Escritor catalán, hincha de Barcelona y fan de Messi, Jordi Puntí fue una de las visitas más importantes en la relación entre el deporte y la literatura durante la Feria del Libro 2019. Hace unos meses se publicó su libro Todo Messi - Ejercicios de estilo (Anagrama). No es una biografía sobre el mejor jugador del mundo, sino una joya escrita con el corazón y la razón. Testigo del fenómeno desde la cancha, por cábala no va a las finales del Barça. Una herida resultadista en la infancia le dejó el temor como cicatriz, le contará a PáginaI12 desde la habitación de su hotel en Buenos Aires la mañana siguiente a la que Messi marcara su gol 600. Fue cuando el Barcelona le ganó 3 a 0 al Liverpool por la Champions. Dos goles del argentino. Jordi vio el partido en directo con amigos y repitió a la noche, mientras cenaba. Tan futbolero. Y, orgulloso, le muestra a este diario la camiseta azulgrana en cuya espalda se lee “Menotti”. “Se la queríamos dar en la Feria, pero no pudo ir y entonces decidimos que me la quede yo”, justifica.
–Cuando empezaste Todo Messi, él había hecho 500 goles. Ahora llegó a los 600. ¿Es un libro siempre inacabado el de Messi?
–Claro. Hasta que no se retire seguirá agregando algo. Siempre hay que remachar. Messi tiene el don de la oportunidad. Además hizo el gol 600 a 14 años de su primer gol. Tengo la sensación de que Messi es un jugador que cambia cualquier sentido del fútbol. Barcelona puede pasarla mal pero aún así es como decir “siempre tenemos a Messi”. Con él tenemos una kriptonita.
–¿Messi está más allá del Barcelona?
–Messi ya está más allá de las camisetas. Hay que compararlo con fenómenos como Michael Jordan. Jugadores que cambiaron la dinámica de un deporte, que lo convirtieron en algo distinto, que cuando no juegan siguen siendo la referencia. Messi es como un jugador de no ficción. Messi es más importante por lo que hace que por lo que es. Lo sacas del fútbol y su vida no tiene especial interés. Creo que está bien que sea así.
–¿Por qué escribir sobre Messi?
–Es que al escribirlo tenía la sensación de escribir algo para consolarnos cuando ya no juegue. Casi como un analgésico. Claro que estarán sus videos para ver sus goles, que serán muchos más. Pero lo que quería era contar eso: cómo será la vida sin Messi. Desde que empecé el libro hasta que lo terminé he cambiado un poco mi manera de ver las cosas. Antes pensaba que no iba a jugar mucho y ahora creo que podrá seguir hasta los 37 o 38 años. Tal vez juegue a otro ritmo, pero siempre será influyente.
–O sea que no nunca apuntaste a una biografía sino a un libro de sensaciones.
–Me interesaba la mirada del fan, de alguien que quiere entender cómo un deportista puede afectar tanto mi vida desde un punto de vista irracional. Escribo mucho, pero siempre tengo mis dos horas para ver un partido de Messi. No me sucede con nada más. Es que me da felicidad. Soy de una generación en la que el Barcelona era como Racing aquí, que siempre estaba a punto pero no ganaba. Es muy duro resignarse en diciembre sabiendo que el campeonato termina en mayo: espera un duro invierno. Esto lo cambió Cruyff, pero Messi dio un plus. Con Messi no tenemos ningún miedo. Sabemos que en algún momento solucionará el problema. “Este año no, este año no” era la frase que siempre nos acompañaba.
–¿Y cuál sería la frase que los acompaña ahora?
–Hoy sería “tenemos a Messi y ellos no”. Messi y Harry Potter nacieron casi al mismo tiempo. Hay una generación de niños del Barcelona que sólo conocen la victoria. Entonces cuando el equipo pierde, o queda eliminado, lloran desconsoladamente y no entienden cómo es posible que no gane. No hay para ellos explicación racional. Bueno, nosotros crecimos de la otra forma, pensando que no llegábamos.
–¿En cuánto te reconocés en esos chicos que lloran?
–Bueno, mis relatos de fútbol tienen que ver con lo que sentía de niño. Todavía cuando voy por la calle y veo niños jugando quiero que se les escape la pelota para patearla. Es instintivo. El gran misterio de Messi es no saber qué pasa por su cabeza. Siempre me acuerdo de aquella frase de Mascherano respecto de estar cinco minutos en su cabeza.
–Messi jugó siempre en Barcelona y nunca en Argentina, donde hay quienes lo atacan. ¿Hacés alguna lectura de eso?
–Messi nunca cambió de equipo. Sigue viviendo en Barcelona. Está instalado en la sociedad catalana. El hecho que haya mantenido desde los 11 años su vida en un mismo sitio le ha dado la sensación de que no le falta nada exterior. Neymar, por ejemplo, es uno de esos jugadores que todo el tiempo piensan hacia dónde van, cómo seguir su carrera para que sea más exitosa. Messi, como sabe que es el mejor del mundo, no tuvo la necesidad de demostrar nada. Eso da seguridad. Y en cuanto a las críticas a Messi, no entiendo sus por qué. Cada uno tiene sus ídolos y aquí en Buenos Aires mucha gente se hizo adulta con Maradona como ídolo y esa forma de ver el fútbol. Quienes hablan más de Messi son los jóvenes. Hay un aspecto generacional que se combina con el hecho de que Messi se marchó muy chico a Barcelona y entonces no tiene la experiencia de haber jugado en su país. La argentinidad, podría decirse. Y cuando va con la Selección se ve que hay un desencuentro, como que no está con la misma onda que el resto. Pero a la vez es el mejor del mundo y no puedes no ponerlo.
–Si finalmente se produce la separación catalana, ¿cómo imaginás el futuro del Barcelona?
–No sé qué pasaría. En su momento se hablaba del tema y sobre todo la derecha lo utilizaba para meter miedo. Supongo que ante la posibilidad de que el Barcelona deba estar en una liga propia algunos dirían que no a la independencia. Entonces, al mismo tiempo se proponían alternativas. Una de ellas, que no estaría mal, es crear una liga ibérica con Portugal, España y Cataluña. Estoy a favor de la independencia. Y si la liga debe ser más pequeña, pues seremos como Holanda. Son menos que nosotros y sin embargo llegaron a finales.
–¿Messi es tu dios?
–Para nada. Soy muy ateo. Podemos utilizarlo como metáfora de algo extraordinario que nos pasa con él, nada más. Me sorprende que en la ciudad de Rosario haya una iglesia maradoniana. Maradona es el único futbolista que tiene una iglesia.