“No queremos mano dura, no queremos represión, queremos para los pibes, trabajo y educación.” La consigna coreada por decenas de voces abrió la ronda que encabezaron las Madres en Lucha ayer por la tarde en la Plaza de Mayo, en el marco del Día Nacional contra la Violencia Institucional. En la jornada, en la que se denunció el “modelo político injusto, que legitima la explotación y la exclusión con violencia, discriminación y asesinatos”, intervinieron familiares y víctimas principalmente del gatillo fácil,
junto a distintas organizaciones sociales. El acto para visibilizar las distintas formas que toma la violencia a través de las instituciones contó con una fuerte presencia del movimiento trans, sector sistemáticamente castigado por las políticas represivas, en cuyas manos quedó la lectura del documento que cerró el encuentro.
Algunas madres ya curtidas por años de lucha reclamando contra el gatillo fácil, otras menos, pero todas agrupadas en torno a un dolor común: familias quebradas por la violencia institucional, lo que una de las madres definió como un “genocidio por goteo”.
La jornada alternó entre los testimonios de los familiares en la radio abierta y, siguiendo la huella de las Madres de Plaza de Mayo, varias rondas a la Pirámide. Para impulsar las consignas convocantes “Los pibxes en las Escuelas No en las cárceles”. “Fuera Macri, Bullrich, Larreta, Santilli, Vidal y Ritondo” y el rechazo a las pistolas Taser, estaban Dolly Sigampa, mamá de Ezequiel Demonty; Miriam Medina, mamá de Sebastián Bordón; Ivonne Kukoc, la mamá de Juan Pablo, el chico que fue víctima de Chocobar; los padres de Cristofer Rego; el papá de Natalia Melmann; Raquel Witis, mamá de Mariano, el músico de 23 años asesinado junto a quien lo había tomado de rehén; Lilia Saavedra, mamá de Ramón Santillán, entre tantas y tantos otros de una lista muy extensa –según datos de la Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional desde el retorno de la democracia en 1983 hay 6.564 víctimas de la represión estatal.
“Lo sabía, lo sabía, a los pibes los mató la Policía... ¡de Bullrich!”, gritaban algunos mientras otros exhibían carteles: “Basta de causas armadas, basta de penalizar a luchadores sociales”, “Basta de genocidio trans” y “La política de salud de Vidal mata”.
Además de los familiares que le pusieron nombre y rostro a los testimonios en la radio, algunos legisladores, como Horacio Pietragalla y Victoria Montenegro sumaron sus voces al reclamo para remarcar el contexto económico y social regresivo y la pérdida constante de derechos, otra forma de violencia del Estado.
También estuvo el secretario General de UTE, Eduardo López, quien recordó a este diario que “el Día Nacional de Lucha contra la Violencia Institucional es una efeméride escolar y por eso impulsamos que se hable del tema en las escuelas, porque cada vez que hay una situación de este tipo el colegio es una caja de resonancia junto con las familias”.
Antes de que Paula Arraigada del colectivo trans Nadia Echazú leyera el documento de cierre, Raquel Witis dijo a PáginaI12 que “si bien la violencia institucional no es nueva, este gobierno la agudizó en términos no previstos para una democracia. Pero sabemos que con la visibilización de este problema, y si los medios dejan de alimentar la fragmentación y el odio y aplaudir la descalificación que hace la sociedad cuando alguien reclama por sus derechos, cuando hagamos que esta sociedad sea menos violenta y escuche más al que está en problemas y le ponga limites al estado y el uso de la violencia, ese día vamos a estar más tranquilos y no nos vamos a sentir que todos somos posibles víctimas de la violencia”.