El Tribunal Oral Federal 2 enviará este jueves a la Corte Suprema la totalidad del expediente de la obra pública de Santa Cruz y emitirá una resolución por la cual se posterga el inicio del juicio previsto para el próximo martes 21. Los jueces Jorge Gorini, Andrés Basso y Rodrigo Giménez Uriburu no sólo cumplirán lo pedido por el máximo tribunal sino que consideran que es mejor que la Corte intervenga ahora, resuelva los nueve recursos que existen y después arranquen las audiencias. “No se puede leer un requerimiento acusatorio que no está o que está en fotocopia. Es obvio que a la Corte se deben enviar los originales porque tienen que resolver sobre los recursos”, transmitió un integrante del TOF 2. Desde la mañana de este miércoles se de- sató una insólita ofensiva del Gobierno contra la Corte (ver aparte), en base al desconocimiento del expediente. Ninguno de los funcionarios se quejó, a lo largo de los tres años de instrucción de la causa, de que no se haya hecho una mínima pericia, algo pedido por las defensas desde el principio. Temprano este miércoles, el fiscal Diego Luciani insistió en que el juicio debe empezar el martes y luego ocurrió lo más asombroso: sin que le pidan opinión, el procurador Eduardo Casal se despachó con el mismo criterio. El TOF 2 no hará lugar a esos planteos.
Recursos
La Corte resolvió intervenir en el caso a raíz de que tiene que resolver nueve recursos, entre ellos los que presentaron Carlos Alberto Beraldi, en representación de Cristina Fernández de Kirchner; Maximiliano Rusconi, defensor de Julio De Vido y Víctor Hortel, abogado de Lázaro Báez. El punto clave es el pedido de que se concrete una medida elemental: la realización de un peritaje sobre las 51 obras cuestionadas. Desde que la causa arrancó, a mediados de 2016, las defensas vienen pidiendo que se haga una pericia porque, si se dice que una obra no se hizo y se cobró, si se hizo mal, si hubo demoras o sobreprecios, se requiere de la prueba más básica: que se demuestre la irregularidad en una pericia en la que participen las partes.
Este diario ya publicó las conclusiones de la auditoría original que puso en marcha esta causa. Fue realizada por dos ingenieros y un contador, todos designados por el funcionario ultra-macrista Javier Iguacel, por entonces titular de Vialidad Nacional. Los ingenieros Justo Romero y Ramón Martínez Oría y el contador Marcelo Bianchi hicieron el estudio y concluyeron que no hubo nada cobrado y no realizado, que la calidad de las obras fue buena y manifestaron que no podían pronunciarse respecto de la existencia de sobreprecios. Bianchi declaró ante el juez: “Si nos ceñimos estrictamente a los aspectos técnicos que formaron parte de la encomienda que me fue asignada, y observamos que los desajustes no fueron relevantes con relación a las respectivas obras, estamos hablando de desajustes del 0,1 por ciento”. Aún así, Iguacel hizo la denuncia.
Desde aquella época, junio de 2016, las defensas vienen pidiendo una pericia en la que participen peritos de parte y se evalúe obra por obra. No lo aceptó el juez Julián Ercolini y tampoco la pidieron los fiscales Gerardo Pollicita e Ignacio Mahiques, éste último designado a dedo por el gobierno y con la familia entera revistando en la administración macrista.
O sea que pasaron tres años de instrucción de la causa sin que se hiciera pericia alguna. Para colmo, los fiscales se despacharon con un estudio –sin control de las partes– donde afirman que el Estado se perjudicó en 43.000 millones de pesos cuando lo que se pagó por todas las obras de Santa Cruz fue de 12.000 millones. Exhibe el sesgo con el que se manejó la causa.
Muestra
El TOF 2 recibió semejante carga –la inexistencia de pericias– y buscó darle algún tipo de solución: se eligieron cinco obras para peritar. Tres elegidas por los fiscales y dos por su valor económico. O sea que se perita menos del 10 por ciento de la obra cuestionada. Pero, además, la pericia que se inició en febrero recién va a estar terminada en julio o agosto, es decir que se pretendía arrancar con el juicio el martes próximo sin siquiera tener terminado el limitado estudio ordenado por los jueces.
Como se ve, había apuro por empezar el juicio como sea, es decir tener a CFK sentada en el banquillo de los acusados, en una causa visiblemente armada por el macrismo. La postergación del show es lo que provocó el estallido de las figuras del Ejecutivo y, haciendo de coro, del procurador.
Tiempos
Los defensores Beraldi, Rusconi y Hortel presentaron recursos esencialmente sobre las pericias, aunque también sobre otras cuestiones de competencia. Las presentaciones se hicieron tanto ante el tribunal como en Casación. Los letrados sufrieron rechazo tras rechazo y terminaron llegando en queja a la Corte. Esto es lo que evaluará el máximo tribunal. Por lo pronto, los cinco miembros de la Corte tendrán que estudiar los planteos con el expediente en su poder. Ese paso tardará varios meses porque cada ministro del máximo tribunal dará su opinión. Pero lo más probable es que se ordene una pericia mucho más amplia que las cinco obras. Si se confirma este rumor y se ordena la pericia de diez o veinte obras, la postergación será por más tiempo.
–¿Antes de fin de año? –le preguntó este diario a un miembro del TOF 2.
–Me parece que usted se queda corto –fue la respuesta–. Pero aún así me parece que es saludable desde el punto de vista institucional. No podemos hacer un juicio que va a tardar más de un año y que luego la Corte dicte una nulidad. Está bien lo que se está haciendo.
Marketing
La resolución de pedir todo el expediente no es inhabitual en la Corte Suprema. Por ejemplo, se pidió en el caso del cura Julio Grassi, en el caso de los chicos muertos en la tragedia del colegio Ecos, en una relacionada con la petrolera Esso y en varios expedientes más. El problema es que con la decisión de la Corte sufrió un golpe el marketing del “se robaron todo”, “se robaron un PBI” y otras consignas que han sido la base de la política de Cambiemos. Ante la hecatombe económica, no son muchos los argumentos que tiene el oficialismo y por eso reacciona de manera tan sonora cuando queda en evidencia la manera grotesca en la que se armaron muchas causas.