La pérdida de poder adquisitivo impactó de lleno en los niveles de consumo de la población. Una encuesta del Centro de Economía Política Argentina (CEPA) y Proyección Ciudadana reveló que el 73 por ciento de los ciudadanos redujo sus salidas recreativas en el Área Metropolitana de Buenos Aires, siendo el rubro que más retrocedió en un escenario de caída generalizada que también incluye ropa y calzado, alimentos, combustible y medicamentos.
El análisis por segmento socioeconómico muestra que el 53 por ciento de la clase alta redujo sus salidas. Entre la clase media ese porcentaje trepa al 69 por ciento y en la clase baja al 77 por ciento. Si se analiza por región, el retroceso es mayor en el Conurbano donde llega al 78 por ciento en la zona oeste frente a una disminución del 68 por ciento registrada en la Ciudad de Buenos Aires.
El segundo rubro más afectado por la crisis es ropa y calzado ya que el 69 por ciento de los encuestados declaró que redujo la compra de estos artículos, mientras que el 26 por ciento se mantuvo sin cambios. En el segmento socioeconómico alto la caída fue del 70 por ciento, entre la clase media del 64 y entre la clase baja también del 70 por ciento. Por región, se observa que la baja es mayor en el conurbano que en Capital Federal.
El podio de los recortes que aplican los hogares se completa con el rubro carnes ya que el 62 por ciento redujo su consumo y entre los sectores de menos ingresos ese porcentaje trepa al 67 por ciento.
La evolución de la caída del consumo puede ser explicada de manera secuencial: Una familia primero recorta sus gastos destinados a recreación, luego ajusta la cuenta destinada a indumentaria y si eso no es suficiente la poda llega a la comida. La crisis es tan pronunciada que los encuestados no solo recortan en carne sino también en gaseosas, lácteos y frutas y verduras. El 56 por ciento redujo los gastos en gaseosas, el 49 por ciento en productos lácteos y el 42 por ciento en frutas y verduras. Un caso excepcional resulta ser el de los fideos y el arroz, donde solo un 20 por ciento redujo sus gastos, que crecen porque actúan como sustitutos de carne y lácteos. También preocupa el rubro medicamentos ya que el 30 por ciento de los encuestados declaró consumir menos remedios, pese a que por lo general están asociados a tratamientos que no deben interrumpirse. La causa fundamental de estos recortes es la fuerte suba de los precios de los más consumidos se dispararon un 300 por ciento en promedio desde 2015.