PáginaI12 en Italia
Desde Roma
La Unión Europea debe cambiar. Esta es una de las banderas principales, levantadas tanto por la derecha como por el centro derecha y los progresistas, en la campaña electoral de las próximas elecciones europeas del 26 de mayo. Pero claramente en lo que hay que cambiar y cómo hacerlo, no están de acuerdo. Los hecho vividos en los últimos cinco años, es decir, desde las últimas elecciones europeas de 2014, han influido seguramente en esta necesidad de cambio. Se habla del terrorismo en primer lugar –por los atentados en Bélgica, Francia, Alemania, Inglaterra, Suecia, España y Finlandia–, pero también de las migraciones (casi dos millones de migrantes llegados a Europa entre 2014 y lo que va del 2019, según la ONU) y el Brexit, es decir la discutida salida de Gran Bretaña de la Unión Europea que todavía no se ha concretado pero ha causado ya no poca inestabilidad.
Para el derechista ministro del Interior y viceprimer ministro italiano, Matteo Salvini, el tema migratorio es fundamental como también lo es para sus colegas de Austria, Hungría y Polonia, que lo consideran uno de los principales males de estos tiempos. Pero el partido de Salvini, La Liga, también brega por cambiar reglas que han perjudicado a países como Italia, referidas a los bancos, la economía y el trabajo.
El Movimiento Cinco Estrellas (M5S) que también forma parte del gobierno, coincide con Salvini en materia migratoria, pidiendo una redistribución de los migrantes en Europa, pero también dice NO a la austeridad impuesta por Europa a algunos países, a los paraísos fiscales y a los privilegios y pide un salario mínimo europeo, como hacen algunos partidos de centroizquierda.
La ultraderecha de Fratelli d’Italia, por boca de su candidato el ítalo-argentino y bisnieto del dictador Benito Mussolini, Cayo Julio César Mussolini, dice no estar “contra las migraciones” sino “contra la invasión” de los migrantes. Y dirigiéndose siempre sobre el tema migrantes contra otro argentino, el papa Francisco, lo invita a no interferir en “cuestiones internas de un país soberano” como Italia y a abrir las puertas del Vaticano “que están muy bien cerradas y protegidas por altos muros” para recibir a los migrantes.
Mussolini, cuya madre es argentina, nació en Argentina en 1968 donde su familia se había refugiado después de la Segunda Guerra Mundial y tiene pasaporte argentino. Militar de la marina italiana de larga data, Mussolini después pasó a trabajar en varios países como representante de la fábrica de armas italiana Oto Melara. Si es elegido, espera poder entrar nada menos que en la Subcomisión de la Defensa del Parlamento Europeo, lo que en algunos países podría ser impedido por existir “conflicto de intereses” dada su relación con un fabricante de armas. Según él, la primera cosa por hacer en el Parlamento Europeo es reducir sus gastos y su burocracia, eliminando una de sus dos grandes sedes en Europa (Estrasburgo y Bruselas).
Para los sectores de centro derecha, como Forza Italia, el partido fundado por Silvio Berlusconi que hoy, a los 82 años, se presenta de nuevo como candidato, “Europa debe ser cambiada pero no destruída”, explicó el actual presidente del parlamento Europeo, Antonio Tajani, exponente de Forza Italia, porque “sólo una Europa unida puede contener los avances de Usa, China y Rusia”.
Según los partidos progresistas como el Partido Democrático se trata de hacer cambios en Europa que permitan crear una suerte de “gobierno económico europeo” que corrija los desequilibrios entre los distintos países, y que incentive el trabajo, creando entre otras cosas, una asignación europea de desocupación y un salario mínimo común, y poniendo en acto un importante plan de inversiones. Sobre el tema inmigración, es necesario según el PD, reformar el convenio de Dublín, un acuerdo sobre temas migratorios firmado en 1990 pero que entró en vigor recién a partir de 1997. Este acuerdo es uno de los puntos más álgidos de la discusión en Europa, sobre todo por los países anti-inmigrantes y pese a que, según los expertos, un conjunto de estados con baja tasa de natalidad como Europa, necesitará millones de inmigrantes en los próximos años para aumentar su producción y pagar sus jubilaciones.
A mediados de 2018, Italia comenzó a rechazar a los barcos que recogían a migrantes en el mar Mediterráneo y cerró sus puertos por orden del ministro Salvini que quería obligar a otros países europeos a recibirlos. En vez de buscar un acuerdo de desembarco regional para garantizar un sistema justo y compartir la responsabilidad entre los países de la UE, los líderes europeos se centraron en crear las llamadas plataformas de desembarque fuera de la UE y llevar allí a las personas rescatadas y procesar en esos lugares sus solicitudes de asilo. Italia y la UE hicieron acuerdos con Libia para que la guardia costera de ese país detuviera a los barcos con migrantes y se los llevara de vuelta. Pero con la guerra actual en Libia –el país desde donde partía la mayoría de los migrantes africanos dirigidos a Europa– y después de las denuncias de organismos de derechos humanos contra muchos militares y civiles implicados en el tráfico de seres humanos, las cosas empezaron a tambalear.
De las elecciones –que no en todos los países europeos se realizan el mismo día sino que varían entre el 23 y el 26 de mayo– unos 400 millones de personas mayores de 18 años, podrán votar. Pero hasta ahora, no toda la gente tiene las ideas claras. Italia tiene derecho de elegir 73 parlamentarios sobre un total de 751.
Según algunas previsiones realizadas por la empresa Quorum-You Trend y publicadas por la TV Sky, en el último mes Salvini habría perdido un punto de ventaja, pasando del 33,2 de los electores que pensaban votarlo en abril, al 32,1% en mayo. El M5S se habría mantenido consiguiendo en abril y en mayo el 22,3 y 22,2%. El centroizquierda del PD y su aliado “Somos Europeos” habría pasado del 21,1% en abril al 21,4% en mayo y Fratelli d’Italia del 5,2% al 5,3% mientras Berlusconi habría perdido algunos puntos, pasando del 9,9% al 9,5%. Pero estas son sólo previsiones que, dependiendo de cómo hayan sido hechas las encuestas, pueden ser realmente significativas o no.
El otro tema son las alianzas que cada partido hará dentro del Parlamento Europeo, lo que podría dar más o menos fuerza a sus propuestas de cambio. Salvini, de su parte, espera poder aliarse con los partidos de derecha alemanes, holandeses, de Hungría y Austria, así como Vox de España, Marine Le Pen de Francia, y Nigel Farage del Reino Unido, entre otros, que según algunas previsiones podría obtener buenos resultados. Pero el panorama en este sentido se verá claro después de las elecciones.