La alta competencia deportiva suele estar vinculada, principalmente, a la disciplina profesional que requiere cada actividad. De esa manera, los protagonistas se desenvuelven en un círculo donde las responsabilidades y los compromisos le impiden vislumbrar muchas situaciones que ocurren a su alrededor, y que los termina distanciando de ciertas realidades. Por ese motivo, cuando aparece una acción que resalta la solidaridad y la nobleza, el asombro es todavía mayor si proviene del lado del deporte.
El running cada vez convoca a más público con intenciones de cambiar su forma de vida, y también aprovechando el beneficio que significa para la salud. Por esas razones se formó Potencia Aeróbica Team, un equipo de cerca de 100 corredores que se entrenan entre hasta tres veces por semana en la pista de atletismo del Parque Chacabuco, con metas que superan los límites de ese predio.
“Un día resolví armar mi propio equipo, destinado a lo que es primero el running, y después me trasladé a lo que son las carreras de aventura (trail running) y el triatlón. De esa manera formé ‘Potencia Aeróbica Team’, hace ya ocho años. El equipo lo creé como un estilo de vida, más allá de cualquier objetivo”, cuenta el profesor Juan Pablo Pérez, director del equipo y Licenciado en Alto Rendimiento Deportivo. Pérez llegó al running luego de haber incursionado en el fútbol, hasta los 19 años, y ver frustrada la chance de jugar en Primera División. “Tuve que decidir si seguía o estudiaba, y me dediqué a estudiar. Trabajé muchos años en San Lorenzo, y cuando me comunicaron que no seguía empecé con el running”, explica Pérez.
La pasión por correr fue creciendo en el grupo, y al mismo tiempo tuvieron la necesidad de extender el recorrido hacia otros sectores. “Hay una diferencia –explica Pérez– en lo que es equipo y grupo. En el equipo cada uno tiene un objetivo deportivo, pero para cumplirlo nosotros lo trabajamos desde el compañerismo y la solidaridad. ‘Solo no se puede nada, y en equipo se puede todo’, ese es nuestro lema. Y nos dimos cuenta que podíamos hacer algo más, que nos podíamos organizar y cumplir un objetivo por fuera de lo deportivo. Así surgió la idea de apadrinar un merendero. Nos empezamos a organizar y se formó así una Comisión Interna que es Potencia Solidaria, que es la que lidera todo. Una vez por mes nos juntamos y organizamos actividades: teemos cuatro acciones puntuales por año, y cada mes recolectamos dinero en efectivo y mercadería”.
El lugar se llama Pancitas Llenas, está en Virrey del Pino, partido de La Matanza, y funciona en un ambiente humilde y precario. “A una de las chicas del equipo le pasaron el dato y fuimos a conocer el merendero. El lugar nos gustó porque no está politizado, no les interesa para nada todo eso. Desde ese punto nos vino bárbaro, porque nosotros tenemos el mismo pensamiento”, aclara Pérez, que también es Guardavidas de Cruz Roja y Triatleta Ironman.
–¿Y cuál es la meta de mínima que tienen con el lugar?
–Lo primero es que puedan tener la merienda de lunes a viernes. En un momento quisimos hacer el almuerzo pero no pudimos llegar, ya que de 30 chicos se fue a 80, todos del barrio. Y también hay 14 madres. Las paredes son de chapa, y nosotros intentamos levantar una obra pero no se pudo todavía.
El equipo realiza diferentes actividades para motivarse y poder colaborar más con los chicos. En una de ellas llegaron a juntar 110 litros de leche y 60 paquetes de galletitas. “Tenemos que generar todo el tiempo actividades para que los integrantes del grupo se enganchen, porque hay que comprar garrafas, hay que ayudarlos para pagar la luz, todo”, explica Pérez. Y agrega: “Con errores y aciertos lo vamos logrando, aprendemos día a día. Siempre apuntamos a más, pero le damos mucha importancia al proceso. Se necesita tiempo, paciencia, perseverancia, y esfuerzo. Nuestro aprendizaje es que cada uno cumpla un rol, y cada rol es importante. ‘La huella de los que caminan juntos nunca se borra’, es nuestra frase para lo que es el grupo con el merendero”.
Potencia Solidaria se dio cuenta de las necesidades que tienen esos niños, y con voluntad y compromiso le terminan provocando una sonrisa cada vez que tienen la merienda servida.