Antonella, con 19 años, quedó detenida en la cárcel de San Rafael, donde fue a parar acusada por el homicidio de su bebé recién nacido, ocurrido en General Alvear la semana pasada. El caso es horrendo por donde se lo mire. Lo curioso es que se lo mira desde un solo lado, donde toda la responsabilidad recae sobre sus hombros, como si hubiera sido tomada por una furia demoníaca imprevista, mientras la familia alegó no saber nada del embarazo de la hija con quienes convive y convivió los 9 meses de gestación. La fiscal del caso, Ivana Verdún, se remitió a informar que la joven es consciente de sus actos, confirmó que tras recopilar testimonios en el círculo familiar la familia no sabía nada del embarazo; y que no se sabe quién sea el padre. “No hay reflexión de parte del Poder Judicial que solamente dice que es consciente de sus actos –dijo a Página/12 Natalia Paya, integrante de la agrupación de género Macacha Güemes, en el departamento de General Alvear, y referente de #NiUnaMenosGeneralAlvear–; no hay reflexión de parte de la sociedad ni de los medios, que impulsan el odio de la gente en lugar de preguntarse cómo es que llegó a esta situación, si fue violada”.
Antonella vive con su familia, en un barrio popular de General Alvear, un distrito sureño de Mendoza con fuertes marcas de credos religiosos que cruzan la sociedad. De hecho, la familia de Antonella pertenece a una iglesia evangélica. Según lo que refirieron a los medios locales –pese a que insisten en mantener el silencio– fueron sorprendidos porque desconocían el embarazo de la joven. La misma versión informó la fiscal Verdún, quien recogió esa información (yo-no-sabía-nada) de la propia familia.
El domingo 12 de mayo, a la madrugada, parió sola en el baño de su casa. Sus padres escucharon gritos. Cuando acudieron se encontraron con la escena. La madre envolvió al bebé en una toalla, llamó una ambulancia y fue trasladado al hospital local Enfermeros Argentinos donde lo atendieron y luego fue trasladado al hospital Schestakow, en San Rafael, a 90 kilómetros, donde finalmente murió. La joven, también fue internada en el hospital local. Luego fue trasladada a Mendoza donde le realizaron el peritaje psicológico que determinó que es consciente de sus actos. Fue la muletilla con que la fiscal Verdún notificó el caso. Luego fue trasladada a la comisaría 46 de Bowen y, ya imputada por homicidio agravado por el vínculo, enviada al penal de San Rafael.
“Nadie se pregunta cómo una adolescente llega a ese estado –dijo Natalia Paya–. Lo único que dicen es preocupante, el odio con que la gente salió impulsada por los medios, la violencia con que salieron a hablar. Relacionan todo con el proyecto IVE, ni siquiera piensan sobre lo que plantea el proyecto. Lo paradójico es que quienes se embanderan como ‘provida’ salgan con tanto odio a reclamar la pena de muerte.”
“Hay un hermetismo terrible de aquellos ámbitos donde se debería escuchar otras palabras, la secundaria que recién terminó –cuestionó Laura Chazarreta, referente de La Colectiva, de NiUnaMenos Mendoza, de Patria Grande y candidata a diputada provincial por Unidad Ciudadana–. Pero no extraña porque son ámbitos muy ligados a sectores de derecha de la iglesia. Para dar una idea de lo que se vive acá, Verbo Encarnado, una congregación de la ultraderecha católica, en el país solo tiene sede en San Rafael y después en otros países. El peso que tiene sobre la idiosincracia de la sociedad es terrible, el mandato patriarcal que tienen estos sectores.”
¿Nadie se pregunta si el silencio de la chica es porque cubre un abuso de alguien cercano?
“El ocultamiento de ella quizás es a una violencia extrema –sostuvo Chazarreta–. Hay un alto porcentaje de violaciones dentro de nuestras casas. Pero eso no se tiene en cuenta. ¿Qué hay para que ella no haya podido decir que estaba embarazada? Esto pasa dentro de un modelo patriarcal donde sí o sí tenemos que ser madres, sea la causa que sea la que nos llevó a estar embarazadas. Es necesario exigir a la justicia que toda la investigación se haga con perspectiva de genero”.
Paya agregó que visitarán a Antonella como agrupación, “para que sienta que tiene contención y que no está sola”.