Desde Córdoba
El gran ganador del domingo, el gobernador de Córdoba, Juan Schiaretti, apenas si se mostró ayer unos minutos en la capital provincial junto al intendente electo Martín Llaryora para inaugurar un nuevo tramo de obras. “Las elecciones ya pasaron y hoy estamos trabajando como hacemos todos los días”, se jactó. Sus pocas definiciones acerca de su posicionamiento a nivel nacional alentaron los tironeos de quien quedó ratificado como el dirigente peronista de mayor peso territorial. El precandidato presidencial Felipe Solá, por ejemplo, evaluó que era el momento para que Cristina Kirchner “levante el teléfono y llame” a Schiaretti. “Ojalá estuviera con nosotros y con Cristina adentro”, se ilusionó. También sumó a ese armado al líder del Frente Renovador, Sergio Massa, quien se sabe que mantiene conversaciones con dirigentes del kirchnerismo. Pero desde Alternativa Federal dejaron trascender que están organizando un encuentro para los próximos días en el que seguramente participará Schiaretti, a quien buscan darle un rol similar al de un jefe partidario, algo que el espacio necesita con urgencia a un mes del cierre de inscripción de alianzas.
Las expresiones públicas de los peronistas cordobeses salen en cuentagotas, la fugaz aparición de ayer de Schiaretti no fue la excepción. Por eso hay que detenerse en lo que dijo el gobernador el domingo a la noche en el búnker del triunfo, minutos antes de ponerse a bailar cuarteto con su esposa, la legisladora electa Alejandra Vigo. Allí se declaró enrolado en las filas del peronismo “federal, democrático y republicano”, lo cual es tan amplio que no quiere decir poco. Más claro fue cuando dijo que era equivocado hacer una proyección a las elecciones nacionales de lo que se había votado en Córdoba porque era una característica de su provincia votar de una manera cuando se elegía gobernador o intendente y de otra cuando se elegían autoridades nacionales. Sonó a guiño a su amigo Mauricio Macri, que hizo un sapo grande con Cambiemos justo en la provincia que más lo ayudó a llegar a la presidencia.
Otra cosa que dijo Schiaretti acerca de las conclusiones sobre su contundente triunfo fue que “los cordobeses valoramos y apoyamos la moderación, no queremos la grieta que tanto daño hace a la Argentina y que algunos piensan que le puede servir para ganar elecciones, pero no sirve para gobernar”. Agregó que el domingo había quedado demostrado además que a veces ni siquiera sirve para ganar elecciones, con lo que dejó claro que estaba refiriendo al lado de la grieta donde está ubicado su rival macrista Mario Negri, que buscó de todas las maneras polarizar con el gobernador, incluso vinculándolo al kirchnerismo.
La relación que el radical buscaba forzar era porque Cristina Kirchner decidió tiempo atrás bajar la lista en la provincia que encabezaba el diputado Pablo Carro, en un gesto hacia la “unidad” del peronismo. El inédito 54 por ciento obtenido por Schiaretti permite deducir que esos votos –se calculaba que Carro obtendría entre un 10 y un 15 por ciento– los recibió completos por más que el kirchnerismo no integrara formalmente el frente “Hacemos por Córdoba” como sí lo hicieron el socialismo y el GEN. Eso diferencia el armado cordobés del que hicieron Sergio Uñac en San Juan y Gustavo Bordet en Entre Ríos. Estos dos gobernadores, aunque se declararon entusiasmados con la candidatura presidencial de Roberto Lavagna, plantean la necesidad de que todo el peronismo vaya unido en un solo armado para derrotar a Cambiemos.
El PJ Nacional, con la firma de José Luis Gioja y Gildo Insfrán, sacó un comunicado de felicitación donde resaltó la invencibilidad que muestra el peronismo cuando va en una sola boleta. Hoy habrá una reunión del consejo directivo y de la mesa de acción política del PJ en el que el análisis de la elección de Córdoba estará presente. Hace más de diez años que el peronismo cordobés no participa de la estructura orgánica del PJ y en la conducción les cuesta imaginar una vuelta en el corto plazo. Igual no se descartaba que se aprobara la posibilidad de intentar un diálogo. En su momento, el titular de la mesa, el pampeano Rubén Marín, tiró líneas con los gobernadores, con resultado escaso.
Quien se mostró más entusiasta con la posibilidad de un acuerdo fue Felipe Solá. “Es momento de llamar para juntarse” señaló. “Ojalá hubiera un solo peronismo con Schiaretti” adentro, señaló Solá. “Decían que Córdoba era la provincia más macrista de todas ¿Cómo será la menos, no?”, se entusiasmó, y agregó a su esperanza de unidad a Sergio Massa. “Todavía esperamos que venga con Cristina y con nosotros. Después vemos dónde”, señaló, en diálogo con FutuRock. Sin embargo, Cristina Kirchner no emitió ningún mensaje de saludo luego del triunfo aunque desde su entorno hubo contactos. Alberto Fernández habló con el senador Carlos Caserio, jefe del PJ cordobés, y le pidió que le transmitiera su felicitación a Schiaretti.
La opinión de Solá fue en una dirección bien diferente a los planes que de inmediato se trazaron desde Alternativa Federal, que interpretaron como una definición muy clara las palabras de Schiaretti el domingo a la noche. “Schiaretti es una figura central que puede ayudar a ordenar este espacio tan importante que se está definiendo”, sostuvo ayer el senador Miguel Angel Pichetto al ingresar a sus oficinas junto a Roberto Lavagna a una reunión con dirigentes radicales. “Fue fenomenal y muy contundente”, se entusiasmó Lavagna con el resultado obtenido por el cordobés. El ex ministro destacó el mensaje de Schiaretti porque “abonó la idea de abandonar la grieta, es un posicionamiento que desde Alternativa Federal hemos venido defendiendo”.
Por eso había en el espacio quienes querían armar esta semana un encuentro donde participara Schiaretti y se definieran las cuestiones más urgentes que debe trazar la fuerza, que no son pocas. La ampliación a un sector del radicalismo, la posibilidad de ir a un frente de unidad como pide Solá y la conducción del PJ y, finalmente, si Alternativa Federal definirá a su candidato en una PASO, algo con lo que Lavagna no quiere saber nada. Pero desde el entorno del gobernador no se habrían mostrado muy ansiosos por cerrar ya esa cumbre, pese al envión conseguido por el resultado. Probablemente porque todavía no tenga una respuesta clara a esos interrogantes y otro que algunos alrededor suyo alentaban, como la posibilidad de ir él por una postulación presidencial. Al fin y al cabo, se convirtió en el gobernador peronista con más votos. Según trascendidos, el mismo domingo Schiaretti les descartó esa chance. Hay rumores que hablan todavía de algunos achaques de salud. Además, la experiencia de José Manuel de la Sota ya mostró que no es sencillo trasladar el “cordobesismo” al resto del país.