¿Qué modelos de adolescentes mostró Game of Thrones? Todo hito cultural de su magnitud tiene el poder de intervenir en el clima de época, de ser causa y reflejo, de ser permeable a clamores y a vientos de cambio; incluso, de ser signo de los tiempos. La serie épica de HBO, basada en la saga de novelas de George R.R. Martin, terminará este domingo en su momento de mayor exposición, con sus hashtags en vivo durante cada episodio, sus TT que duran dos o tres días después de cada estreno, y sus podcasts y canales de youtube semanales de “análisis” de lo ocurrido cada domingo. El gran final llegará tras haber forjado, en su numeroso plantel de princesas, combatientes, reyezuelos y príncipes, a unos cuantos chiquillos y adolescentes arquetípicos. Este repaso –con spoilers– evoca los principales personajes sub20 del último gran hit de la TV mundial.
Lyanna Mormont, la osita brava
Va al frente como nadie. Niña terrible, valiente y avasallante, esta piba aguerrida y temeraria es la última heredera de una honorable casa familiar. Actúa como una inspiradora jefa militar… aunque sea casi una nena. Su personaje tiene 13 años y no luce ni cerca de la adolescencia más allá de que la actriz que la interpreta, la inglesa Bella Ramsey, cumplió 16. La serie presentó y dejó morir a sus únicos parientes: los Mormont, la dinastía de los osos, por lo que ha recibido el mote online de “Lady Osita”. Así que ella carga en su espalda la pervivencia de su linaje. Y, en caso de duda, vota siempre por ir a pelear. En la temporada 8, su bravísimo carácter deviene en una muerte épica en la batalla definitiva contra los tomuers de hielo: la osezna la queda triturada en combate cuerpito a cuerpazo contra un gigante zombie, pero justo antes pega un estremecedor aullido de guerrera púber y lo mata de un lanzazo en un ojo.
Joffrey Baratheon-Lannister, el pendejo de mierda
Este turro de 18 años representa una repulsiva versión del archivillano teen: es sádico, violento, despectivo, discriminador, abusivo; definitivamente un monstruo. Y encima… es el rey. Hijo mayor del finado monarca Robert Baratheon –o en realidad hijo mayor de Jaime y Cersei Lannister–, Joffrey es el niño rico que hace lo que quiere y se gana el odio de todo el mundo. Accede al trono aún antes de la mayoría de edad y una vez sentado ahí, resulta inmanejable y temible aún para sus parientes. Aprovecha cada escena para ensañársela con alguien, así sean cuatros de copas del elenco o personajes centrales de la serie, como su desgraciada prometida Sansa o su astuto tío Tyrion. Este archivillano personificado por el actor irlandés Jack Gleeson, entonces de 23 años, protagoniza uno de los grandes episodios de la serie, cuando muere envenenado en su propia boda. Un final a la medida de tamaño sorete.
Bran Stark, el bicho raro
Lo conocimos cuando aún era un niñito, hace ocho temporadas, y ese mismo día lo tiraron por la ventana: había pescado un revolcón –incestuoso, prohibido– de la reina Cersei con su hermano Jaime, y el matarreyes en cuestión pretendió llamarlo a silencio para siempre. Era el primer episodio y el pobre Bran ya quedaba en coma, primero, y paralítico, al despertar. ¿Quién iba a pensar que, con semejante inicio, se convertiría en uno de los personajes más extraños y característicos de la serie? Al quedar postrado, este príncipe heredero vivió una mutación gradual y sobrenatural que lo convirtió en espíritu chamánico, oráculo omnisapiente y árbol de la sabiduría: el Cuervo de Tres Ojos. Interpretado por el inglés Isaac Hempstead-Wright, de 20 años, Bran llega al final de la serie como eje de todas las conspiraciones y teorías: ¿es la encarnación del Mal o es la encarnación del Bien? Este chico dark es una víctima pero siniestra. Da escalofríos y está en permanente estado potencial: aunque hoy tiene 17 años, parece milenario.
Robin Arryn, el nene de mamá
Este joven heredero de una familia periférica del guión resulta uno de los personajes infantojuveniles más inquietantes de la serie: tenía más de 10 años y seguía siendo amamantado por su madre, aún mientras ella mantenía discusiones políticas o militares en público. Aniñado, frágil y evidentemente mamero, Robin luce en cada escena enfermizo, llorón, malhumorado y abatido. Personificado por el actor brasileño Lino Facioli, de 20 años, ya ha cumplido los 14 y ha sufrido al mundo adulto: para paliar sus dolencias, sus tutores le han aplicado sedantes, amapola y hasta presuntas formas medicinales de escabio, lo que explicaría su carácter somnoliento, su irritabilidad y su tristeza. Prendido literalmente a la teta de la vieja, siempre en pijama o bien con vestuarios pijamescos, representa el lado más horrible del chico que no quiere crecer, mucho más cerca de la pesadilla freudiana que del sueño de Peter Pan.
Tommen Baratheon-Lannister, el rey emo
Este pibe desanimado, vulnerable y oscuro, suscribe al modelo del niño rico que tiene tristeza (y padres incestuosos). Parecía ser un mero segundón de la casa Lannister hasta que su hermano mayor, el maléfico rey Joffrey, es asesinado. Empujado desde el banco de suplentes real, Tommen asume entonces como monarca, con no más que 12 o 13 años, y aún como rey sigue siendo un segundón. Está siempre a punto de volverse un títere de los adultos: tanto su mamá –la icónica reina madre Cersei– como los jerarcas religiosos, los operadores reales y hasta su flamante esposa parecen decididos a manejarlo. Encarnado por el actor británico Dean-Charles Chapman, de 17 años, el pibe no quiere seguir el destino familiar… ni tampoco dar pelea. Simplemente, no tiene ganas. Recorre el palacio tan distante, tan depresivo y tan desganado que un día, sin saludar, decide tirarse por la ventana y suicidarse.
Arya Stark, la niña sin nombre
Tiene 18 años pero parecen mil vidas. Apareció hace ocho temporadas como una niñita escolar, la díscola hermanita del medio de una familia numerosa, poderosa pero caída en desgracia. Desde entonces, su adolescencia fue un maratón. Quedó huérfana en su cara, se hizo pasar por varón, fue ciega, recuperó la vista, tuvo un maestro mosquetero-jedi-samurai, se exilió con un gigante, armó una lista de gente a asesinar (y tachó a casi todos), entrenó como sicaria espiritual-sin rostro, debutó sexualmente con un príncipe bastardo, fue la heroína de la Humanidad al matar de un puazo al Rey de la Noche y ahora, de cara al último episodio de la serie, va por todo. Protagonizó secuencias unipersonales épicas y firmó frases icónicas siempre por la negativa, como “Not Today” o “That’s Not Me”. Interpretada por la inglesa Maisie Williams, de 22 años, decirle “empoderada” es quedarse corto. Arya es el símbolo de la piba curtida, indomable, que sabe que la vida es corta pero ancha. Ella la vivió y resultó ejemplo: así como tantos bebés de esta década se llaman Lionel por Messi, ya hay nenitas sub5 que se llaman Arya por Stark.