Una nueva frustración para San Lorenzo, que no pega una en los torneos locales; una nueva alegría para Argentinos Juniors, que tras salvarse del descenso se dispuso a abrir una nueva historia en la Copa de la Superliga, y hasta aquí se comió a dos grandes: Independiente primero y San Lorenzo ayer. El partido terminó empatado 1 a 1, pero como en la ida había ganado por 1 a 0, el equipo de La Paternal se clasificó para los cuartos de final.
El epílogo mostró muy fastidiosos a muchos hinchas de San Lorenzo, y si la silbatina del cierre no fue más contundente aún es porque el equipo está vivo en la Copa Libertadores y despierta alguna ilusión.
La primera etapa fue terrorífica. Cuando todos pegan, cuando se golpea al rival en el momento en que el árbitro no mira y también cuando el árbitro mira para otro lado; cuando se pega de atrás, de adelante y de costado; cuando el terreno resbaladizo hace más espectaculares las barridas; cuando se agarran en las áreas y afuera y juegan poco en cualquier lugar de la cancha, el combo espanta.
En esa primera mitad los jugadores dieron muchos pases a los que tenían la camiseta de otro color, acaso para ponerse a tono con la absurda situación planteada con la indumentaria. Argentinos tenía que llevar al Bajo Flores camisetas blancas, pero llevó negras, y como los dos tenían pantalones del mismo color hubo que salir de apuro a buscar alternativas. Una hora se tardó en solucionar la cuestión. Y cuando empezó a rodar la pelota parecía que los jugadores mantenían la confusión y no se la daban a los de la misma camiseta y los mismos pantalones.
Dentro de esa mediocridad general, entre tantos perros de presa para marcar sobresalía el Perrito Barrios que, con su gambeta, mostraba algo distinto. Pero como lo ayudaban todo y el pequeñito no podía hacerlo todo solo, San Lorenzo no asustaba a Chaves.
Argentinos, que también contra Independiente había apegado mucho, tenía un poquito más de juego colectivo y se arrimaba hasta el arco rival con más decisión. Tuvo dos situaciones clarísimas antes del gol de San Lorenzo, que se produjo a los 20 minutos del segundo período, y merece un par de líneas. Después de un par de rebotes la pelota le cayó a Herrera en la entrada al área y le dio derecha y de zurda como aquel famoso penal que le convirtió Palermo a Platense. Herrera le dio de derecha, la pelota le pegó en la zurda y la rarísima parábola descolocó a Chaves. Con ese gol San Lorenzo iba a los penales, pero se conformó y fue por más. Pero en una contra otra jugada de carambola hizo que Reniero mandara la pelota el fondo del arco propio, después de un remate de Hauche. Faltaba un rato todavía pero todo el mundo se dio cuenta de que ahí se terminaba todo.