Drone –y sus variaciones semánticas drone metal o drone doom– remite al estilo en el que el tempo es bien lento y carga esa pesadez amalgamada en notas de duración extensa. Casi como un colchón perpetuo en el que los cambios pueden volverse imperceptibles, al tiempo que los sonidos son bien ricos de texturas. Y si hay una banda a nivel global que propulsó esa orientación y dicho tratamiento sonoro desde finales de los ‘90, ésa es Sunn O))). El dúo formado en Seattle por Greg Anderson y Stephen O’Malley mantiene tanto lo desafiante como lo estruendoso y lo lleva a nuevos niveles en su flamante Life Metal.
Complejo de describir sin caer en términos como “ruido” o “ambient”, el sonido de Sunn O))) –se pronuncia sin la “o”, simplemente sun– no brota en canciones suministradas desde el escenario sino que durante sus performances el sonido parece provenir de todo el entorno. Sus shows fuerzan a la audiencia a estar enfocada, porque allí hay al menos dos guitarras amplificados a enormes niveles de presión sonora, al punto de llevar la experiencia a una instancia física y meditativa. Luego de tal experiencia, cuando el sonido se va y se siente como una succión en la que cambia la presión de aire, el sentido de la atención y del foco parecen mejorados.
Luego de un primer tramo de shows de presentación para Life Metal –chiste interno que remite a la antítesis de death metal–, Stephen O’Malley confirmó una seguidilla de toques por Sudamérica, de la que Buenos Aires es su parada inicial, hoy en el Drone Celebration Vol. II gestado por Venado Records.
El primer interrogante es por qué Greg Anderson no vino. “Salía diez mil dólares más traer todo nuestro equipamiento”, resume O’Malley, al otro lado del teléfono. Su concierto solista será entonces algo diferente, centrado en el aspecto minimalista de la música. “Tocar con otros involucra un montón de geometría de ideas entre los ejecutantes y los diferentes aspectos externos. Pero hacerlo solo, estar solo con tu mente, también puede ser desafiante”, revindica.
En casi toda la música con la que tiende a relacionarse O’Malley, que también hizo soundtracks y composiciones fuera del combo, hay una enorme interacción con el público. “Soy muy afortunado de que la audiencia esté involucrada con la experiencia de estar ‘dentro’ del sonido”, entiende. Parte del asunto principal tiene que ver con experimentar cómo es estar dentro de un fenómeno sonoro: “Ése es el objetivo de mi música, en general”, apunta Stephen.
Más allá de las primeras incursiones guiadas por guitarras y bajos extremos en su debut ØØ Void (2000), álbumes como White1 (2003), Black One (2005) o su gran salto con el innovador Monoliths & Dimensions (2009) se vieron ligados a un amplio abanico de sonoridades y colaboraciones con otros pioneros del drone, Earth, los japoneses Boris, o solitas de la talla de Scott Walker. “Al comienzo yo era el black-metalero y Greg era el más orientado al indie y al jazz. Ahora él es el metalero y yo más el experimental”, remarca Stephen. “Igual no me interesa identificarme con una etiqueta: las razones para clasificar música poco tienen que ver con tener una experiencia significativa.” Lo cierto es que Sunn O))) maneja un amplio rango dinámico donde hay un montón de cosas ocurriendo, cuerdas frotadas, Moog, toneladas de armónicos, incluso elementos melódicos. “No es una cuestión de ser más o menos fuerte sino de articular sonido de un modo físico. Eso puede pasar en niveles muy diferentes de energía.”
Life Metal fue grabado por Steve Albini en su estudio Electrical Audio, en Chicago. “Su nivel de precisión, detalle y sensibilidad se sienten en el álbum. Podés absorver detalles que no habíamos podido alcanzar en los discos previos. Hemos trabajado con personas talentosas y creativas, pero el acercamiento de Steve fue tan realista y minimalista que el álbum es una extensión de nuestra idea: se oye muy natural y no como una exageración.”
Todo fue grabado en cinta, sin conversiones ni entornos de audio digital. “Fue una tremenda experiencia. Habíamos grabado con cinta antes, pero no con este concepto”, dice O’Malley, y para ejemplificar las posibilidades de ambas instancias apela a una analogía: “El entorno digital sería un vaso lleno de agua que, si sobrepasa su capacidad, se quiebra. El analógico es como un lago que sigue creciendo: puede desbordar, pero su capacidad es mayor”.
De aquellas sesiones con Albini surgió material para un segundo disco, Pyroclasts, que saldrá a finales de año. “Es una construcción más improvisada y drone, que armábamos en el estudio al comienzo o al final de cada jornada. Era como una práctica con los músicos que estuvieran ahí, y Steve nos grababa.”
El sonido de Sunn O))) está registrado en sus discos pero la historia remite básicamente a Steven y Greg haciendo música juntos, su amistad y su intercambio creativo. “Se puede escribir o analizar lo que sea sobre la música de Sunn O))), pero no estoy interesado porque es algo que atravesé, ya no importa. La música juntos y las relaciones que generamos con personas que se han vuelto nuestra familia es lo importante para mí.”
¿Hablan sobre cómo mantener el riesgo en este proyecto?
--Todo el tiempo. Noté recientemente que una de las cosas que está en el núcleo de la conversación respecto de la música o las presentaciones de Sunn O))) tiene que ver con el riesgo. Quién es más arriesgado y quién más conservador, cómo nos comprometemos con esos aspectos y cuánto es aceptable. En cada situación de decisión hay varios niveles de ambos. Siento que la mejor manera de continuar haciendo de Sunn O))) algo relevante es estar seguros de que nos concentramos en la creatividad y en los desafíos.
* Stephen O’Malley tocará hoy desde las 19 en la Drone Celebration Vol. II, en Casa Colombo (Gallo 557), junto a Fiend, Alma Laprida + Alan Courtis, Zigo Rayopineal y Vluba.