Racing, campeón del último torneo, empató anoche 0-0 con Estudiantes en Avellaneda y logró hacer valer el 1-1 conseguido en la ida en La Plata para avanzar a cuartos de final de la Copa de la Superliga gracias al gol de visitante. En esta instancia lo espera el sorprendente Tigre.
Desde hace un tiempo ya que al equipo de Eduardo Coudet le cuesta concretar en el arco rival. Aún desde antes de consagrarse en la Superliga. En los últimos siete encuentros, Racing no pasó del gol por partido: una cifra para nada despreciable, claro, si es que no se tiene en cuenta que este Racing, hasta entonces, se había caracterizado por su eficacia ofensiva, promediando casi dos tantos por encuentro en las primeras 20 fechas del torneo. Para colmo, anoche, el goleador Lisandro López volvió a ausentarse por una distensión en el sóleo de la pierna izquierda.
Todo esto, sumado al 1-1 conseguido en la ida en La Plata no colaboró para que en el estadio Presidente Perón se vea a un equipo dueño de casa decidido a tomar el protagonismo. Más bien todo lo contrario. El que tomó la batuta fue Estudiantes, un poco por la urgencia del valor del gol de visitante y otro tanto porque, con el correr de los minutos, varios de sus jóvenes futbolistas (Mura, Retegui, Castro, Estévez y Gómez no pasan de los 23 años) fueron sacando diferencia en el mano a mano con sus más experimentados rivales.
Sin embargo, para que esa diferencia se transforme en peligro, la pelota debía pasar antes por la Gata Fernández, el más longevo de los suyos. Las dos más claras del primer tiempo lo tuvieron como partícipe. Primero, a los 15, con un tiro libre que amagó con meterse en el ángulo; y luego, cuando tomó un despeje fallido de la defensa local, la metió al medio del área para Retegui y forzó un gran anticipo de Arias. El rebote le quedó a Castro, que remató y se encontró con una milagrosa barrida del chileno Díaz para mandarla a corner. Racing se salvaba con lo justo.
Fue recién en la segunda parte, cerca de los 60, que el campeón mostró una versión más acorde con tal rótulo. Esa mejoría llegó de la mano de Zaracho, una vez que el producto del Tita Mattiussi se fue encontrando más seguido con el balón. Con un mayor protagonismo del wildense y con cada vez más espacios dejados en defensa por la visita, los de arriba tuvieron sus mejores oportunidades, pero tanto Cristaldo como Cvitanich se toparían con los buenos reflejos de Andújar. Aunque no fue más que una serie de ataques consecutivos que sólo puso en alerta a los de Gabriel Milito, esta reacción pareció ser suficiente para que el campeón tome las riendas y conserve el 0-0 hasta el final para, ahora, animarse a soñar en la Copa de la Superliga.