La joven a quien el ginecólogo obligó a gestar presenció todas las audiencias y estará en la sala del juicio también hoy. A ella, R. P., la diputada provincial Marta Milesi la conoce desde hace dos años, el tiempo que transcurrió desde su internación forzada en el Hospital de Cipolletti, al que había llegado con un aborto en curso que el ginecólogo Leandro Rodríguez Lastra revirtió. En estos dos años, dice, la joven cambió. Pero muy especialmente esta semana, con el correr de las audiencias del juicio al médico. “Ahora está empoderada, sintió que pudo y que la quieren”, cuenta la diputada, que desde 2017 está en contacto permanente con la joven. 

–¿Cómo supo de R. P.?

–Por haber sido pediatra full time y directora del hospital, tengo relación permanente con la gente que trabaja ahí. Ahora soy legisladora, pero me llaman para todo, los empleados me conocen. A ella la dejan internada desde que llega, el 3 de abril de 2017, hasta que le hacen la cesárea. Cuando la internaron, una de las chicas que la cuidaba le habló de mí y ella le pidió que me llamen. Era una situación dantesca la que vi cuando entré en la habitación. Era una habitación totalmente oscura, en donde había una chica que decía tener 19 años pero para mí tenía 14, delgadita, chiquitita. Estaba en posición fetal, con todo el cabello largo tapándole la cara, y no podía hablar conmigo. Se quedaba callada. Lo único que me dijo fue “saquenmé este coso” y “yo le escribí una carta”. En la carta, que me la dio en la mano, me dice que no quiere estar ahí, que la saque, que Rodríguez Lastra la maltrataba, que cuando él pasa y ella se tapa la cara le dice “maleducada”. Me dice que se quiere ir de ahí.

–¿Y después?

–Decido hacer la denuncia. Antes, me contacto con la madre de ella y le digo lo que voy a hacer, y me dice sí por favor, ayudenos. La madre en la declaración ante el juez, cuando la defensa del médico le pregunta si lo conocía a Rodríguez Lastra, ella dijo que no lo vio nunca porque nunca pudo hablar con nadie en el hospital. El médico aduce que nunca supo que el embarazo era producto de una violación, pero la hermana, que la acompañó hasta el Hospital de Cipolletti, contó que la misma R. le dijo a Rodríguez Lastra que el embarazo era producto de una violación. También contó que a ella el médico no la dejó entrar a acompañar a R, la dejó en la ambulancia. 

En estos dos años, R. P. debió atravesar situaciones de salud complejas, que incluyeron una internación por salud mental contra su voluntad, algo de lo que la rescató la Defensoría pública. Ahora estudia para ser maestra jardinera. Está tan fuerte que presenció las audiencias y quiere estar allí también hoy, durante los alegatos.

–Le tenía miedo al médico. Pero  hizo un giro de 180 grados. Después de estar tan angustiada que casi no puede declarar, ahora va a las audiencias a escuchar porque quiere. Se queda calladita, escuchando. Lo único que dice al respecto es que está contenta, porque ella creía que nadie la quería, y ella ahora se da cuenta que la gente del hospital declaró dijo lo mismo que ella. O sea que ella no es una loca. Ella me trata siempre de usted, me dice “¿vio que no soy loca?”.

–¿Cuál es el clima hoy en el Hospital de Cipolletti?

–Está dividido. Es un hospital escuela, tenemos la Facultad de Medicina allí. Afuera, los centros de salud , que se llaman CAP (Centro de Atención Primaria), la aplicación de la ILE funciona como un violín: están los médicos generalistas, las enfermeras, los agentes sanitarios, hacen ecografías, te dan misoprostol. Pero pero si hay que suministrar una medicación, la paciente tiene que ir al adentro, al Hospital, y ahí son todos objetores. Serán alrededor de 6 médicos, que se declararon objetores después de que radiqué la denuncia.