Este miércoles recomienzan oficialmente las campañas en Santa Fe de cara a los comicios generales de junio. La TV volverá a poblarse de spots publicitarios, esta vez con menos candidatos, y los debates entre los postulantes darán pie a la etapa de propuestas y definiciones. Omar Perotti, Antonio Bonfatti y José Corral ya tienen cita para cruzarse en la facultad de Ciencias Políticas de la Universidad Nacional de Rosario y los canales abiertos de la ciudad ya se acomodan para acordar una fecha para presentar la discusión pública.

Se supone que en esta etapa habrá definiciones, esas mismas que esquivó la mayoría de los postulantes en la etapa de las PASO donde lo importante para muchos era recortar su figura entre el enjambre de nombres y rostros que pobló la extensa boleta de concejales y diputados provinciales, más que nada.

A la hora de presentar propuestas y desarrollarlas es donde cualquiera puede dar el mal paso. Se expone a definiciones que no necesariamente pueden ser compartidas por la mayoría del electorado y quedan abiertas las posibilidades del retruque de los otros representantes. Roberto Sukerman, Pablo Javkin, Roy López Molina y Juan Monteverde se exponen a este proceso como aspirantes a la Intendencia de Rosario.

Pero más allá de los proyectos de cada uno para los temas fundamentales, estará la influencia del contexto político. Nadie piensa en una nacionalización de los comicios santafesinos del próximo 16 de junio, pero el escenario ha cambiado y se seguirá moviendo de aquí a octubre. A pesar de lo que digan los candidatos y su firme deseo de que el ámbito de discusión sea la provincia o la ciudad en el caso de Rosario; el electorado tendrá un ojo puesto en los vaivenes de la política grande.

Sebastián Granata
Sukerman puede verse beneficiado por una oleada triunfal peronista.

No es sencillo medir el impacto que tendrá, por ejemplo, la estratégica decisión de un sector del peronismo de llevar a la competencia a la fórmula Alberto Fernández-Cristina Fernández de Kirchner. Hasta aquí nadie sabía muy bien cómo jugaría sus fichas la ex presidenta y menos imaginaba una situación como la que finalmente se plasmó.

El peronismo santafesino aún se está acomodando al impacto. Para el kirchnerismo puro y duro no hay dudas, con la jefa jugando todo es positivo. Pero para los otros sectores que alcanzaron la unidad estarán atentos a los pronunciamientos -por ejemplo- del conjunto de gobernadores triunfadores y fuertes en sus provincias. Tanto en la nación como en la provincia, el PJ es conciente de que necesita todo para ganar. Por eso la única definición que se escuchó sobre el tema de Perotti fue "hay que trabajar por la unidad hasta el último minuto del cierre de listas", en referencia a la fecha establecida en junio, unos días después de las elecciones que se desarrollarán aquí.

La mayoría calculaba que las fórmulas nacionales se conocerían poco después de celebradas las elecciones santafesinas, pero los tiempos se precipitaron y semejante patada al tablero político no puede pasar desapercibida.

El peronismo se expresó de distintas maneras a través de sus dirigentes más encumbrados, el Frente Progresista mantuvo el silencio y Cambiemos salió inmediatamente a polarizar para no perder el tiempo. Corral dijo el mismo día que "más allá de lo que haga Cristina, el debate es entre dos modelos". Es claro que el candidato del macrismo intenta aprovechar el impulso para recuperar terreno en la contienda que lo tiene demasiado postergado en Santa Fe.

El socialismo no reaccionó con su reiterado discurso sobre la grieta y el voto en blanco para pararse en una tercera posición. Mantuvo el silencio y aún estudia cómo lo impacta esta definición. Aún recuerdan a Alberto Fernández hablando con ellos en la inauguración de Cemupro en Buenos Aires o antes aún, cuando era el enviado de Néstor Kirchner para tender puentes con Hermes Binner en la idea de la transversalidad política. De lo que sí están seguros es de que la referencia nacional que intentan construir con Roberto Lavagna, tiene la cancha marcada por todos lados. Por el kichnerismo por un lado y por Alternativa Federal por otro que lo quiere someter a una intensa elección interna.

En Rosario, Javkin querrá blindar la ciudad y su principal preocupación por ahora pasa por saber de qué manera jugarán los aliados internos a los que acaba de vencer en una durísima elección a cuyo resultado aún se están acomodando. Por el contrario, para Sukerman el pronunciamiento de Cristina y su decisión son música de campanas: La oleada peronista que ya se intuía lo puede arrastrar a costas más lejanas de las que suponía hasta el momento. Más afuera de la esfera de influencia de estos acontecimientos quedan López Molina por derecha y Monteverde por izquierda.

Es obvio que, más que nada en la ciudad, el electorado se comporta de una manera concreta en pos de las virtudes y defectos que ve en un candidato a intendente más allá de la fuerza política que representa. Pero un mínimo porcentaje forma parte del voto orgánico a un partido y si ese partido obtiene logros en otros distritos se forma un contexto triunfal que puede tener su incidencia. Es imposible saberlo hasta el momento justo de contar los votos al final de la elección, pero es una posibilidad siempre latente.

No hay que olvidar que se calculan en unos 200 mil votos más que habrá en la ciudad respecto de las PASO de abril, y que podrían ser casi 400 mil en toda la provincia teniendo en cuenta la gente que no votó en las primarias y que sí lo hará en esta general. Además de los votos impugnados por la confusión de las extensas boletas de los comicios pasados, y los votos blancos que podrían reducirse de manera significativa.