, pero también la disyuntiva que se abrirá una vez que el terreno le sea restituido. Es que la construcción de la nueva cancha demandará una inversión de dinero que la entidad deberá recaudar, por lo que algunos directivos admiten que eso llevará años y analizan qué harán mientras tanto con el espacio que quedará abandonado tras la salida del hipermercado.