““No nos amedrenta / Su moral siniestra / Porque la vergüenza / En realidad nunca fue nuestra / Y sus comentarios / Ya no nos molestan / Ninguna agresión / Vamos a dejar sin respuesta” cantaba Vicu Villanueva el año pasado en Brandon, sola con su guitarra y las personas que coreaban con ella el tema más punzante de su último disco Cancionero, totalmente independiente, autogestivo y feminista. Vicu cantó y al final del show anunció que pronto saldría ese puñado de temas potentes y que el año pasado fue duro para ella, así que esa ceremonia ritual de cantar y ser escuchada era fundamental para acolchonar una época de su vida donde todo se puso de cabeza. Vicu tiene 24 años y un camino recorrido desde el stand up a las redes haciendo pie en la música siempre con contenido político y social. No cabe duda que agitó la bandera de Ni Una Menos y que sus videos siempre responden a una militancia a la que le pone el cuerpo y el cerebro, por eso no hay línea de sus rap rabiosos que no valgan por si mismos como lanzas punzantes. “Venden cosas para minas y venden cosas para tipos / ¡Pero lo que terminan vendiendo son estereotipos!” dice en “Publicitame esta” y vuelve sobre el tema de lo que nos quieren hacer consumir para anestesiarnos en “Chica fit” o en “Disney miente” (“Blancanieves y La Cenicienta y la Bella Durmiente son todas princesas / Que necesitaron de un príncipe para no terminar infelices o prematuramente muertas) pero hace su pico de intensidad en “Macho” y “Súperguerreras” (citada al principio de la nota), dos canciones que además de tematizar un momento histórico y revolucionario pone papel de calcar sobre la artista y la muestra auto narrándose al tiempo que nos narra a todas.
–¿Cómo entrelazaste tu militancia con el humor y las canciones?
–Me gustaba mucho Malena Pichot, ella había hecho La loca de mierda y Cualca, y cuando vi que estaba haciendo stand up pensé que por ahí estaba bueno probar. Audicionaba para los recitales del colegio, al principio cantaba muy mal pero fui aprendiendo. Pensaba “si no sé cantar bien ni bailar ni actuar capaz puedo hacer stand-up”, porque lo que yo más quería era subirme a un escenario. Tenía un blog donde escribía cosas medio graciosas y me las empezaron a festejar... Criticaba a los chabones en los boliches, pero todo en un ambiente muy chiquito.
Después vino Dúo Microcentro con El Raffa Ruffa donde le cantaron a Macri: “Tenés a un tipo procesado por escuchas ilegales / Que enreja las plazas y cierra centros culturales / Tiene cara de reptil y un papi millonario / Dice que es peronista bañándose en sus honorarios”, la declaración a Feinmann por su aversión a todo lo que no sea heteronormado y la respuesta inspirada por ella y Noelia Custodio a una nota pseudo patética de Clarín donde un periodista preguntaba por el humor “femenino”. Pero Vicu es mucho más que todo este recorrido. Hoy, más de un año después de denunciar un abuso en redes sociales, reflexiona sobre el escrache y sobre el derecho de apropiarse de las historias en primera persona aún cuando los victimarios hacen todo (incluso acciones legales) para que las víctimas callen. “Me cuesta mucho entender mi yo de los 17 años” dice ahora sobre el momento en que ocurrió aquello que la marcó tanto. “Me hubiera gustado poder identificar mejor lo que estaba pasando porque ahora lo veo y es tan claro que duele, pero no tenía los herramientas, realmente no estaba en mi marco, no sabían cómo eran los vínculos adultos”. Vicu habla de una época que puede ser oscura para mucha gente, la salida al mundo de las relaciones sexo afectivas y la fragilidad con la que se sale a un universo que es difícil dimensionar sin sentir que se está haciendo algo mal. “Hoy puedo decir que se puede hablar sobre abuso sin que haya una represalia, no es delito, porque sino esto es aleccionador. Creo que lo que están haciendo estos pibes (quienes mandan carta documento a la primera de cambio que son mencionados) es intentar que no lo hagamos, que no lo hablemos, o que lo hablemos en terapia y la verdad es que está totalmente avalado por organismos internacionales tu derecho a contar lo que te pasó, tal vez sobre decir con nombre y apellido hay un bache pero no tenemos que dejar que nos disciplinen.
