En el Gobierno festejaron la marcha atrás de la Corte Suprema de Justicia para no interrumpir el inicio del juicio oral a Cristina Fernández de Kirchner por obra pública en Santa Cruz, mientras los supremos analizan los recursos de quejas de los defensores desoídos en otras instancias judiciales. El ministro de Justicia Germán Garavano, uno de los tantos funcionarios macristas que cruzó duramente la decisión de la Corte de solicitar el expediente judicial que podía postergar el inicio del juicio a la ex presidenta, dijo que “no hubo operadores” del Gobierno para torcer la decisión de los cortesanos y se lo adjudicó a una “reacción social” en las redes sociales y un cacerolazo puertas adentro de los departamentos en algunos barrios porteños. El presidente Mauricio Macri se montó a la explicación oficial: “hubo una reacción colectiva”, afirmó.
“Es lo que necesita esta sociedad. Esta reacción colectiva contra lo que pasó ayer con el tema judicial. Hay una Argentina que cambió. Queremos cosas claras, no raras”, afirmó Macri ayer al hablar en el encuentro Experiencia Endeavor, que se realizó en el Centro Convenciones de la Ciudad de Buenos Aires. Un día antes, desde los Esteros del Iberá, Macri se había plegado a la presión a la Corte al reclamar que “no haya impunidad”.
Garavano estuvo en la primera puntada por el reclamo y también en el festejo oficial. “Fue la gente la que generó esa situación de tensión y reclamo, el Gobierno lo único que hizo fue recoger esa demanda”, sostuvo el ministro para minimizar la presión de la Casa Rosada que en 24 horas dio vuelta la resolución de la Corte. Tras la reunión de Gabinete, Garavano dijo que el pedido de expediente no suspendía el juicio, “es algo que cualquier abogado sabe”, pero justificó la reacción del Gobierno por que “la gente no sabe y está sensibilizada”. Pero el ministro despegó al Ejecutivo del cambio de planes de los cortesanos al afirmar que “no hubo operadores” del oficialismo sobre los jueces del máximo tribunal.
Desde las propias usinas del Gobierno surgió que el vocero de CFK, Alberto Fernández, había influido sobre jueces en la primera resolución que había adoptado la Corte. Fernández salió a contestarle. “La discusión que se está teniendo es ridícula”, porque “lo que está haciendo la Corte es ordenar juicios que están llenos de irregularidades: está garantizando el derecho de defensa”, dijo Fernández en una entrevista radial. También explicó uno de los motivos por lo que la defensa de CFK recurrió en queja a la Corte: “el problema es que los tres principales testimonios son los de (Federico) Elaskar, que ya dijo que mintió; (Leonardo) Fariña, que coachearon para mentir, y (Jorge) Lanata”. “Si queremos recuperar la conciencia como sociedad y tranquilizarnos, es condición que haya cosas que se dejen de hacer en la prensa, porque es muy difícil romper la grieta con fogoneros todos los días en las páginas de los diarios”, agregó el ex ministro.