A principio de año, la Unidad Fiscal de Delitos contra la Integridad Sexual cobró notoriedad al llevar al banquillo de acusados a un abusador serial que se hacía pasar por policía y atacó a 18 chicas en la calle. También por el caso de un hombre que durante años violó a dos de sus hijas e intentó matar a una de ellas. El primero fue condenado a 48 años de prisión; mientras que al padre agresor le dieron 39. Aunque estos fueron los casos más resonantes en relación a ese delito y a las altas penas, la Fiscalía recibe un promedio de entre 35 y 40 denuncias de abusos sexuales y acoso, por semana; y cada día hay al menos un par de audiencias orales relacionadas a esos delitos. La fiscal Carla Cerliani dijo que la cantidad de denuncias creció entre un 30 y un 40 por ciento desde diciembre pasado. También remarcó que el 90 por ciento de los hechos se da en el ámbito intrafamiliar; y que desde que existe la unidad especializada, no hubo absoluciones en los casos que llegaron a juicio. La irrupción del Ni Una Menos, a partir de 2015, y la denuncia pública y judicial de la actriz Thelma Fardín contra Juan Darthés, el año pasado, se analizan como disparadores que animaron a varias víctimas a hablar. 

A comparación de la cantidad de casos que llegaba al anterior sistema penal, que funcionó hasta febrero de 2014, se estima que comenzó a registrarse una suba en 2016, lo que "coincide con el movimiento social que generó el Ni Una Menos, pero también con que habían pasado un par de años del nuevo sistema penal y el hecho de que haya unidades especializadas genera que se hayan hecho denuncias de este tipo". Aunque las cifras oficiales se darán a conocer en el informe de gestión de la Fiscalía Regional, ya pueden advertirse diferencias con el año pasado: mientras que hasta 2018 se atendían un promedio de 25 denuncias semanales; a fin de ese año se empezó a registrar el último incremento.

Cerliani indicó que en la unidad hay acusaciones formalizadas por abusos sexuales simples, y por delitos más graves. Algunos hechos llegan a juicio oral; mientras que otros pueden cerrarse con salidas alternativas como abreviados. En ese sentido, la fiscal destacó de aquellas causas que llegaron a juicio oral y público, ninguna terminó con absolución. "Algunas han tenido modificaciones en cuanto a las calificaciones legales, pero todas tuvieron condena", dijo. Si bien es un reflejo del trabajo que se realiza en la unidad especializada, la funcionaria judicial planteó que no debe ser un dato en el cual centrarse porque una absolución "no significa que esté mal hecho el trabajo en la investigación".  

Al hablar de cómo es la actividad dentro de esa Fiscalía a partir de la denuncia de un caso, Cerliani indicó que "se parte de creerle a la víctima". Tras ello comienza la búsqueda de información de contexto que permita avanzar. "Las dificultades suelen ser la falta de testigos y que la mayoría de los sucesos no deja señales, porque las lesiones o muestra biológica aparecen en menos del 5 por ciento de los casos", lamentó. También planteó que como en el 90 por ciento de los hechos el abuso es intrafamiliar y muchas veces, hasta crónico, esa denuncia tarda en hacerse "por las circunstancias de amenazas y otras cuestiones; hasta que hay un detonante", marcó.

Incluso, planteó que "la víctima que se retracta es víctima del conflicto por el que pasa. También pueden tardar en contar y no decir todo en una primera entrevista. Hay casos donde solo tenemos relatos de adultos y la víctima no habla", ejemplificó.

Al mismo tiempo, señaló que las personas denunciantes llegan con más información de medios de comunicación, redes o asesoramiento y acompañamiento. Y dijo que entre los casos también hay niños víctimas y sucesos de más de 30 años. "Hay mujeres de 50 años que denuncian hechos de cuando tenían 11. Aún no hay jurisprudencia sentada sobre esto. Si bien hay algunos fallos a nivel nacional por el derecho a buscar la verdad, son de primeras instancias. Muchas veces hay que analizar el criterio de lo imprescriptible; pero los casos se analizan, se cita a las víctimas y demás", señaló.

Las penas para el delito tiene diferentes grados. Cuando el abuso es con acceso carnal y agravado, el mínimo es de 8 años (igual que en un homicidio); y el máximo es 20. En promedio, las condenas que hubo en la regional Rosario de la Fiscalía van entre los 10, 13 y 14 años. En tanto, en un abuso simple con agravantes las penas pueden ser de entre 3 y 10 años.