“Me llamo Mateo y todo lo que les voy a contar pasó de verdad”, dice el protagonista de la serie que propone contar el bullying en clave policial. Que luego pasen imágenes de lo que acontece en la imaginación del adolescente (interpretado por Renato Quattordio) tiene mucha lógica aunque parezca romper con la premisa inicial. Mateo es uno de esos teenagers tildados de conflictivos en su colegio. A su madre le perdieron el rastro y tampoco ayuda que tenga ramalazos en los que pierde la consciencia. Cuando un compañero con el que se trompeó desaparezca, todos los focos van a posarse sobre él. El mundo de Mateo, coproducción de la Tevé Pública y Cablevisión Flow, comenzará a emitirse desde mañana a las 22 por la pantalla de aire y desde el miércoles podrán verse sus ocho episodios de media hora desde la plataforma digital. 

Todos los personajes operan como fichas de un ajedrez narcótico: la psicopedagoga del colegio (Martina Gusmán), el director que se lo quiere sacar de encima (Federico D`Elia), su padre (Fernán Mirás), el comisario (Lucinao Cáceres) y la madre de su hostigador (Cecilia Dopazo). Dirigida por Mariano Hueter, la propuesta tiene claros vínculos con el thriller psicológico y las historias de iniciación a patadas con el trasfondo de Berazategui. Difícilmente el conurbano se haya mostrado tan parecido al de un nocivo suburbio estadounidense. De hecho, hay un tercer componente presente y es el del misterio atmosférico del tipo Donnie Darko (Richard Kelly, 2001). No por nada en su confusión ¿o realidad? Mateo ve un conejo que materializa la peor de sus pesadillas.