En el encuentro con mayor morbo de los cuartos de final de la Copa de la Superliga, Vélez empató 0-0 con Boca en el estadio José Amalfitani, en cuyo marco cobró trascendencia la presencia de Mauro Zárate, un ex de la casa que trocó el amor de los hinchas de la V azulada por agravios infundados, dada la decisión del atacante de dejar el club de Liniers en julio del año pasado para sumarse al plantel xeneize. La revancha será el jueves próximo en La Bombonera, y el que acceda a semifinales jugará con el vencedor de la llave que dirimirán Argentinos y Gimnasia.
Antes del puntapié inicial, luego de que el sábado se cumplieran 106 años de su aprobación por Asamblea General Constituyente del Año XIII, la ejecución del Himno Nacional Argentino por parte de una banda militar no pudo acallar los cánticos en contra de Zárate, que ayer visitaba la que fue su casa, pero esta vez vestido de azul y amarillo. “El que no salta es un traidor”, fue el áspero hit de Liniers que bajaba de la tribuna.
Pasado un cuarto de hora casi sin llegadas a los arcos, el goleador de Boca en el ciclo de Gustavo Alfaro le cometió infracción a Domínguez, y la reprobación de todo el estadio no se hizo esperar. Enseguida, una contra fulminante comandada por Almada dejó a Vargas solo frente al arco, pero el delantero no pudo superar a Andrada, quien logró quedarse con el balón.
Con Abila muy aislado arriba y los circuitos creativos bien controlados por la presión del dueño de casa, Boca llegó con peligro recién a la media hora de juego, con un tiro libre de Zárate y el frentazo de Izquierdoz que pasó cerca de un palo. El trámite era muy luchado y aburrido.
Al inicio de la segunda etapa, un córner de Almada peinado por Fernández dio en el travesaño. Con Boca muy replegado, Andrada les ahogó el grito a Galdames y a Barreal, en tanto el travesaño se lo negó a Domínguez. Vélez mereció más en una noche en la que faltó fútbol y sobraron los insultos.