–¿Si te pidieran que te retractes, lo harías?
–No. No quiero quedar melodramática pero aquel fue un punto de inflexión en mi vida con algo que esta persona podría no haber hecho, entonces lo mínimo que tengo derecho a hacer es a contarlo. Y esto vale para mí y para todes quienes quieren narrar un abuso. Muchas personas se acercaron a mí con historias parecidas a la mía. Y los abusadores no necesitan negar nada porque la cultura los sigue apañando.
En diciembre de 2017, Vicu hizo un texto contando su experiencia, usó la palabra abusador y fue demandada. Noelia Custodio, quién replicó el escrache en sus redes sociales, también. “Hice el texto más que nada por mi activismo y por haber estado hablando de eso todo el año, con todos los casos que salieron en 2017, dudé mucho en nombrarlo o no y al final me decidí a nombrarlo. Lo publiqué en todas mis redes, porque lo que quería era que se enteren mis seguidores, no mucho más allá.”
–Hay todo un debate en torno al escrache. ¿Cómo te sentís vos tanto tiempo después de haberlo hecho?
–Cuando lo hice, esa noche dormí profundamente, me saqué algo de encima. Es un tema que me conflictúa un poco últimamente porque veo escraches que después se desmienten, o se escracha todo y pierde un poco el sentido. Es complicado escrachar todo como hacen las pibas que están, por ejemplo, yendo ahora al colegio y tienen tolerancia cero. El escrache es una declaración potente, y yo que he visto escraches sobre infidelidad, me parece que tenemos que poder repensarlo. Pero la base de todo lo que pienso es que todes tenemos derecho a contar nuestras historias. Y la triste realidad es que quienes son escrachados siguen ahí, así que tal vez tenemos que redoblar la herramienta, o seguir hablándola. Bajaría el nivel de linchamiento en ciertos casos como para que pueda haber un nivel de reparación. Pero me flashea mucho que ningún escrachado salga a pedir perdón. Lo niegan pero no lo niegan y así no se repara nada. He visto chabones que piden perdón después de escraches pero no famosos y es muy raro, o son más chicos.
–¿Sentís que Cancionero está atravesado por lo que pasó?
–Sí. Sin saberlo, toda mi música y mi camino en el feminismo está atravesado por esto. Cuando hice “Publicitame esta” en 2014 (“Este yogurt es una masa, porque te hace adelgazar / Cómo vas a comer grasa, nunca te vas a casar / Y necesitás casarte; porque sino es para un hombre / ¿Para quién vas a limpiar y cocinar?) me empezaron a llamar de festivales feministas, y ahí hice una entrada muy fuerte a un cierto tipo de militancia. El primer NUM ya hice una perfo con las chicas de Manifiesta y siempre fui tematizando para ese lado. Hago canciones de sentimientos pero nunca hice una canción vacía de ideología. En Cancionero se va viendo la progresión de los temas, que se ponen más intensos: el más light es “Chica fit” que habla de las redes sociales. “Macho” la hice pensando en un chabón que una amiga me contaba le hacía tacles, le tocaba la teta como chiste, en fin, es un poco inspirada en ese chabón pero para los que son así... y “Súperguerreras” está basada en este hecho que me pasó a mí y en el feminismo en general, y cuando la toco me emociono mucho, y si hay gente cantándola en el publico más todavía.
“Hay que meterle fuego / Para que todo arda / Todas las estructuras / Que nos mantienen calmas”.
“Cancionero” se puede comprar en Mercado Libre, se consigue en Mercurio, se puede bajar de Bandcamp o escuchar en Spotify.
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