Daniel Alberto Fischberg y Jaime Geiler, dueños del taller clandestino de Luis Viale 1269, en Caballito, donde en el año 2006 murieron seis personas en un incendio, fueron sobreseídos por la justicia.
La resolución del juez Alberto Baños benefició a Fischberg y Geiler por “prescripción de la causa” y se basó en la primera imputación, que era por “estrago doloso”.
“El escrito menciona que luego la carátula pasó a 'reducción a servidumbre' y argumenta que no hay pruebas para certificar que estas personas, que eran los dueños del inmueble y además compraban la producción para sus marcas, supieran las condiciones de trabajo”, explicó Gabriel Chamorro, abogado de los familiares de las víctimas.
El letrado consideró que la sentencia “basa el sobreseimiento en la prescripción haciendo referencia al estrago, es decir, además de que no tomaron en cuenta los testimonios que se presentaron y que decían que al menos a Fischberg lo habían visto en el lugar, también es técnicamente inconsistente”.
“Es imposible que ellos desconocieran que la producción que compraban se podía hacer con la cantidad de personas para las que estaba habilitado el espacio”, indicó Chamorro.
En 2016, el Tribunal Oral Criminal 5, conformado por los jueces Rafael Oliden, Fátima Ruiz López y Adrián Pérez Lance, determinó que Juan Manuel Correa y Luis Sillerico Condori, los capataces del taller de Luis Viales fueran condenados a 13 años de prisión por los delitos de “reducción a servidumbre en concurso con estrago culposo seguido de muerte”. En el mismo fallo, el TOC ordenó que el juzgado de instrucción de Baños reabriera la investigación para determinar la responsabilidad de Fischberg y Geiler, quienes en la primera parte del proceso judicial se habían presentado sólo como testigos.
Habilitado en 2001 para cinco máquinas, allí trabajaban y vivían 64 personas y nunca había recibido una inspección, aunque los trabajadores señalaron durante el juicio haber presenciado visitas policiales que implicaban el pago de coimas en efectivo y con prendas de vestir.
El incendio ocurrió el 30 de marzo de 2006, cuando un cable de un televisor prendió el fuego que rápidamente se propagó por todas las instalaciones y provocó la muerte de Juana Vilca (de 25 años y embarazada), Wilfredo Quispe Mendoza (15), Elías Carbajal Quispe (10), Luis Quispe (4), Rodrigo Quispe Carvajal (4) y Harry Rodríguez (3).