”Es deseable que ninguna mujer tenga que denunciar a través de las redes sociales porque que lo hagan está evidenciando un vacío institucional en la respuesta a las denuncias de las víctimas”. Quien habla es Aimeé Vega Montiel, investigadora mexicana en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), especialista en derechos humanos de las mujeres, medios de comunicación y nuevas tecnologías. En esta entrevista, desde México, Vega Montiel analiza lo ocurrido con la ola de denuncias desatada en todo el país contra hombres que acosaron sexualmente, conocida como #MeTooMx. Explica el concepto legal de “buena fe de las víctimas” y encuadra al movimiento en “una oportunidad histórica para impulsar una política pública integral que garantice el acceso a las mujeres a la vida y la libertad”.
Vega Montiel forma parte de un grupo muy amplio de mujeres feministas, activistas, defensoras, artistas, periodistas que ante la oleada de amenazas en contra las mujeres víctimas de violencia que denunciaron a través de las redes sociales haber sido víctimas de acoso sexual –en el marco del #MeTooMx–, se organizaron para impulsar una agenda que empujara a las instituciones del Estado, pero también del ámbito privado, a dar una respuesta a las víctimas a fin de que accedan a la justicia.
#MeTooMx comenzó el 22 de marzo cuando una comunicadora mexicana denunció a través de su cuenta de Twitter que un escritor había ejercido violencia sexual, psicológica, económica y física a más de diez mujeres. Ese tuit se viralizó de manera muy rápida. Un día después fue creada la primera cuenta #Metoo, #MetooEscritoresMexicanos, a través de la cual decenas de mujeres denunciaron haber sido víctimas de acoso y hostigamiento sexual por parte de hombres en el ámbito literario. De este terreno se pasó muy pronto a otros escenarios: cine, periodismo, academia, publicidad, entre otros.
El 1 de abril, el músico Armando Vega Gil, uno de los denunciados, se suicidó. Su acto fue la excusa perfecta que encontraron algunos sectores para demonizar a un movimiento que vino a poner luz sobre las historias más conocidas por las mujeres de todos los tiempos y de las más silenciadas: los relatos de la violencia sexual cotidiana e impune cometida por varones contra mujeres y niñas.
–¿La sorprendió el surgimiento del #Metoo en México?
– No me sorprendió. De hecho, mucho antes en nuestro país y dado el incremento tan alarmante de la violencia feminicida y de otros tipos de violencia contra las mujeres, en el año 2016, hubo un movimiento muy importante: con el hashtag #Miprimeracoso aproximadamente 100 mil mujeres denunciaron haber sido víctimas de violencia, de acoso sexual en la infancia y este es un antecedente muy importante que identificamos en el marco de las redes sociales.
– Hubo unos 425 mil tuits desde el 23 de marzo hasta el 4 de abril en las cuentas de denuncia del #MeTooMx. ¿Qué es lo que predomina en los tuits?
–Se registraron 424.867 tuits provenientes de 230.578 usuarias y usuarios. Una buena parte consistieron en denuncias por parte de víctimas. Los principales tipos de violencias que se denuncian son el acoso sexual, el hostigamiento, la violación, pero también violencia psicológica, económica, física. Y esto obviamente confirma la tesis de Marcela Lagarde cuando señala que el carácter estructural de la violencia de género contra las mujeres también demanda reconocer que las violencias no son aisladas, sino que es en la perpetración de un acto de violencia sexual, por ejemplo, contra una mujer, se está perpetrando también violencia física, psicológica, probablemente también violencia económica. Entonces esto es lo que denuncian principalmente las víctimas. Sin embargo, de manera preocupante también debemos decir que una buena parte de esos tuits consistieron en amenazas, incluso de muerte. Un grupo de hombres abrieron una cuenta después del 30 de marzo, a la que titularon MetooHombresMx, que fue suspendida dada la cantidad de denuncias en su contra, que llamaba al odio y al acoso a mujeres. Y Twitter permitió que se abriera una segunda cuenta ligada a esa primera en donde incluso se llamaba a asesinar a una víctima, quien supuestamente había denunciado a Armando Vega Gil.
–Algunos sectores demonizaron al #Metoo a raíz del suicidio de Vega Gil, ¿qué lectura hacen ustedes de ese episodio y de las acusaciones recibidas?
–Justamente nosotras, este colectivo de mujeres, preparamos un comunicado en el que uno de los principales objetivos fue hacer las aclaraciones legales relacionadas con las denuncias porque cuando se suicida este músico viene una oleada de descalificaciones, de agresiones, muchos medios de comunicación toman esta bandera e incluso empiezan a acusar y amenazar a las víctimas de que serán interpeladas penalmente, llevadas a la cárcel por promover el suicidio de este sujeto por denunciar de manera anónima. Entonces, hicimos las aclaraciones vinculadas: uno, con la legalidad de la denuncia a través de redes sociales; segundo, con la legitimidad de este movimiento; tercero, y esto frente a argumentos muy desafortunados que llamaban a defender la presunción de inocencia de los implicados, nosotras recurrimos a los marcos legales, en particular a la Ley General de Victimas en México que promueve un elemento clave: la presunción de buena fe de la víctima.
–Muy rápidamente organizaron el Foro Metoo Mx ¿con qué fin?
–Pronto llegamos a la conclusión de que había que abrir un foro en el que, por un lado, se hicieran estas aclaraciones de tipo legal. Se hizo un análisis muy exhaustivo de más de diez marcos legales, en particular a nivel internacional los indicadores de seguimiento de Belem do Pará, y revisamos la Ley General de Acceso a las Mujeres a una Vida libre de Violencias, la Ley General de Víctimas, la Ley del Trabajo, todo el marco penal. Con el objetivo de mostrar que instituciones tanto públicas como privadas -hablamos por ejemplo de universidades privadas, de empresas de medios de comunicación, hay un número muy importante de denuncias provenientes de mujeres periodistas que han sido víctimas de violencias, de acoso sexual, de acoso laboral, en sus espacios de trabajo-… Muchas de esas empresas salieron a decir que no contaban con protocolos para atender a las víctimas de violencia y que por lo tanto no tenían herramientas para poderles dar una respuesta. Entonces lo que mostramos es que este marco jurídico vigente opera también para el ámbito privado. En segundo lugar, presentamos datos derivados de estas cuentas de #Metoo con el objetivo de mostrar el carácter institucional y no excepcional de la violencia contra las mujeres.
–¿Qué es lo nuevo que aportan estas denuncias?
–Es mostrar el carácter estructural de la violencia. Fue tan masiva la respuesta, tan inesperada… Un caso muy elocuente es el de MetooActivistas que denuncian a algunos de los defensores de derechos humanos del país y, obviamente, lo que visibilizan es que aun en los espacios que se dicen más progresistas también hay una marcada desigualdad entre mujeres y hombres.
–El pronunciamiento del foro exige a las autoridades que hoy den cuenta de las medidas que van a tomar ante la violencia de género contra las mujeres ¿han tenido algún tipo de respuesta?
–Nosotras hacemos exigencia a trece instituciones y hasta ahora las únicas autoridades que han respondido han sido las de la Ciudad de México, en particular la Procuraduría, la Secretaría de la Mujer, la propia Comisión de Derechos Humanos de la Ciudad de México que fue la que albergó este foro. Pero pensamos que es un buen inicio. Nosotras lo mencionamos en el foro, esta es una oportunidad histórica que no debemos desperdiciar, para impulsar una política pública integral que garantice el acceso a las mujeres a la vida y la libertad.