Ni “sicarios”, “mafias” o “crimen organizado”. A medida que avanza la investigación la balacera del Congreso sigue mostrando signos de improvisación que colocan al ataque al diputado riojano Héctor Olivares y al funcionario Miguel Yadón muy lejos de lo que la ministra de Seguridad Patricia Bullrich describió como crimen con “causas políticas”, primero, y después como una operación sofisticada de una supuesta “mafia gitana”. Todo indica que los protagonistas del hecho fueron dos personas que declararon haber consumido alcohol, que se trasladaban en un auto registrado a su nombre, al cual, tras el hecho, volvieron a depositar en el estacionamiento donde lo dejaban siempre. Más aun: no se deshicieron del arma utilizada, que apareció en el domicilio de uno de los involucrados.
Los dos detenidos son Juan Jesús “Gitano” Fernández y Juan José “Cebolla” Navarro Cádiz. Al “Gitano” lo detuvieron en Entre Ríos, y a “Cebolla” en Uruguay. Este último, de 25 años, admitió haber estado en el auto grabado por las cámaras de seguridad, pero afirmó que no fue él quien disparó contra Olivares y Yadón. Navarro Cádiz declaró ante un fiscal, a la espera que lo extraditen o lo expulsen de Uruguay.
El fiscal Juan Gómez fue el enviado del ministerio público fiscal a Paysandú, donde fue detenido e “Cebolla”. "A nosotros desde el punto de vista de nuestro trabajo no nos importa su participación en el hecho, pero él admite su participación”, aseguró Gomez a medios uruguayos. "Eso es informalmente, lo que nos interesaba saber era si había entrado al país haciendo los trámites de migración y eso efectivamente ocurrió. Vino en una especie de taxi, según sus dichos", agregó. Navarro Cádiz cruzó la frontera por Colón, Entre Ríos, sin problemas, en la madrugada del viernes, cuando aun no se había librado orden de captura.
Gómez agregó que Navarro Cádiz "no ingresó ni con documentos falsos, ni con las causales que están previstas en la ley", por lo cual no habría causal de expulsión. Ergo, habría que recurrir a la extradición, lo cual haría más lento su regreso a la Argentina.
En otro orden, Fernández y Navarro Cádiz habrían consumido whisky y cocaína antes de subirse al VW Vento desde el que balearon a Yadón y Olivares. Luego de ello dejaron el auto en un estacionamiento a pocos metros del hecho y el arma utilizada apareció en la casa de Navarro, en Montevideo 76, a una cuadra del ataque. Se trata de una pistola.40 y se comprobó que fue la que se disparó a metros del Congreso, según el peritaje de la Policía Federal. En Virrey Cevallos 215, domicilio de la madre de “Cebolla”, aparecieron armas y municiones: dos pistolas, calibre 32 una y .380 la otra, un rifle de aire comprimido y balas.
La principal sospecha de los investigadores es que Navarro asesinó a Yadón como parte de un plan que llevaron adelante varios integrantes de una familia, por una relación que el funcionario habría mantenido con Stefanía Fernández Cano, prima segunda de Navarro e hija de Juan Jesús Fernández. Sin embargó, la joven negó ante la Fiscalía todo vínculo con el funcionario radical muerto. Según su testimonio, el “Cebolla” es conflictivo y convenció a su padre de ir hasta Congreso. La clave podría pasar por el IPhone de Yadón, que está encriptado y aun no se pudo abrir.
Mientras, los detenidos confirman que estaban en el VW Vento pero niegan haber disparado. Patricia Bullrich sigue con su idea de “clan mafioso” respecto de dos hombres que se tomaron su tiempo para matar, en vez de salir rápido del lugar del crimen y dejaron el auto estacionado a pocos metros. Además, no se deshicieron del arma homicida y se movieron en auto, cuando los sicarios suelen hacerlo en moto. Así y todo, la ministra insiste en que desarticuló una operación sofisticada.