PáginaI12 en Brasil
Desde Brasilia
Lula a favor de los estudiantes, contra un gobierno vinculado a las "milicias" paramilitares y atento a la evolución de la crisis en Venezuela que no se resolverá, observó, con la intervención del ejército brasileño, la cual podría tener consecuencias “desastrosas”.
A dos días de la que posiblemente será la protesta más concurrida desde el inicio de la gestión de Jair Bolsonaro ayer se conocieron declaraciones del ex presidente en repudio del recorte del 30 por ciento del presupuesto universitario.
En la Superintendencia de la Policía Federal de Curitiba , donde está alojado desde hace más de un año, concedió una entrevista de dos horas y media a la BBC británica de la que se publicaron nuevos tramos.
Bolsonaro y Abraham Weintraub, que es su segundo ministro de Educación ( el primero duró tres meses), justificaron el ajuste del presupuesto universitario, y de escuelas medias federales, contemporáneamente con el anuncio de la construcción de colegios militares en varios estados. Desaforados, también dijeron que en las casas de altos estudios no se debe hacer militancia política y propusieron que el pedagogo Paulo Freire deje de ser el patrono de la educación brasileña.
De inmediato hubo una protesta de jóvenes de escuelas secundarias, junto a padres y profesores, frente al Colegio Militar de Río de Janeiro. Posteriormente estallaron concentraciones de universitarios en Brasilia, Curitiba, Bahia y Río como preludio de las marchas convocadas para mañana.
“Bolsonaro está cortando dinero de las universidades, está cortando de ciencia y tecnología y va a cortar, mejor va a estuprar al pueblo brasileño sacando un billón de reales (250 millones dólares)” si se aprueba su proyecto de reforma previsional, cuestionó Lula.
“El pueblo brasileño está precisando tener esperanza, que alguien le diga cómo se va a resolver el problema del crecimiento económico, cómo se va a resolver el problema del empleo. No habrá crecimiento en este país si no se incluye al pueblo pobre en el Presupuesto de la Unión, o el pueblo vuelve a ser sujeto o no hay solución”.
Esta fue la segunda entrevista, la anterior fue a los diarios Folha y El País, autorizada por el Supremo Tribunal Federal en menos de un mes. Ambas fueron censuradas el año pasado durante la campaña electoral desde el argumento (pretexto) de que las declaraciones del líder del PT podrían afectar el normal desarrollo de la disputa por la presidencia.
Con el ex tornero preso, proscripto y privado de su derecho a manifestarse por los medios la campaña tuvo un desarrollo atípico concluido con el triunfo del candidato de ultraderecha. Habían transcurrido algunas semanas del triunfo de Bolsonaro cuando comenzaron a surgir noticias sobre los vínculos de uno de sus hijos, el senador electo Flavio Bolsonaro, con las “milicias” de Río de Janeiro (ver aparte).
Al parecer esa información fue retenida por las autoridades para preservar la imagen de Bolsonaro durante la pelea por la presidencia. Ni la justicia ni la prensa han puesto mucho tesón en el tema del que comenzaron a surgir informaciones por goteo.
Ayer el diario Estado publicó una entrevista con Flavio Bolsonaro en la que acepta haber organizado un homenaje para el policía retirado Adriano Magalhaes da Nóbrega, considerado el jefe de uno de los grupos paramilitares cariocas más violentas aparentemente implicada en el asesinato de la activista Marielle Franco.
Bolsonaro hijo confirmó que cuando era legislador provincial en Río contrató a la esposa y la madre de para Magalhaes da Nobrega.
Lula habló de las relaciones próximas del gobierno con esas bandas y mencionó a un antiguo amigo de Jair Bolsonaro, el también presunto paramilitar Fabricio Queiroz, a quien la justicia trata con llamativa condescendencia. “Bolsonaro tiene que dejar de gobernar para sus milicianos, él tiene que gobernar para el pueblo brasileño. En todo lo que él hace aparece un miliciano, un miliciano por aquí, un miliciano por allá, un miliciano consiguiendo empleo, eso es lo que veo en los diarios”.
En otro momento del reportaje repitió su demanda de Justicia sumada a las críticas al ex juez Sergio Moro, actual ministro de Justicia, y mentor de la causa Lava Jato. Y dejó preguntas abiertas sobre el interés norteamericano en ese proceso.
“No acepto ser criminalizado (no admito) el mal que ellos hicieron, ahora yo quiero probar que quienes deberían estar estar presos son ellos porque le mintieron al país y destruyeron millones de empleos. ¿Al servicio de quien (lo hicieron)?.Eso es lo que quiero saber. Hay un video de los fiscales norteamericanos junto a Moro festejando mi prisión, donde dicen que participaron activamente para llegar a donde llegaron”.
“Yo no soy alguien que está todo el día imaginando conspiraciones pero históricamente los Estados Unidos nunca aceptaron que Brasil sea un protagonista internacional”.
Venezuela
A fines de marzo el ex capitán Bolsonaró declaro ante Donald Trump en la Casa Blanca su disposición a participar en una invasión militar en Venezuela. Luego se corrigió parcialmente y más tarde volvió a la carga con la tesis belicista.
Si se cumpliera la voluntad del mandatario, Brasil sufrirá consecuencias graves, refuta Lula.
“Sería desastroso en todos los aspectos, sería desastroso políticamente, económicamente y militarmente. El ejército brasileño no está preparado para la guerra, ha sido preparado durante mucho tiempo para procurar enemigos internos.”
Bolsonaro es un “presidente medíocre” que en complicidad con Estados Unidos está todo el tiempo “instigando” además de reconocer al “caradura” de Juan Guaidó como presidente venezolano.
En lugar de atizar el conflicto el jefe del Palacio del Planalto tendría que “tomar el teléfono (hablar con Maduro), hacer un viaje a Venezuela (..) conversar para ayudar a encontrar una solución”, remató.