Desde Caracas
Caracas es varias ciudades a la vez. Se dan la espalda, a veces se temen. La del este es el nudo de noticias sobre Juan Guaidó y la oposición, la del oeste es territorio de mayorías chavistas, el Palacio de Miraflores, los centros de poder. El corte es de clases y de nombres también: en el este la gente vive en colinas, mientras en el oeste se vive en cerros. Uno de esos cerros es el de la parroquia 23 de Enero, donde existe una trama de resistencia popular desde las épocas anteriores a la emergencia de Hugo Chávez, y hacen vida varios colectivos, como se denomina a unas de las formas de organización del chavismo.
La palabra colectivo ha pasado a condensar los mitos de la derecha para demonizar la revolución. Serían bandas criminales dedicadas a realizar el trabajo sucio de las fuerzas de seguridad del Estado, como impedir movilizaciones opositoras. Marco Rubio, senador republicano, afirmó que deberían ser catalogadas como organizaciones terroristas por parte de Estados Unidos.
Uno de los colectivos en el 23 de Enero es el de las Fuerzas Patrióticas Alexis Vive. La presencia de la organización aparece desde el ingreso al barrio, donde sobre un arco alto está inscrito: Bienvenidos, Comuna Socialista El Panal 2021. Al ingresar está la panadería comunal, la vida cotidiana de un sector popular caraqueño con niños, niñas, con uniforme de colegio, quioscos, murales, motos, música, el andar en búsqueda de la sombra para evitar el sol caribe.
“Los colectivos somos organizaciones sociales de base que trabajamos en la construcción político, social, comunal, productiva”, dice Robert Longa, referente del Alexis. Está sentado en la radio Arsenal que construyeron, frente a la cancha deportiva comunal. En el 23 de Enero existen cerca de treinta colectivos, calcula.
“Somos un movimiento radicalmente comunero, creemos que debemos estar fundidos dentro de las masas, es un tema de vanguardias colectivas, y esa vanguardia colectiva es la comuna, somos parte del sujeto insurgente en el barrio”, dice. Alexis González fue asesinado en los inicios de la revolución, en uno de los varios intentos de golpe de Estado de la derecha. En el territorio comunal hacen vida 13 mil personas, y la comuna, de la mano con las Fuerzas Patrióticas Alexis Vive, ha puesto en pie órganos de autogobierno, y ha centrado su desarrollo en lo económico y social: una azucarera, una panadería, textilera, un centro de acopio, una herrería, una moneda propia, una escuela de danza, de deportes, una piscina para chicos los fines de semana.
El Alexis está, como otros colectivos, en el centro de los ataques mediáticos y políticos de la derecha. “Ven a los colectivos en los barrios como los bolsones de resistencia y los muros de contención, como los comités de defensa de la revolución en Cuba, somos el punto de ataque mediático y material para tratar de implosionar las arterias de nuestras comunidades. El 27 de febrero del 89 bajamos los cerros, el 11 de abril del 2002 también bajamos, jugamos un papel fundamental para la toma del poder, y deduzco que ven a los colectivos como la piedra de tranca para generar la explosión social que buscan”, analiza.
El sector del 23 de Enero donde están las Fuerzas Patrióticas y la Comuna Panal 2021 es tranquilo. La organización logra construir respuestas a problemáticas como la inseguridad, y enfrenta la pelea diaria que representa la situación económica. El cuadro es complejo en los sectores populares en Caracas, y más aún en las ciudades alejadas de la capital. Producto del bloqueo económico, financiero, declarado por EE.UU., y también de errores propios: “se le suman fallas a lo interno, y pensamos que los trapos sucios de la revolución se lavan a lo interno, los cambios se hacen en revolución, fuera de la revolución nada”, dice Longa.
Ese día se desarrolla una actividad en la cancha: la entrega de herramientas para la producción por parte del Ministerio del Poder Popular las Comunas. Han venido comunas del oeste caraqueño a la actividad, la gente debate, de la situación económica, las dificultades y necesidades de producir, los precios, las reuniones entre Estados Unidos y Rusia, lo que puede suceder en un cuadro de tanta inestabilidad donde la organización popular es una parte central dentro de la arquitectura del chavismo para construir y defender.
“Siempre supimos que este momento iba a llegar, que tarde o temprano le íbamos a ver la cara al imperio”, dice Robert. “De ellos se puede esperar todo, apuestan a operaciones quirúrgicas que van del magnicidio al apresamiento del presidente, buscar generar una fricción en la Fuerza Armada Nacional Bolivariana para lograr una fractura que nos lleve a una guerra civil, meter contratistas norteamericanas con paramilitares colombianos para generar escenarios tipo Siria”.
El tiempo político en Venezuela ofrece pocos momentos de tranquilidad de superficie. Aunque en esta, como en la mayorías de las zona del oeste caraqueño, la emergencia de Guaidó nunca se tradujo en movilizaciones de apoyo. El chavismo tiene raíces profundas, identitarias, culturales, organizativas: “la muestra de que el chavismo existe somos las bases populares, y es la resistencia que hemos tenido en este tiempo, hay un chavismo consolidado, convencido de que la línea estratégica que planteó Chávez es la línea correcta, las comunas, el poder del pueblo, independientemente de errores de dirigentes que juegan al estancamiento de la revolución, es parte de las contradicciones del proceso”, dice Longa.
El tiempo puede volver a acelerarse como un disparo en cualquier momento. Lo saben las Fuerzas Patrióticas Alexis Vive, que, como tantas formas de organización popular, han sido declaradas como objetivos por parte de la estrategia que no solamente busca derrocar a Maduro, sino reformatear la sociedad, lo que significa borrar el subsuelo chavista que aprendió a protagonizar la política. Longa es de los miles que están convencidos que no podrán: “Venezuela es un país con herencia de libertador y sangre de caciques”, dice.